¡ Hola, niños guapos!. Mi nombre es Carlota y lo que me gusta hacer, es ir todos los días a casa de mi abuela. Cada vez que voy a su casa, me enseña a jugar al parchís, a saltar a la comba, ella no salta, pero me dice como tengo que saltar, me enseña a pegar las pegatinas y jugamos a otros juegos. Hoy, ha querido venir conmigo, yo no quería, pero insistió tanto que la he tenido que traer. ¿ Queréis conocerla?. En serio ¿Qué queréis conocerla?. Pues me tenéis que ayudar a llamarla muy fuerte y muy alto. Porque mi abuela está un poco sorda y vendrá despacio porque ya sus piernas le fallan. Su nombre es Dorotéa, escuchadme, cuando cuente tres la llamamos. ¿Estáis preparádos?. Venga, a la 1, a las 2 y a las 3.
- Doroteaaaaaa, Doroteaaaaa, Doroteaaaaaa
-Vaya por Dios, no ha dado resultado. A que me tocará ir a buscarla. La llamamos por última vez y si no viene la voy a buscar. ¿ Queréis?. Empezemos otra vez: A la 1, a las 2 y a las 3
- Doroteaaaaaa, Doroteaaaaaaa, Doroteaaaaaaaa
- Nada que no sale, iré a buscarla. No os mováis que vengo enseguida con ella. Seguro que está en el salón tranquilamente viendo la televisión y como tendrá el volumen tal alto no nos oirá. Abuelaaaaa,
¿ Qué haces?. No nos has oído que te hemos estado llamando. Claro, estás aquí con la tele tan alta que como para oírnos. Vamos, han venido unos niños a vernos.
- Perdona, hijita, es que ya sabes que no oigo muy bién. Además estába viendo mi serie favorita, que sabes que me gusta mucho y no me la pierdo nunca. ¿ Qué me habías dicho?. ¿ Qué han venido lagartijas a vernos?.
- Abuelaaaa, que han venido niños, no lagartijas. Que mal escuchas hoy. ¿ Qué te está pasando?. Anda, venga, vamos a ver a esos niños. Yo te cogeré de la mano, para que no te tropieces.
Después de que los niños estuvieron esperando un largo rato, por fín aparecieron las dos. La abuela venía demasiado cansada y eso que venía con el bastón y agarrada de la mano de Carlota. Ésta le puso una silla para que se sentase a descansar.
- Ya estámos aquí, chicos. Sentimos mucho el retraso, pero es que mi abuela no puede ir más rápido. Abuelaaaaaa, saluda a estos niños, venga.
- ¡ Hola, lagartijas!. Carlotita, hija, no me gustan mucho como me miran esas lagartijas. A ver si me van a comer.
- No son lagartijas, abuelaaaaaa. Son niños y te lo he comentado antes. Vamos a enseñarles a ellos también a jugar a ese juego tan divertido como es el parchís.
Dorotea, la abuela, accedió a jugar con Carlota al parchís. Su abuela se había puesto muy contenta porque había ganado a ese juego tan divertido. Pero a Carlota no le importó perder, ella nunca se enfadába. Quería seguir jugando, pero no había forma de hacerlo, pues Dorotéa se doría toda. Su nieta la despertába, pero nada, ella volvía a dormirse y así sucesivamente.
Carlota tomó la decisión de llevarle a su abuela otra vez a la casa. Pero antes se despidieron las dos de los niños que habían ido a verlas.
Dibujos de Internet
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