viernes, 23 de noviembre de 2018

LA BAILARINA MARTINA

Había una vez, una pequeña niña, llamada Martina. Ésta quería ser bailarina, pero sus padres no la dejaban, porque creían que no se le daba bien.
Cada vez que le decían eso, la pobre Martina se ponía muy triste. La niña miraba videos de chicas haciendo ballet y se ponía su traje de bailarina e imitaba los pasos que hacian ellas. Su madre que tenía el oido super fino comenzó a escuchar música y no sabía de donde venía. Se dirigió hasta la habitación de su hija y con mucho cuidado abrió la puerta. Vió que estaba bailando y además lo hacía muy bien. Cerró la puerta despacio y bajo a decírselo a su marido. Decidieron que la llevarían a una academia de ballet. Ese mismo día, cuando estában en la mesa cenando y vieron la cara de pena que tenía la muchacha, le comentaron que iría a una academia. La niña se puso loca de contenta y empezó a darles las gracias a sus padres.
A la mañana siguiente, su madre acompañó a la pequeña a una academía que estaba al lado de la casa. La apuntó y esa misma tarde comenzó con sus clases.
Iba con su equipo de ballet ya puesto y dispuesta para bailar. La profesora les explicaba como tenían que hacer los pasos.
Pero, la pobre Martina se estaba tropezando todo el rato y fué a parar varias veces al suelo.
Algunos niños se reían de ella de lo torpe que era. La profesora que era muy dulce y buena, les llamó la atención. Pero a ellos les daba igual seguían con sus risas.
La pobre muchacha, no sabía como hacer y estaba un poco disgustada.
Al finalizar la clase, su profesora Ana, se acercó y le comentó:
- No te preocupes, cariño. Es tu primer día. Es normal que te tropieces, ya veras como mañana lo harás mejor. Todos hemos empezado como tú y nos hemos deslizado y caido al suelo. Pero como ves aquí estamos.
- Lo sé, pero yo tengo videos de bailarinas y sigo los pasos que hacen ellas. Pero no sabía que era tan dificil.
- Tranquila, princesa. Verás, que poco a poco se te irán quedando todos los pasos en la cabeza. Ensaya todos los días en casa. ¿ Vale?. Ahora vete a descansar a casa. ¡ Hasta mañana!.
- ¡ Hasta mañana!. Gracias por tus ánimos.
Al día siguiente volvió y otra vez se tropezó. Pero ella seguía intentándolo y otra vez cayó al suelo. Hasta que llegó un momento en que se dijo:
- No me rendiré, seguiré haciendo los pasos y ya verás como al final lo conseguiré.
Pasaban los días y la pobre seguía con sus tropiezos. Pero, no decaía, seguía con fuerzas. 
Esos niños volvieron a burlarse de ella. Martina hacía oidos sordos y seguía con lo suyo.
Al final, despues de todo lo que había pasado, consiguió su objetivo, hacerlo lo mejor posible. Esa misma tarde la profesora les dijo:
- Chicos, mañana por la tarde tendremos una actuación para los padres. No os olvidéis decírselo a ellos y si alguno no puede venir que vengan los abuelos.
Todos estában encantados y se fueron a casa para comentarselo a sus respectivos padres.
Al día siguiente, Martina se maquilló un poco, a ella no le gustaba mucho pintarse los ojos y los labios. Pero hoy era un día especial para ella y tenía que ir guapa. También se puso su traje de ballet.
Los padres que estaban muy orgullosos de ella, la llevaron y se quedaron a ver el espectáculo.
Martina , se puso en la primera fila para el baila y en la segunda estaban los que se habían burlado de ella.
Comenzó la función y todos los bailarines comenzaron a danzar. 
Al finalizar, todos los padres se pusieron de pie y los aplaudieron fuertemente, con" bravos" icluidos.
Ana, se acercó a ellos y les dió la enhorabuena. Estaba orgullosa de todos sus alumnos, pero en especial de Martina. Porque ella había luchado tanto para llegar a donde había llegado.
Todos los crios se bajaron del escenario y se dirigieron a saludar y a abrazar a sus padres.
La niña se abalanzó hacia ellos y estaban tan felices por ella. Que le comentaron:
- Hija, no lo dejes nunca. Eres increible, no sabíamos que lo hacías así de bien . Eres espectacular. LLegarás a ser una gran bailarina el día de mañana. Ya lo verás.
Los tres se fueron a casa cantando, estaban euforicos.
MORALEJA:
Nunca hay que reirse de los demás aunque hagan las cosas mal, aunque se tropiecen y se caigan. Todos alguna vez hemos cometido errores.

domingo, 21 de octubre de 2018

CELESTE, LA VIEJA CASCARRABIAS Y FLOR, LA ALEGRE Y ENCANTADORA NIÑA

En una pequeña casa que estába situada en un enorme bosque, vivía una viejecita que no era muy agradable que digamos. Siempre se estába quejando de todo y se molestába cuando alguien ibá a interrumpirla siempre que estába haciendo algo importante. Su nombre era Celeste. 
A su casa, solía ir su mejor amiga y cada vez que iba la invitaba a tomar algo y se sentaban y se ponían a cotillear de lo que pasaba en el pueblo. Ésta viejecita solo tenía a ella, ¿ Sabéis por qué?. Pues porque la gente del pueblo  no la quería porque tenía muy mal caracter y siempre les llevaba la contraría a todos. Además de ser así, era muy criticona.
Un día, estando en la casa con su conocida, alguien llamó a la puerta. A ella, que no le gustában mucho recibir visitas, se levantó del asiento de muy mal humor y se dirigió hacia la puerta:
- ¿ Quién me viene a molestar?. ¿ Quién es la que se atreve a golpear así a la puerta?. Ahora que estoy yo aquí tan tranquila hablando de nuestras cosas.
Al abrir, se encontró con una simpática y dulce niña.
- Mira, muchacha. ¿ Por qué vienes aquí a interrumpirme?. ¿ Qué es lo que quieres de mí?. No tengo tiempo para tí, lo siento. Puedes irte.
- Pero, señora. Es que mi mamá me pidió que viniese, pues dice que usted hace quesos. Venía para llevarle alguno.
- Marchate, que ya lo de los quesos se terminó, ya me deshice de las vacas, de las ovejas y de las gallinas. Tan solo tengo a Fifí mi gatito y mi fiel amigo Bigotes. Él es uno de los perros más listos y obediente que he tenido ¿ Verdad, Bigotes?. Ahora, hazme el favor de irte de una vez. No me gustan que los niños estén por aquí alrededor de la casa y revoloteando. 
Celeste, sin darle más explicaciones a la niña cogió y cerró con bastante ímpetu. Flor, que así se llamaba la pequeña, se quedó un poco triste. La pobre vió que estába oscureciendo y le daba un poco de miedo volver sola a su casa. Pensó en volver a llamar a la casa de esa anciana, pero no quería volver porque esa señora se lo había dicho muy claro.
Vió que al lado había un establo y fué allí para pasar la noche. Su madre estába muy preocupada, porque  su hija no volvía y ella pensába que le había pasado algo por el camino. Luego se dijo a sí misma, que a lo mejor esa malvada se habría comparecido de su pequeña y la habría recogido en su casa.
A la mañana siguiente, cuando Celeste fué al establo a ver a su caballo blanco, llamado Aquiles. De repente, oyo un extraño ruido que salía de entre las pajas y pensó, será este horroroso caballo que no hace más que pegarme sustos. Sacó a Aquiles de su lugar y seguía escuchando esos ruidos de malolientes pajas. Ella estába muy asustada y preguntaba:
- ¿ Quién está ahí?. El que sea que salga ya, si no, le tengo que decir que tengo una escopeta en mi mano y se me puede disparar en cualquier momento.
La niña toda asustada salió diciendo:
- No dispare señora, soy yo, la que vino ayer. Ahora mismo me voy y no le molestaré más.
- ¿ Por qué te escondiste ahí?. ¿ Cómo no te fuiste a tu casa?. No te dije que no me gustaba que los niños estuviesen cerca de mi casa.
- Lo sé, pero es que había oscurecido y yo tenía mucho miedo de volver. Entonces, pensé en esconderme aquí en el establo. Lo siento, ya me marcho.
- Espera un momento. Que yo no soy tan mala como dicen en el pueblo. Pasa, te daré un vaso de leche y unas galletas, si te apetece, claro.
- Si, muchas gracias. LLevo sin comer desde ayer por la tarde. Tengo muchísima hambre, además yo como muy bien y desayuno tambien. Que a mi madre no le doy problemas en ese sentido, como todo lo que me den.
- Está bien, pero antes vete a lavarte las manos. Una vez que hayas terminado de tomar el vaso de leche, te coges y te vas. Otra cosa más no te quiero volver a ver por aquí nunca más ¿Vale?.
-Lo he entendido perfectamente. Gracias, Celeste por todo.
La pequeña se tomó el vaso de leche con sus galletas que le había preparado la anciana y ella se lo bebió con muchas ganas. Miraba a la viejecita y veía lo seria que estaba. Tenían razón los del pueblo al decir que era una persona con bastante genio y que no era muy simpática. Pero tenía un gran corazón y eso Flor lo sabía. Una vez que terminó el desayuno, la criatura se despidió de esa anciana cascarrabias y ella le volvió advertir de que no volviese nunca más.
Pero cuando Flor se fué, Celeste sintió el vacio que había dejado esa simpática y encantadora niña. Se decía a sí mismo que no debería a ver sido así de dura con esa dulce Flor. Se sentía Sola y Triste, su amiga venía de vez en cuando a verla, pero no era lo mismo.
Ese mismo día, volvió la alegre muchacha a casa de esa malvada Señora. No se atrevía ni a llamar, la pobre estába tan asustada, pero al final lo hizo. La ancianita se dirigió rápidamente a abrirla y la mandó pasar. Le comentó que sentía mucho el haberla tratado así y que a partir de ahora sería bienvenida en esa casa. Ella se extrañaba y se preguntaba.
- ¿ Por qué ahora está así de simpática?. ¿ Qué raro?. Ella no es así, me trató muy mal hace unos días.
Celeste le explicó que había recapacitado y que se sentía culpable del mal trato que la había dado. Le comentaba que se sentía sola y que le encantaría que fuese todos los días a verla y así hablarían de todas las cosas que les pasaban en el día. Flor accedió a ir a verla y a acompañarla, ya que la niña era una persona muy sensible y no le importaba ir. Iba todos los días no faltaba ni uno, cada vez que entraba por la puerta la viejecita se ponía muy contenta al verla. Al final la ancianita recapacitó y pensó que nunca más volvería a tratar mal a las personas.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

TINA LA SERPIENTE DE COLORES

¡Hola, Chicos!. Seguro que os acordaréis de mí, para los que no me hayan visto nunca, me presentaré. Mi nombre es Coruja. Hoy vengo muy bien acompañada, ha venido una buena amiga. Un momento, no hagáis ruido, voy a buscarla y cuando venga, la aplaudís muy fuerte. ¿ Vale?.
Pero que pasa, ¡ Hala!. ¡ No está en la maleta!. Siento deciros, niños y niñas que mi querida amiga, no ha podido venir. Que raro, no se me habrá escapado otra vez, tener cuidado no sea que esté detras de alguno de vosotros mirad bien y si está me la traeis. Creo que ya la oigo moverse. Pero bueno, si estás aquí, Tina. ¿ Dónde estabas?. ¿ Qué dices?. Más despacio, que no hay nadie que te entienda.
Me comenta que estába atrapada y que por eso no podía salir. ¡ Niños y niñas con todos vosotros la bella serpiente de Colores!. Su nombre es Tina. ¿ Véis que colores tan bonitos tiene?.
Pero hoy te noto un poco triste. ¿ Qué te pasa?.¿ Te ha pasado algo en el colegio?. Dimelo, a lo mejor te puedo ayudar si quieres.
Me cuenta que estaba ella tan tranquilamente arrastrandose por el suelo cuando de pronto se acercó un enorme elefante y le quiso quitar uno de sus colores. Pero ella, como es tan valiente, se defendió de él. Cuando el señor elefante se fué, apareció un feroz león. Se acercó a Tina para ver los colores que tenía y al igual que el elefante, deseaba tener uno de esos animados colores. Pero ella se dió cuenta y escapo de ese malvado y feroz animal.
La serpiente se preguntaba:
- Pero,¿ Qué esta pasando que todos los animales quieren quitarme mis colores?. ya sé, seguro que les gusto mucho y me tienen envidia porque ellos no tienen unos colores tan vivos como los míos.
En ese momento que estába diciendo eso, llegó un lindo y encantador conejo y le comentó:
- ¡ Hola, Señora Serpiente!. ¿ Cómo está usted?. La veo muy guapa y está llena de diferentes colores que llama mucho la atención de cada uno de nosotros.
- Gracias, Señor conejo. Es usted todo un galán. ¿ Qué hace por aquí?. ¿ A dónde va?. 
- Iba a casa de mi amiga la tortuga. Si se quiere venir, puede acompañarme. ¿ Como se llama?
- Mi nombre es Tina y usted tiene nombre ¿ Verdad?.
- Si, soy Blanquito. Pero dese prisa, que si no no llegamos a casa de mi amiga. Además, si llegamos tarde se enfadará y me está esperando.
Comenzaron a andar, andar, andar, y andar. Hasta que por fín llegaron a la casa de la Señora Tortuga.
El conejo llamó fuertemente a la puerta, porque Mona, la tortuga, que así se llamaba, estába un poco sorda y además de eso era muy lenta.
Ella abrió y saludó a sus amigos:
- ¡ Hola, Blanquito!. ¿ Hoy me traes a alguien más?.
- Si, Mona. Esta es Tina la serpiente de colores y quería venir a conocerte. Si no te importa, comerá con nosotros también.
- Pasar, pasar los dos. Claro que no me importa que haya venido, tengo comida de sobra. Vendréis hambrientos. ¿Verdad?.
- Claro, tenemos muchas ganas de comer. Sabemos que tu cocinas de maravilla y por el olor deduzco que has echo lo que a mí más me gusta. ¿ Verdad, amiga mía?.
- Claro, Blanquito. Que he hecho tu comida favorita, sabes que siempre que vienes te la hago.
Los tres se sentaron en la mesa y comenzaron a probar ese alimento que había cocinado la Tortuga. La serpiente se quedó mirando a los dos y se dijo para sí misma:
- Que suerte tengo, por fín he encontrado a dos animalitos con los que puedo estar agusto y con los que se puede hablar tranquilamente de nuestras cosas, sin que nos peleemos.
Al finalizar la comida, llegó la hora de despedirse de Mona. Las despedidas entre ellos eran un poco duras, porque los dos se echaban a llorar, aunque se veían con frecuencia. Pero se llevaban tan bién, que Blanquito siempre defendía a su amiga y la quería mucho. 
Cuando salieron de la casa, Tina le comentó al conejo que se lo había pasado muy bién y que a ella también le gustaría ser su amigo. El accedió y se fueron cada uno de ellos a sus casas.
Se volvieron a ver al día siguiente, al siguiente, al siguiente y así sucesivamente.
Colorín Colorete por la chimenea sale un cohete

domingo, 23 de septiembre de 2018

PAPA NOÉL Y PLIN EL ELFO

¡ OH, OH, OH, OH!. ¡ FELIZ NAVIDAD, NIÑOS Y NIÑAS!. ¿ Habéis visto a mi ayudante por aquí?. ¿ Qué no sabéis quienes son mis ayudantes?.
Os diré quienes son. Son los Elfos. Ellos me ayudan a envolver todos los regalos que me habéis pedido. Yo leo todas las cartas que me escribis, la verdad que algunos sois unos artistas, porque me hacéis unos dibujos maravillosos. Otros me pedís cada jueguete, que hay veces que me lo pienso en daroslo. Por ejemplo, el otro día me escribió un niño que tenía cinco años y ¿ Sabéis que me pidió?. Pues me pidió un móvil, yo me quedé leyendo bien la carta y me dije:
- Pero este niño que me pide un móvil o una wii. Voy a leerlo mejor no sea que lo haya leido mal. 
Pero no, lo había leido bien me había pedido un móvil. Yo pensé que qué era eso tan raro que me había pedido Lucas que es este niño del que os estoy hablando. Yo no sé que es un móvil ¿ Vosotros sabéis que es un móvil?. ¿ Quienes de los que están aquí tienen un móvil?. Si lo lleváis encima en los bolsillos, enseñármelo, por favor. Nunca he visto uno y no sé como es.
Mira esa niña tiene uno, dejamelo ver, por favor. Ven aquí,  enseñame que se hace con este aparato. Se puede jugar, o para que sirve. Es que primero tengo que saber si le conviene a Lucas o no. Pero me parece que para un niño de 5 años como que no es bueno. ¿ No creéis?. 
¿ Sabéis que tengo en este saco?. Tengo todos los regalos que me habéis pedido, aunque creo que alguno se ha portado un poquito mal, pero como estamos en Navidades, todo se olvida ¿ Verdad, chicos?. También suelo llevar regalos a los niños que están en los hospitales, porque ellos también disfrutan  cuando voy a verles. 
Bueno chicos y chicas, voy a buscar a mi Elfo, a ver si se ha escondido. No os mováis, ahora vengo. Una cosa, si le véis decirle que lo estoy buscando.
Cuando me marché para ir a buscarlo, nada más irme apareció Plin, el elfo. Él saludó al publico y se volvió a esconder.
- ¡ Hola, niños!. ¿ Lo habéis encontrado?. Anda que bién que lo hayáis visto. ¿ Sabéis por dónde se ha ido?. Escuchar, no oís un tintineo de un casacabel. ¿ Lo oís?.
Cuando menos me lo esperaba, apareció Plin el diminuto Elfo que había estado escondido.
- Por fín, ya era hora. Llevo toda la tarde buscandote. ¿ Dónde has estado, amigo mío?. Que estábas atando a los renos, vale eso está muy bién. ¡ Niños y niñas, con todos vosotros el gran Elfo Plin!. Demósle un enorme aplauso.
- ¡ Hola, Papa Noél, niños y niñas!. Siento haberos hecho esperar pero estaba atando a los Renos para que no se escapasen. No os enfadéis que hoy es Navidad y es un día para estár muy contentos. ¿ Les has enseñado ya sus regalos?.
- No, Plin. Sabes que los regalos se los llevaré a sus casas cuando estén todos los niños dormidos, si se los doy ahora no sería sorpresa. ¿ Verdad, chicos?. Bueno, ya que estámos en Navidad y ya que nuestro buen amigo el Elfo está con nosotros. ¿ Queréis cantar un Villancico?. El que vosotros queráis, pero me tenéis que ayudar un poco, porque mi voz está afonica. La de Campanas sobre Campanas.
Camapanas sobre Camapanas,
y sobre Campana una
asomate a la ventana
verás al niño en la cuna
Belén, campanas de Belén,
que los ángeles tocan
¿ Qué nuevas me traéis?.
- Muy bién chicos, ahora os daré un pequeño obsequio y el día 25, deseo que estéis esa noche todos en la cama. El que no vaya a la cama y me espere levantado ese niño o niña no tendrá lo que ha pedido. Así que ya sabéis, nada de acostarse tarde.
¡OH, OH, OH!. ¡ FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!. Vamos Plin cogamos los Renos, iremos primero a los hospitales.¡ Hasta siempre y recordad portaros bién !. Ya sabéis que yo os estoy viendo siempre

EL DINOSAURIO DINO NO PODÍA APOYAR LAS PATAS

En un antiguo y frondoso bosque, vivían una familia de dinosáurios. Tenían tres hijos, uno de ellos se llamaba Dindín, el segundo era Dondón y el más pequeño de los tres era Dino.
Un día Dindín les preguntó a sus hermanos:
- ¿ Queréis que vayamos a jugar a ese juego tan chulo como  es el escondite?.
Ellos respondieron que sí. Sería divertido.
Cuando salieron, sus padres les advirtieron de que tuviesen mucho cuidado, pues había algunos animales que eran muy peligrosos.
Ellos les comentaron a sus padres, que no se preocupasen y que no se alejarían mucho. Pero al final caminaron tanto que perdieron de vista la zona donde vivían y se desorientaron.
Dindín les dijo a sus hermanos:
- Dondón, Dino, creo que nos hemos alejado mucho y ahora no sé si sabremos volver.
- Dindín, Dondón, yo quiero volver con mamá y papá. Tengo mucho miedo y si viene otro dinosaurío más grande que nosotros y nos come.
- Tranquilo Dino, nosotros te protegeremos. Además hemos venido a jugar al escondite. Verás lo bién que lo vamos a pasar.
Dindín comenzó a contar y Dondón y Dino rápidamente se econdieron. Cuando el mayor acabó de contar, empezó a buscar a sus hermanos. Al primero que encontró fué a Dondón y Dino debía estár bien escondido porque no aparecía por ningún lado. Después estár un buén rato buscándolo por fín lo encontró.
Ahora le tocaba a Dondón contar y a los otros esconderse. El pobre Dino se escondió entre unos matorrales, donde había pinchos. No se había dado cuenta y ahí se quedó prendido. Dondón, terminó de contar y fué en busca de sus hermanos. Buscaba a Dino por un lado, luego por el otro y nada, y seguía sin aparecer. De pronto, a lo lejos vió los matorrales llenos de pinchos y se dirigió allí.- Por fín te encontré. Pero Dino no podía salir porque se había enredado entre las espinas.
- Dino, ¿ Qué te pasa?. ¿ Por qué no sales?
- Porque tengo muchos pinchos en mis patitas y no puedo apoyarlas. Me duelen mucho.
- Venga, no será una broma tuya. ¿ Verdad?.
- No estoy bromenado. Si quieres miras a ver come están y te darás cuenta que es verdad.
Dondón le miró sus patas y las vió llenas de pinchos. Este llamó a su hermano:
- Dindín, ven rápidamente. Mira como las tiene nuestro hermano.
Cuando llegó y las vió no se lo podía creer.
Le preguntaron:
- ¿ Qué vamos a hacer ahora contigo?. ¿ Cómo vamos a llevarte a casa?.
El mayor tuvo una gran idea, les comentó que él lo llevaría en su lomo.
- Dondón, cogele con mucho cuidado y ponmelo encima de mi lomo. Lo llevaré a casa así.
Dondón hizo lo que le había mandado su hermano, le puso encima de él y empezaron el camino de vuelta a casqa. Dino se quejaba y lloraba porque le dolían mucho las heridas.
Cuando llegaron a casa, sus padres vieron que el pequeño de sus hijos estába llorando. Vieron sus patitas llenas de pinchos y su mamá tranquilamente comenzó a quitárselas una a una. El lloraba, lloraba, lloraba y lloraba, porque le hacía mucho daño.
Cuando su madre terminó de quitarle todas las espinas, él intentó ponerse de pié. Pero no había forma, pues tenía doloridas sus patas.
Él les comentó a sus hermanos que nunca más jugaría a ese juego tan divertido como era el escondite. Ya que el pobre había tenido mala suerte o como se suele decir había tenido mala pata al haberse caido entre los matorrales llenos de pinchos.

viernes, 31 de agosto de 2018

PANO, EL GUSANO VALIENTE

Erase una vez un pequeño  gusano llamado Pano. Caminaba por el bosque arrastrandose y cuando oía algún grito de un animal pidiendo ayuda, ahí iba dispuesto a ayudarles.
Un día oyó los gritos de un enorme y tranquilo hipopótamo. Fué hasta donde estába y vió que un feroz tigre quería atacarlo. El al ver al tigre, se dijo para sí mismo:
- ¿ Cómo voy a sal var al pobre hipopótamo, si el tigre es más grande para mí?. Ya sé, me subiré al lomo del tigre y empezaré a hacerle cosquillas.
Así lo hizo se subió al lomo del gran  y feroz tigre y comenzó a hacerle cosquillas. El pobre felino no paraba de reirse , tanto se reía que llegó a cansarse y se empezó a rascar muy fuerte. Tan fuerte se rascó que tiró al suelo al pequeño gusano.
El señor hipopótamos le dió las gracias y se presentaron:
- ¡ Hola, señor hipopótamo!. Mi nombre es Pano y espero que usted no me pise. Ya que soy muy pequeño.
- ¡ Hola Pano!. Yo soy Hipo y te agradezco mucho que me hayas salvado de ese malvado tigre.
Después de que Hipo le agradeciese lo que había hecho por él, siguió su camino. Al igual que lo hizo Pano el gusano, se fué despidiendose del hipopótamo.
Seguía su camino lentamente, cuando de pronto volvió a escuchar unos gritos y unos llantos a la vez. Se dirigió hasta donde estába el animal y vió que era una pobre mariquita que se había alejado demasiado del lado de su madre. Se sentía sola y triste porque no encontraba a su mamá.
Pano le comentó:
- No te preocupes, encontraremos a tu madre. Vente conmigo, pequeña. Solo me tienes que decir por donde estábais ¿Vale?.
- No recuerdo bien, pero creo que era por ese camino. Quiero verla, necesito estar con ella.
- Tranquila, la encontraremos.
Siguieron el camino que la mariquita le había indicado. De repente, oía a alguien que estaba llamando a Rita. Ella supo que aquella voz era su mamá.
- Es mi mamá, vamos Pano. Me está llamando.
- Voy Rita, tranquila. Primero tenemos que saber de donde viene la voz.
A lo lejos vieron una sombra que no se apreciaba muy bién quien era. Cuando se fueron acercando poco a poco, vieron que efectivamente era Lupita la madre de Rita. Las dos contentas se fundieron en un gran abrazo y agradecieron a Pano todo lo que él había hecho.
El se fué contento y feliz, estaba orgulloso de sí mismo de lo que había hecho ese día.
Había ayudado a Hipo, el hipopótamo y a Rita su dulce mariquita.
Moraleja:
Si un compañero u otra persona necesita ayuda, hay que prestársela y no quedarnos parados, viendo lo que le está pasando

ANABEL, LA SERPIENTE QUE SE SENTÍA SOLA

Este es el cuento de una serpiente llamada Anabel. La pobre animal se sentía sola, ningún otro animal se acercaba a ella. Todos la tenían miedo, pues era muy peligrosa.
Un día salió a pasear por el bosque y no vió a nadie más que a un buho. El buho fué volando hasta donde estába ella y le preguntó:
- Señora Serpiente. ¿ Cómo va ustéd con esa cara tan triste?. Hoy la veo menos arreglada que otras veces
- ¡ Ay, Señor Buho!. Estoy así porque veo que nigún animal quiere hablar conmigo y me siento muy sola. Reconozco que me tienen miedo, creen que les voy a hacer daño y eso no es verdad. Yo soy una serpiente buena. Por cierto, me llamo Anabel
- Anabel, aquí me tienes a mí. Me gustaría ser tu amigo claro está si tu quieres.
Ella aceptó y los dos juntos siguieron su camino. Cuando la serpiente iba arrastrandose por el camino y el buho volando, se encontraron con un gran y feroz león. El león que los vió llegar rugió tan fuerte, que a la pobre serpiente la asustó.
- ¿ Qué hacéis aquí en mis tierras?
- Perdone usted, señor león. No sabíamos que eran sus tierras. Mi nombre es Anabel y ese que está en ese árbol es el señor buho.
- Perdone si te he asustado. ¿ Por qué esta así de triste?.
- Porque todos me temen y nadie quiere invitarme a su casa, ni ser mi amigo.
- Si quieres aquí me tienes como amigo y para defenderte de esos animales peligrosos.
La serpiente se arrastraba, el león caminaba y el buho volaba. Todos ellos siguieron su camino y de repente se encontraron con un enorme y lindo elefante.
- ¡ Hola, señora serpiente, señor león, señor buho!. ¿ Cómo ustedes por aquí?. ¿ Qué le pasa a usted señora serpiente?
- Pues no ve que estoy triste. Algunos animales no me aprecian y me ven fea y tienen miedo a que les envenene. Pero no es cierto, soy buena y lo que más me gusta de todo es ayudar.
- Le veo muy bién acompaña con su amigo el león y el buho. Pues en mí ya tienes otro amigo y si me dejáis  iré con vosotros.
Anabel estaba contentísima con los nuevos amigos que tenía. Iban a todos los lados juntos no se separaban de ella ni un solo segundo. Hacían fiestas de cumpleaños, dormían juntos, iban de compras, etc. 
Ella volvió a ponerse sus fabulosos vestidos de siempre, sus elegantes sombreros que siempre los llevaba con mucho estilo. Volvió a ser feliz todo gracias a sus nuevos amigos que consiguieron que volviese a ser como era antes.

domingo, 26 de agosto de 2018

JOSÉ Y VIOLETA TENÍAN MIEDO AL MONSTRUO DE COLOR AZUL

¡ Hola, niños y niñas!. Bienvenidos a escuchar mi cuento. Yo soy el Monstruo de Color Azul y os contaré lo que me pasó el otro día con unos niños llamados Violeta y José.
Había una vez dos niños llamados Violeta y José, vivían en una casa que estába en el campo con sus padres. Cuando se iban a la cama siempre dejaban la puerta de la habitación abierta. Decían que teníamos mucho miedo a los monstruos. Sus padres les comentaban que los monstruos no existían.
Pero una noche que los niños estában durmiendo, entré silenciosamente a la habitación y sin querer me tropezé con un juguete que había en el suelo. Los dos niños se despertaron tan asustados que tuve que decirles:
- NO os asustéis, ni gritéis. Mi nombre es el Monstruo de Color Azul y soy un monstruo muy bueno no me como a nadie.
- Seguro, ¿ Qué no nos vas a hacer nada?. Yo soy Violeta y este es mi hermano José. Nos dan mucho miedo los monstruos, pero tú pareces muy bueno. ¿ Qué haces por aquí?.
- Pues ví que teníais la puerta de la cocina abierta y entré por ahí. Sin pensarlo me dirijí aquí a vuestra habitación. Siento mucho si os he asustado. Quiero que me prometáis una cosa, por favor. Es importante que no le digáis a nadie que me habéis visto, ni a vuestros padres. ¿ Me lo prometéis?.
Los niños le respondieron que sí que no se lo dirían a nadie.
A la mañana siguiente cuando iban a bajar a desayunar. Vieron que el Monstruo de Color Azul había desaparecido. Su madre les llamó para que bajasen a desayunar porque se les iba a hacer tarde para ir al colegio.
Ellos le hicieron caso, bajaron, desayunaron rápidamente y se fueron al colegio. Cuando volvieron de allí, subieron a la habitación para ver si yo estaba. Pero allí no había nadie y se bajaron a cenar.
Cuando llegó la noche, volví a entrar en la habitación, muy despacio, para que no me oyesen. Pero José y Violeta me estában esperando.
- ¡ Hola, Monstruo de Color Azul!. ¿ Por qué sólo te podemos ver de noche y no de día?.
- Pues, porque de día estoy descansando y de noche me pongo a visitar las casas de algunos niños que me tienen un poco de miedo.
- A partír de mañana le diremos a nuestros padres que nos cierren la puerta. Porque ya no tenemos miedo a ningún monstruo.
Yo salí de la habitación y les dejé descansar.
A la mañana siguiente los dos crios les comentaron a sus padres que esa noche les dejasen la puerta cerrada. Ya no tenían miedo a los monstruos. Ellos accedieron y al llegar la noche hicieron lo que les habían comentado.
Yo, El Monstruo de Color Azul, les visité esa noche, la noche siguiente, la siguiente y la siguiente y así sucesivamente.
Moraleja:
No debéis tener nunca miedo de los monstruos porque ellos no existen. Si alguna vez creeis ver alguno pensad que es muy bueno como el Monstruo de Color Azul.

A JAIME NO LE GUSTABA LAS LENTEJAS

Erase una vez, un niño llamado Jaime que tenía cinco años. Vivía en un enorme chalet junto a sus padres y su hermana que tenía 2 años más que él.
Algunas veces su madre le ponía para comer lentejas, pero no era su comida preferida. Un día le comentó a su madre:
- Mamá, no me gustan las lentejas. Sabes que no es una de mis comidas favoritas.
- Jaime, siempre estás protestando por las comidas y no puede ser lo que tu quieras, ¿ Vale?. Te lo vas a comer, porque no hay otra cosa. Mañana tendrás tus macarrones con queso. Además acuerdate de los que no tienen nada que llevarse a la boca.
- Pues no me lo voy a comer y punto.
Su madre como estába ya harta de que todos los días protestase por la comida. Le quitó el plato y le dijo que lo tendría para la merienda.
Él se enfadó mucho con su madre. Pero cuando su madre no se dió cuenta, él fué a la cocina a coger un poco de chocolate y su hermana que estába por ahí le vió. Ella se fué hacia donde estába su madre y le dijo que su hermano estaba cogiendo chocolate. La madre volvió a la cocina para reñirle diciéndole que tenía para merendar las lentejas que no las había comido y que dejase de tomar el chocolate.
Se enfadó tanto que no quería ni merendarlas y su madre le comentó que si no las merendaba, las tendría para la cena y así sucesivamente.
Él lo pensó muy bién y le dijo a su madre que aunque no le gustasen mucho las merendaría. Cada vez que tomaba una cucharada de lentejas, sentía náuseas.
Pero él las comía y al final acabó el plato.
Su madre se puso muy contenta y le dijo:
- Ves, como despues de tanto protestar la comida lo has terminado todo. Tanto decir que no te gustában y mira que bien
- Sí mamá, pero sigo diciendo que no es uno de mis platos favoritos. Pero estában muy buenas.
Moraleja:
Que aunque nuestras madres nos pongan alimentos que no nos gusten mucho, hay que comerlos y no protestarlos. Ya que ellas nos lo han hecho con mucho cariño. También tenemos que pensar en la gente que no tiene nada que llevarse a la boca.

TOM Y SU PERRITO TOBY

Había una vez un niño llamado Tom, vivía con sus padres en una enorme casa. El quería tener un perrito y se lo había pedido muchas veces a sus padres. Pero sus padres le decían que no se lo comprában porque no era responsable de sus cosas. Además, lo dejaba todo tirado por el suelo, cuando volvía del colegio tiraba la mochila al suelo de la cocina y claro está, obligaba a su madre a recogerlo, llevándoselo a la habitación. Ella estába ya cansada de hacer lo mismo todos los días. Un día comentó:
- Tom, tú quieres un perro ¿ Verdad?.
- Sí, mamá, es lo que más quiero. Os lo he pedido muchas veces, pero nunca me hacéis caso.
Hacemos un trato, te lo compramos, si a partír de ahora te responsabilizas de tus cosas. Recogiendo tú ropa, cuando vengas del colegio llevarás tu mochila a la habitación,dejarás tus zapatos en el zapatero, etc. Si vemos que haces todo ésto bién, te compraremos el perro.
Él accedió a hacer todo lo que le había dicho su madre.
Al día siguiente al volver del colegio dejó la mochila en su habitación y no en la cocina como había hecho siempre. Le ayudó a su madre a poner la mesa, a recoger la ropa que estába tendida, a poner sus zapatos en el zapatero.
La madre estába encantada con el primer cambio que se había producido en su hijo. No se lo podía creer.
Tom siguió todos los días así con lo que le había dicho su madre. Mejoró mucho en su actitud y en su responsabilidad. Entonces sus padres vieron el gran cambio que había pegado el niño y le dijeron que le cogerían un perro. Pero que tendría él que cuidarlo, darle de comer, sacarle todos los días para que hiciese sus necesidades, lavarle todos los días. El niño les comentó que lo cuidaría muy bién y qué se encargaría de todo.
Ese mismo día, se llevó la sorpresa de toda su vida. En una caja de regalo venía un lindo cachorro, era un Husky Siberiano. La abrió rápidamente y cuando vió a su pequeño perrito se emocionó tanto que le salieron las lagrimas. Le puso de nombre Toby, jugó un poc con él, le dió de comer y lo sacó a la calle para que hiciese sus necesidades.
Tom siguió haciendo ésto con su cachorro todos los días. No se cansaba de estár con él. Cuando llegaba a casa se quitaba los zapatos y los dejaba en su lugar. Se había dado cuenta que hay que ser responsable con todo y más con un animal de compañía.
Moraleja:
Que por tí mismo tienes que ser responsable en todo. Con tu ropa, con tus juguetes, con tu mochila, con todas las cosas. No solo para que te compren algo que a tí te gusta, sino porque es tu responsabilidad y la tienes que asumir.

martes, 21 de agosto de 2018

JUÁN NO QUERÍA IR NUNCA AL COLEGIO

Hoy me gustaría contaros un cuento de un niño que no quería ir nunca al colegio.
Juán era un niño de 8 años, vía con cus padres y un hermano que era dos años mayor que él. Lo habían cambiado de colegio ya que en el anterior no iba muy bien en los estudios, pero en este colegio nuevo, no estába muy agusto. Se encontraba sólo, sin amigos y no quería jugar con nadie.
Un día la profesora mandó llamar a sus padres porque lo veía como perdido. No prestába atención a lo que decía ella, no hacía los deberes y no se relacionaba con los demás niños.
Los padres fueron con él al colegio y estuvieron hablando con la profesorea. Ellos comentaron que como era un colegio nuevo hasta que se adapte y todo. También comentaron que es un niño muy alegre y simpático que se relaciona muy bien con todo el mundo.
Pero pasaban los días y el niño seguía así, sólo, sin atender en clase, no quería jugar con nadie. Hasta que undía les dijo a sus padres que no quería volver nunca más a ese colegio.
Ellos se empezaron a preocupar y le preguntaron:
- Juán, ¿ Por qué no quieres ir al colegio?. ¿ Qué te ha pasado?. ¿ Te has peleado con algún niño?
Él no contestó, no quería decirles lo que le había pasado. Se sentía mal, él pensába que si se lo decía le seguirían llevando a ese colegio y no quería.
Sus padres estában muy preocupados y le preguntaron otra vez:
- A ver hijo, si nonos lo dices no te podemos ayudar. Necesitamos saber por qué no quieres ir al colegio.
Juán al final lo pensó bién y se lo contó todo lo que le había pasado a sus padres. Les dijo que unos niños de la clase se reían de él y se burlaban. Le habían pegado una patada y le habían tirado la mochila a un charco.
Sus padres cuando le contaron lo que le había pasado fueron rápidamente ha hablar con la profesora y con el director del Colegio.
- Mire, Señor Director. En ningún colegio al que le hemos llevado a nuestro hijo, le había pasado esto que le ha pasado aquí. Nos ha comentado que se han reido, burlado, le han pegado y luego le han tirado la mochila a un charco. Lo sentimos mucho, pero como usted comprenderá no toleramos eso.
El Director asintió diciendo que tenían razón y que no volvería a pasar.
Pero al día siguiente, al siguiente, al siguiente y al siguiente, Juán seguía yendo a casa igual de triste.
Los padres fueron otra vez al colegio y hablaron con el Director para decirles que sacarían a su hijo del colegio y que ya no querían ver a su niño a sí de triste.
El Director estuvo de acuerdo y le dió de baja en el colegio.
Juán fué a otro colegio donde le acogieron muy bien y donde tenían un montón de amigos. Por fín, sus padres le vieron feliz y ellos estában contentos de verlo a sí.
La moraleja es:
Que nunca nos tenemos que meter con nadie. Sobre todo cuando vaya un niño a un nuevo colegio. Tenemos que acogerlo muy bien, jugar con él, ayudarle en todo lo posible, compartir las cosas con él, etc.

domingo, 12 de agosto de 2018

LA MESA DE LOS TRES DESEOS

¡ Bienvenidos, Chicos!. Os contaré el cuento de la mesa de los tres deseos.
Erase una vez, una mesa que estába situada en medio de un bosque. Una viejecita que paseaba por ahí, la vió y se preguntó:
- ¿ Qué hace una mesa en medio del bosque?. ¿ Quién la habrá puesto aquí?. Es muy bonita, me gustaría llevármela a mi casa, pero, ¿ Cómo puedo cogerla?. Si yo no tengo fuerzas.
Cuando ella tocó la mesa, nada más tocarla se puso ha hablar diciéndola:
- Soy la mesa de los tres deseos, como tú me has visto y tocado. Te concederé uno de los tres deseos.
¿ Qué es lo que te gustaría pedirme?.
- Me gustaría ser joven otra vez. Porque ser viejecita me impide andar bien. Quiero que la gente me diga cuando pase por su lado que joven más guapa y que me admiren.
La mesa le concedió su primer deseo, el ser Joven. El rostro le cambió a la señora mayor, incluyendo sus vestimentas. Se fué toda contenta para casa y cuando íba hacia allí vió como todos se la quedában mirando.
Al día siguiente, volvió al bosque para pedile a la mesa su segundo deseo.
- ¡ Hola, mesa!. Sé que me faltan dos deseos más. Esta vez, me gustaría tener bastantes alimentos en mi mesa. Ya que tengo demasiada hambre.
La mesa le comentó que se fuese a su casa que allí se encontraría con la mesa llena de distintos alimentos para comer. Ella se fué toda contenta para casa y cuando llegó vió que en la mesa había alimentos en abundancia. Y no volvería a pasar hambre nunca más.
Y volvió otra vez a la mañana siguiente a por su tercer y último deseo.
- ¡ Hola, querida mesa!. Vengo a por mi último deseo. Me gustaría tener dinero suficiente para comprar ropa y zapatos.
La mesa le puso en sus manos dos sacos de monedas de oro. Ella se fué para casa encantada y ese mismo día se compró ropa, zapatos, gorros y mogollón de cosas más.
Pero ella se había olvidado de que ya no tenía más deseos y volvió al bosque para pedirle otro deseo. La mesa que ya la vió llegar comentó:
- Ya no tienes más deseos. Te concedí ya los tres. ¿ A qué vienes ahora?
- Es que yo estoy sola en la casa y me gustaría tener algún animalito.
- Pues lo siento, pero tus deseos se terminaron.
Ella protestó y como estába tan enfadada le pegó una patada a la mesa. La mesa enfurecida le quitó los tres deseos que le había concedido y que ella había tenido y ¿ Sabéis lo que paso?. Que la convirtió otra vez en una viejecita. Ella se fué muy triste y muy despacito para su casa, diciéncose a sí misma que nunca volvería a ser tan avariciosa.
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BLANCA Y MARIO TENÍAN MIEDO A LA OSCURIDAD

Hoy os contaré el cuento de dos niños que tenían miedo a la oscuridad.
Había una vez, dos hermanitos llamados Blanca y Marío, vivían con sus dos padres en una enorme casa. Tdas las noches tenían que dormir con una lucecita encendida, pues tenían mucho miedo a la oscuridad.
Una noche Mario se despertó muy asustado llamando a sus padres y como dormía con su hermana en la misma habitación, la despertó. Sus padres que oyeron sus gritos, fueron rápidamente a ver lo que les pasában. Cuando llegaron, vieron al niño que estába muy agitado y le preguntaron:
- ¿ Qué te pasa Mario?. ¿ Por qué gritas tan fuerte?. No ves que has despertado a tu hermana.
- Es que debajo de mi cama hay un enorme ratón. Papá, mira debajo de la cama y lo echas a fuera.
Su padre miró debajo de la cama de él y de la niña y no vió nada.
- Mario, has tenido una pesadilla. Yo no veo ningún ratón. Sigue durmiendo. ¿ Vale?.
- Está bién, pero no cierres la puerta, por favor y deja la luz encendida.
Los padres se acostaron y de repente volvieron a oír los llantos y los gritos. Esta vez era Blanca la que los llamaba.
Se llevantaron otra vez y se fueron a la habitación:
- A ver, ¿ Qué os pasa a vosotros dos ahora?.
- Que dentro del armario hay una araña gigante.¿ Puedes mirar a ver si esta ahí?.
- Está bién, lo miraré. Pero si no encuentro ninguna, os ponéis a dormir. ¿ De acuerdo?.
- Vale, comentaron los dos muchachos.
Los padres abrieron los dos armarios que habían en la habitación y no encontraron nada, de nada, de nada. Ni arañas ni ningún otro animal. Ellos volvieron a la habitación y esa misma noche despues de todo el jaleo los niños se quedaron dormidos profundamente.
A la mañana siguiente, cuando todos estában desayunando. Mario les comentó que él quería ser muy valiente como los Superheroes. Su padre le dijo:- Para ser tan valiente como los Superheroes tendrías que dormir con la luz apagada. El pequeño estába de acuerdo en eso y les explicó que esa misma noche dormiría a oscuras. Pero su hermana no estába muy de acuerdo en dormir así. Cuando llegó la noche él quería dormir a oscuras, pero ella lloraba porque necesitába la luz. Entonces su madre le contó un cuento a Blanca, de una niña que también le daba miedo la oscuridad y luchó contra los seres extraños que se encontrában en su habitación. Esa niña de ese cuento le comentó a su mamá que esa noche le apagase la luz. Una vez que la madre terminó de leerles el cuento, les tapó, dándoles las buenas noches. Les  pensába deja la luz encendida, pero ellos gritaron:
- Mamá, mamá, mamá. Apáganos la luz que ya somos mayores y no tenemos miedo a nada ni a nadie.
Ella regresó y se la apagó. Todos durmieron genial, por fín, después de varias noches levantándose los padres para atenderles.
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jueves, 9 de agosto de 2018

EL GORILA MAGUILA

¡ Hola, Chicos!. Os contaré hoy el cuento del Gorila Maguila.
Había una vez, un Gorilla llamado Maguila. El pobre, se sentía muy sólo, muy sólo. ¿ Sabéis por qué?. Porque él no tenía el mismo color de piel que los demás. Cuándo los otros Gorilas lo veían, siempre se reían de él.
Maguila se poní muy triste, no sabía que hacer. Un día le comentó a su madre:
- Mamá, ¿ Por qué no soy igual a los otros Gorilas o igual que tú?. 
Su madre no se lo supo explicar. Él era de color blanco y los otros marrones.
Iba pensando, pensando y pensando que porqué era diferente. ´El quería tener el mismo color que los demás, no entendía porque era así. Un día se encontró con un Elefante y éste le preguntó:
- ¡ Hola, Señorito Gorila!. Yo soy Ever el Elefante. ¿ Que te pasa?. ¿ Por qué estás así de triste?.
- Mi nombre es Maguila. Estoy así de triste porque soy blanco y los otros no son de mi color. Además, como soy así no tengo amigos.
- No te preocupes, ya tienes un amigo. Iremos juntos y verás como nos encontramos con más animales que quieren ser amigos nuestros.
Caminaron, Caminaron y caminaron y se encontraron con la Cebra Rayada:
- ¡ Hola, Señor Elefante, Señorito Gorila!. ¿ Qué te pasa Señorito Gorila?. Mi nombre es la Cebra Rayada.
-¡ Hola, Cebra Rayada!. Estoy así porque no me parezco a los otros Gorilas. Además a los otros no les caigo bién por ser de otro color. ¿ A tí te gustaría ser mi amiga?.
- Claro que sí, me encantaría.
Marcharon los tres que eran: El Gorila Maguila, el Elefante Ever y la Cebra Rayada. De pronto, se encontraron con la Jirafa Sabia. Se llamába así porque alcanzába a ver todo desde arriba.
- ¡ Hola, Señor Elefante, Señora Cebra y Señorito Gorila!. ¿ Por qué tienes esa tristeza en tus ojos , Señorito Gorila?.
- Porque mi color lo dice todo, no soy igual que lo demás. Me gustaría tener un montón de amigos. 
¿ Tú querrías serlo?.
- Claro que sí y porque no.
Repasemos los animales que iban con Maguila, eran: Ever el Elefante, La Cebra Rayada y la Jirafa Sabia.
Cuando los demás Gorilas viernos venir al Gorila que era distinto a ellos. Se miraron entre ellos diciendo: - Anda, aunque no es igual a nosotros , ha conseguido encontrar amigos. los gorilas se reunieron conél, lo abrazaron y jugaron todos juntos. Incluidos Ever el Elefante, la Cebra Rayada y la Jirafa Sabia.
La moraleja es:
Que aunque seamos diferentes, no hay que discriminarles y hay que jugar todos juntos.
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EL COCODRILO COCO Y SU AMIGA AMANDA

¡ Hola, hola, hola, a todos!. Me alegro mucho de veros y de qué estéis aquí acompañándome. Como véis soy Coco el cocodrilo y soy muy valiente, no le temo a nada ni a nadie. ¿ Sabéis que es lo malo?. Que todos me tienen miedo porque creen que soy peligroso. Y eso no es así, soy muy bueno. Os contaré lo que me pasó un día.
Estába yo, tan tranquilamente, echándome una siestecilla entre los arbustos que estában cerca de una charca. Cuando de pronto, oí los gritos de alguien. Fuí a ver quién era. Mientras íba hacia el lugar, yo pensába. ¿ Será un Gorila o un Oso?. Al llegar, ví que era una cosa con piernas, brazos, con una cabeza y tenía pelo. Era muy extraña esa cosa. Me acerqué hacia allí y le pregunté:
- ¡ Hola!. No te asustes soy Coco. Oí que pasaba algo y he venido a ver quién era. ¿ Cuál es tu nombre?.
- Mi nombre es Amanda, como ves soy una niña. Estába jugando con mis amigos al escondite y pensé que podría esconderme en este lugar. Después de un rato al ver que no venían a por mí, me asusté y por eso grité.
- Amanda, si te quedas conmigo no te pasará nada, yo te protegeré.
La niña y el Cocodrilo, caminaron, caminaron y caminaron. Hasta que  ella comentó que estába un poco cansada. Pero Coco no le había oído, total que él había seguido.
Miró hacia atrás y vió que Amanda no estába conél. Pensó: Pero esta cria. ¿ Dónde se habrá metido?.
Otra vez, oyó esos insopotables gritos que eran de ella.
- Me tocará ir a ver que le pasa ahora. s lo mejor se ha encontrado con algún animal peligroso.
Fué a su encuentro y vió que la serpiente Kaa estába atacándola. Coco se enfrentó a la malvada Kaa, defendiendo a la niña. Al final, ¿ Sabéis quién ganó?. Tenéis razón gané yo y conseguí salvar a mi amiga.
Ella estába muy contenta porque yo, Coco, el Cocodrilo le había salvado y por fín tenía un verdadero amigo que siempre estaría ahí defendiéndola.
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sábado, 21 de julio de 2018

LA NIETA CARLOTA Y LA ABUELA DOROTEA

¡ Hola, niños guapos!. Mi nombre es Carlota y lo que me gusta hacer, es ir todos los días a casa de mi abuela. Cada vez que voy a su casa, me enseña a jugar al parchís, a saltar a la comba, ella no salta, pero me dice como tengo que saltar, me enseña a pegar las pegatinas y jugamos a otros juegos. Hoy, ha querido venir conmigo, yo no quería, pero insistió tanto que la he tenido que traer. ¿ Queréis conocerla?. En serio ¿Qué queréis conocerla?. Pues me tenéis que ayudar a llamarla muy fuerte y muy alto. Porque mi abuela está un poco sorda y vendrá despacio porque ya sus piernas le fallan. Su nombre es Dorotéa, escuchadme, cuando cuente tres la llamamos. ¿Estáis preparádos?. Venga, a la 1, a las 2 y a las 3.
- Doroteaaaaaa, Doroteaaaaa, Doroteaaaaaa
-Vaya por Dios, no ha dado resultado. A que me tocará ir a buscarla. La llamamos por última vez y si no viene la voy a buscar. ¿ Queréis?. Empezemos otra vez: A la 1, a las 2 y a las 3
- Doroteaaaaaa, Doroteaaaaaaa, Doroteaaaaaaaa
- Nada que no sale, iré a buscarla. No os mováis que vengo enseguida con ella. Seguro que está en el salón tranquilamente viendo la televisión y como tendrá el volumen tal alto no nos oirá. Abuelaaaaa, 
¿ Qué haces?. No nos has oído que te hemos estado llamando. Claro, estás aquí con la tele tan alta que como para oírnos. Vamos, han venido unos niños a vernos.
- Perdona, hijita, es que ya sabes que no oigo muy bién. Además estába viendo mi serie favorita, que sabes que me gusta mucho y no me la pierdo nunca. ¿ Qué me habías dicho?. ¿ Qué han venido lagartijas a vernos?.
- Abuelaaaa, que han venido niños, no lagartijas. Que mal escuchas hoy. ¿ Qué te está pasando?. Anda, venga, vamos a ver a esos niños. Yo te cogeré de la mano, para que no te tropieces.
Después de que los niños estuvieron esperando un largo rato, por fín aparecieron las dos. La abuela venía demasiado cansada y eso que venía con el bastón y agarrada de la mano de Carlota. Ésta le puso una silla para que se sentase a descansar.
- Ya estámos aquí, chicos. Sentimos mucho el retraso, pero es que mi abuela no puede ir más rápido. Abuelaaaaaa, saluda a estos niños, venga.
- ¡ Hola, lagartijas!. Carlotita, hija, no me gustan mucho como me miran esas lagartijas. A ver si me van a comer.
- No son lagartijas, abuelaaaaaa. Son niños y te lo he comentado antes. Vamos a enseñarles a ellos también a jugar a ese juego tan divertido como es el parchís.
Dorotea, la abuela, accedió a jugar con Carlota al parchís. Su abuela se había puesto muy contenta porque había ganado a ese juego tan divertido. Pero a Carlota no le importó perder, ella nunca se enfadába. Quería seguir jugando, pero no había forma de hacerlo, pues Dorotéa se doría toda. Su nieta la despertába, pero nada, ella volvía a dormirse y así sucesivamente.
Carlota tomó la decisión de llevarle a su abuela otra vez a la casa. Pero antes se despidieron las dos de los niños que habían ido a verlas.
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LA PEQUEÑA RANA JUANA, EL CABALLO VELOZ Y EL GATO FIGARO

¡ Croa, Croa, niños y niñas!. Me alegro de que hayáis podido venir a escuchar mi cuento. Mi nombre es Juana y como podéis ver soy una pequeña rana. Estába en la charca con mi mamá y sin decirla nada me fuí a ver que animales veía por el campo cerca de allí.
Salté, salté, salté y salté, tanto salté que estába encima de la cabeza de un animal. Pero, que animal tan raro, tiene los ojos muy grandes. ¿ Quién será?.
- ¿ Quién me está molestando?. ¿ Quién es el qué está encima de mi cabeza?
- ¡ Croa, croa!. Soy la pequeña rana Juana y he saltado tan alto que sin querer me he subido a tú cabeza. Perdone si le molesto. Ustéd ¿ Quién es?.
- Yo soy Veloz y como puedes ver soy un caballo. Me pusieron así porque corro muy rápido. Si quieres puedes quedarte en mi cabeza y yo te llevo.
- Croa, croa, croa, gracias amigo.
Los dos juntos uno encima del otro siguieron su camino. Se encontraron con el Gato Figaro y les comentó:
- Miauuuu, miauuuu, miauuuu, señor caballo, ¿ Qué lleva usted en la cabeza?. Vaya bicho tan raro.
- No soy un bicho, soy una rana y me llamo Juana. Es que salté tan alto que cuando me quise dar cuenta ya estába subida en la cabeza de este caballo.
- Mi nombre es Veloz y no me importa que ésta pequeña rana esté ahí subida. ¿ Cómo te llamas tú?.
- Yo soy Figaro y como véis soy un gato muy valiente. No le temo a nada ni a nadie. 
Juana la rana le comentó a Figaro, el gato, si quería ir  con ellos de aventuras,. El accedió gustosamente y los tres juntos caminaron, caminaron, caminaron y caminaron. De repente, el gran caballo paró en seco. ¿ Sabéis por qué?. Pues porque había visto una serpiente. La pequeña ranita, se había caido de la cabeza de Veloz y él no se había dado cuenta. Ella estába muy asustadita, pues pensába que ese bicho que sacába constantemente la lengua la iba a comer. De repente, cuando ya la serpiente estába a punto de comérsela, llegó Figaro, el gato y la salvó. Se la puso encima de su cabeza y siguieron su camino. La pequeña ranita estába muy agradecida a él y le comentó que era su heroe.
Colorín Colorete por la chimenea sale un Cohete.
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miércoles, 18 de julio de 2018

LOS TRES COLORES EL SEÑOR AZUL, EL SEÑOR AMARILLO Y EL SEÑOR ROJO

¡ Hola, Chicos!. Mi nombre es Colorines. ¿ Sabéis por qué me llamo así?. Pues porque voy vestida con algunos colores. Hoy vengo bién acompañada por tres colores. Esperad, voy a buscarlos a ver si los encuentro, porque siempre andan escondiendose. Pero si estáis aquí. ¿ Qué hacéis ahí tan escondidos?. Venga, tenéis que salir que los niñoas os están esperando. ¿ Qué os pasa?. ¿ Os dá vergüenza que os vean o tenéis miedo?.
De pronto salió el Señor Azul:
- ¡ Hola, niños y niñas!. Perdonad por el retraso, estába pintando la pared de mi casa y ¿A qué no sabéis de que color la estába pintando?. Bién, si señor, de color azul, que listos sois. Si no me he presentado, yo soy el Señor Azul y he venido con dos amigos más. Ellos son el Señor Amarillo y el Señor Rojo. Por cierto, antes de que me ayudéis a llamarlos. ¿ Sabéis alguna cosa que sea de color Azul?. ¿ Queréis que os ayude un poco?. Azul es el cielo, el mar y las ballenas. Ahora sí,  ha  llegado el momento de llamarlos, venga me ayudáis por favor. Señor Amarilloooooo, Señor Rojoooooo, Señor Amarilloooooo, Señor Rojooooooo. ¿ Dónde estáis?.
- ¡ Hola niños!. ¡ Hola, Señor Azul!. Ya estoy aquí, a ver si sabéis decirme. ¿ De que color soy?. Perfecto, soy de color Amarillo. Por eso mi nombre es el Señor Amarillo. ¿ Cómo quién soy amarillo?. Como el sol, muy bien. Cantamos todos juntos la canción del Sol:
Sol, Solito, calientame un poquito,
Para hoy y para mañana,
Para toda la semana,
Lunes, Martes, Miercoles,
Jueves, Viernes, Sábado y domingo.
Creo que todavía nos falta un color, ¿ Sabéis cuál es?. Si eso es, el Señor Rojo. Vamos a llamarle fuertemente, pues el pobre está un poco sordo. Venga, cuento hasta tres: 1, 2, y 3.
- Señor Rojoooooo, Señor Rojoooooo, Señor Rojooooo.
-¡ Oye, Oye, pero que gritos son esos!. Me habéis asustado, estába guardando mis juguetes, que todos ellos son, ¿ De qué color?. Pensar a ver, que no lo sabéis. ¿ Verdad?. Pues es Rojo. Decirme algo que sea de color Rojo y si no se os ocurre ninguna cosa yo os ayudaré. Estoy esperando, venga, ¿ Queréis que os ayude un poco?. Rojo como el Tomate, Rojo como la Fresa, Rojo como la Amapola, que es una Flor.
Ahora, Señor Azul, Señor Amarillo y Señor Rojo despediros de estos encantadores niños  y deciros que todos hemos aprendido mucho de vosotros.
Yo, Colorines también me despido con muchos besos y quiero daros las gracias porque habéis estado muy atentos al cuento y habéis estado muy formales.
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EL FABULOSO JUEGO DE MARINA Y SOFÍA

¡ Hola, niños!. Mi nombre es Marina y como véis soy una niña muy educada y muy buena. Además, mi mamá me ha vestido esta mañana con este elegante vestido de color azúl. ¿ Vosotros sois también buenos y educados?. Seguro que sí. Sabéis, tengo una hermana que se llama Sofía. Que raro, me comentó que cuando yo llegase, ella estaría ya aquí. Que os parece si entre todos la llamamos. 
¿ Queréis?. Venga, preparados, a la de 1, a la de 2, y a la de 3:
- Sofíaaaaaa, Sofíaaaaaaa, Sofíaaaaaaa. Sal ya, que queremos verte. Pero bueno, ¿ Qué estará haciendo mi hermana?. Voy abuscarla, todos quietos y en silencio.
-¡ Hola, chicos!. ¿ Qué tal estáis?. Yo me llamo Sofía y estába tranquilamente jugando en mi habitación. He oido que me estábais llamando y he venido rapidamente. Pero, ¿ Dónde se ha ido Marina?. ¿ La habéis visto?. Qué me decis que se ha ido por ahí. Pues iré a ver donde está, ahora vengo, no os mováis. ¿ Vale?.
Cuando Sofía se fué, Marina volvió otra vez comentándoles:
- No encuentro a mi hermana. ¿ Sabéis si ha estado aquí?. ¿ Qué sí ha estado con vosotros?. Pero bueno, es que parece que estamos jugando al escondite. Pues ya sé lo que voy ha hacer, me esconderé debajo de la mesa para ver si me encuentra. No le digáis nada, ¿ Vale?.
Cuando Marina se escondió, en ese momento apareció Sofía:
- He oido por aquí la voz de mi hermana y yo no la veo. No se habrá perdido ¿Verdad?. Es que sin mi querida Marina no puedo vivir.
Marina oyó llorar a su hermana y de repente salió de debajo de la mesa.
- Estoy aquí boba, deja de llorar. Me había escondido para ver si tú me encontrabas. Sabes que siempre jugamos a ésto en casa y siempre me encuentras.
- Sniff, Sniff, pensé que te había pasado algo. Sabes que te quiero mucho y no quiero que te pase nada.
Se dieron un gran abrazo las dos y siguieron jugando a ese juego tan divertido que era el ESCONDITE. Se escondían la una, luego la otra y así sucesivamente. Se lo pasában en grande, no necesitában a nadie más para jugar. Se tenían la una para la otra.
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viernes, 13 de julio de 2018

LA MARIPOSA MELOSA Y LA PEQUEÑA MARIPOSA LITA

Ya es primavera, los campos están llenos de flores de distintos colores. Las mariposas vuelan de flor en flor, los pajaros pían encima de los árboles y las abejas van chupando el polende las flores. El sol calienta fuertemente allí en el cielo, todo está en calma.
A lo lejos se oye a una linda Mariposa que está llorando. Su nombre es Melosa y ha perdido a su pequeña Lita, su hija. Los pajaritos la vieron desesperada y triste, fueron a preguntarla:
- ¿ Qué te pasa Melosa?. ¿ Por qué estás así de triste?.
- He perdido a mi pequeña. La dejé en una de las flores, me separé un poco de ella y cuando miré para atrás ya no estába. Estoy preocupada ella no suele alejarse mucho de mi lado.
- No te preocupes, la encontraremos, ya lo verás.
Siguieron buscándola, buscándola, pero seguía sin aparecer. Pobre Lita, ¿ Dónde estará?.
Se encontraron con la Señora abeja:
- ¡ Hola, Señora abeja!. ¿ Has visto a mi mariposita?
- No, pero os ayudaré a buscarla. Podemos ir a ese lago que hay a lo lejos.
- Está bién, como le haya pasado algo no me lo perdonaré nunca.
- Tranquila, Melosa, verás como al final la encontramos.
Llegaron al lago y tampoco estába allí. De pronto escucharon el pequeño llanto de Lita.
- Es mi pequeña, debe estar atrapada en algún sitio. Pero, ¿ Dónde?.
- La encontré, Melosa, Señora abeja, está aquí y está bién. No te preocupes, ahora viene tu mamá, Lita. No llores, te sacaremos de ahí.
- Mi princesa, estás bien, gracias a Dios. No te ha pasado nada. Ven, Lita, nos vamos a casa, tranquila. Ya estás a salvo.
Esta vez todo acabó muy bién. No le pasó nada a Lita y Melisa se la llevo a casa para que descansase.



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UNA FIESTA DE CUMPLEAÑOS PARA EL SEÑOR CERDO

¿ Sabéis quién vivía en una casa al lado del bosque?. Pues vivía un ciervo, estába preparando una fiesta de cumpleaños para su amigo el Cerdo. Cuando estába haciendo la tarta, oyó los gritos del Oso diciendo: - ¡Viene el Cerdo, Viene el Cerdo!.
El ciervo le abrió la puerta y le comentó:
- Pase usted Señor Oso y vamos a escondernos.
Estában los dos tan tranquilos preparando la mesa con su mantel y de pronto oyeron los gritos de la Señora Tortuga: - ¡ Viene el Cerdo, Viene el Cerdo!.
- Pase usted, Señora Tortuga, escondase.
Dentro se encontrában el Ciervo, el Señor Oso y la Señora Tortuga. Una vez que tenían puesto ya el mantel, pusieron los platos para la tarta. Volvieron a escuchar la voz de la Señora Gallina diciendo:
- ¡ Viene el Cerdo, Viene el Cerdo!. Abrirme la puerta, por favor.
El Ciervo amablemente le abrió la puerta a la elegante Gallina.
El Ciervo, el Señor Oso, la Señora Tortuga y la elgante Señora Gallina se pusieron a mirar por la ventana para ver si venía el Señor Cerdo.
De repente lo vieron y venía dieciendo:
- Oink, Oink, Oink, que bién me huele por aquí. Huele a dulce o a algo rico. ¿ Dónde será?. A ver, 
¿ Será en esta casa?. No, no es en esta, que pena, con el hambre que tengo. Seguiré oliendo, iré por esta parte a ver si voy bién. Ya está, la encontré es en la casa de mi amigo el Ciervo.
El llamó a la puerta, pero nadie le abrió porque  la puerta estába abierta. Empujó y el Ciervo, el Señor Oso, la Señora Tortuga y la Señora Gallina le sorprendieron saliendo de su escondite y diciendo:
- Sorpresa, Señor Cerdo, sabíamos que hoy era tu cumpleaños y como ves te hemos preparado entre todos una gran fiesta. Aquí, tenemos tu regalo.
- Gracias amigos, os habéis acordado. Pensé, que nadie se acordaría. Os quiero mucho, amigos.
¿Quéreis que le cantemos el Cumpleaños Feliz entre todos?.
Cumpleaños Feliz,
Cumpleaños Feliz,
Te deseamos todos
Cumpleaños Feliz.
Colorín Colorete por la Chimenea sale un Cohete.
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jueves, 12 de julio de 2018

EL REY MELCHOR Y MARINA

Venga, culitos sentados, cremallera cerrada y orejas abiertas para escuchar el cuento.
Hoy me han venido a acompañar dos personajes. Uno de ellos es el Rey Melchor, ¿ Sabéis quién es?. Muy bién, es uno de los tres Reyes Magos. El otro personaje que tenemos es una niña llamada Marina.
Tenemos que llamarla muy fuerte para que salga. Debe estár dormida y si la llamamos bajito no nos oye. Cuando salga le damos un fuerte aplauso, ¿ Vale?. Venga, preparados, cuento hasta tres. 1, 2, y 3.
- Marinaaaa, Marinaaaaa, Marinaaa. Esperad a ver que pasa, voy a buscarla.
- Marina, despierta que te están esperando.
- No dejame dormir otro poco. Tengo mucho sueño y estoy cansada.
- Vamos, vamos, ya dormirás por la noche.
- Está bién, pero espera que me ponga guapa y me peine.
- ¿ quieres que te peine yo?
- Esta bién, ya salgo.
Niños que ya sale, vamos a darle un fuerte aplauso.
- ¿ Quienes son estos niños?. ¿ Qué hacen aquí?
- Marina, han venido a que les cuentes lo que te han traido los Reyes Magos.
- Vale, vale empiezo ya ¿No?. El otro día, osea el día 5 de enero que es cuando vienen los Reyes Magos. Dejé mi zapato, con un vaso de leche con galletas y una zanahoria para los camellos.
Ese día me fuí pronto a la cama y me dormí rápidamente.
Pero oí un ruido, como si se hubiese roto algo. Me levanté despacio y me dirigí hacia el salón. 
¿ Sabéis quién estába allí?. Era uno de los Reyes Magos, Melchor. Me estába dejando los regalos.
Él se dió cuenta de que le estába mirando y me llamó:
- Marina, no te escondas. Te he visto y no tenías que estár levantada. Tú sabes que a los niños que están le vantados no les dejamos lo que nos han pedido.
- Lo siento, es que me desperté porque oí un ruido y no sabía donde era. Ya me voy otra vez a la cama.
- Espera, no te vayas así de triste.Te he dejado lo que nos has pedido. También te he dejado otra sorpresa más. Gracias por el vaso de leche y las galletas y gracias también por la zanahoria para el camello. Ahora, me tengo que ir, debo entregar más regalos a otros niños. ¡ Adios, Marina!. ¡ Adios, niños!. Sed siempre buenos.
- ¡ Adios, Rey Melchor!. Hasta el año que viene. Yo os dejo que me iré otra vez a la cama.


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ROSA Y PAPÁ NOÉL

¡ Hola, hola, a todos!. ¿ Qué tal estáis?. Yo estoy un poco nerviosa. ¿ Sabéis por qué?. Porque se acerca la Navidad y yo, yaa he escrito la carta a los Reyes Magos y a Papá Noél. ¿ Vosotros también le habéis escrito?.
Que boba, si no me he presentado, mi nombre es Rosa, me pusieron así porque a mi mamá le encantan las rosas de color rojas. ¿ Sabéis que edad tengo?. Tengo 7 años y soy ya muy mayor.
A Papá Noél le he pedido una muñeca grande espero que me la traigan. ¿ Vosotros que le habéis pedido?. ¿ Os habéis portado bién?. Yo sí he sido muy buena y muy obediente. También he trabajado mucho en la escuela.
A lo lejos se le oye la voz de su madre llamándola:
- Rosaaaa, Rosaaaa, ven a cenar y a meterte pronto a la cama si no Papá Noél no vendrá.
- Voy mamá, bueno me voy que mi mamá me llama. Cenaré y me acostaré pronto.
Al terminar de cenar, se fué a su habitación y se acostó. Se quedó dormida en el acto.
De pronto oyó un ruido que venía del salón. Se levantó y se dirigió hacia allí. Era Papá Noél que entrába por la ventana para dejarle sus regalos. Papá Noél se dió cuenta de que ella estába mirándole.
- Rosa, ¿ Qué haces levantada?. Tenías que estár en la cama.
- ¡ Hola, Papá Noél!. ¿ Cómo sabes mi nombre?.
- ¡ Oh, Oh, Oh!. Yo sé los nombres de todos los niños. Los tengo apuntados en un cuaderno. Sé que tú te has portado muy bién. Bueno Rosa, ahora tengo que volver a coger mis renos e ir a las casas de los demás niños, ellos también esperan sus regalos. ¡ Oh, Oh, Oh, Oh!. ¡ Felíz Navidad!
- Adios Papá Noél, ¡ Feliz Navidad, para tí también!. Gracias por mis regalos. ¿ Queréis que cantemos un Villancico?.
Camapanas sobre campanas y sobre campana una,
Asomate a la ventana, verás al niño en la cuna.
Belén, campanas de belén que los ángeles tocan que nuevas nos traéis.
Bueno, ahora me iré a dormir que tengo mucho sueño. ¡ Hasta la vista, chicos!.

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miércoles, 11 de julio de 2018

EL MUÑECO DE NIEVE Y CAROLINA LA NIÑA

Pero cuantos niños han venido a verme. ¿ Vosotros no tenéis frío?. Yo sí, no tengo un gorro ni bufanda. Seguro que vosotros si tenéis y claro iréis bien abrigaditos al cole. Yo soy un muñeco de nieve y me llamo Olaf. Como el de la película de Frozen.
Sabéis hoy estoy un poco triste, no tengo nada para abrigarme y encima está nevando.
- Anda mirad, allí viene una niña y bién abrigada con su gorro y su bufanda.
- ¡ Hola muñeco de nieve!. ¿ Por qué estás tan triste?
- ¡ Hola, niña!. Estoy triste porque no tengo gorro, ni bufanda para abrigarme un poco. Veo que tú si tienes.
- Sí, pero espera, puedo ir a mi casa a traerte el gorro y la bufanda. Si quieres claro.
- Muchas gracias, por cierto me llamo Olaf. ¿ Tú como te llamas?
- Mi nombre es Carolina y vivo en casa. Sabes a partir de ahora tu serás mi amigo y vendré a verte todos los días.
- Gracias Carolina, ahora vete a traerme eso que te he pedido.
Ella se fué a su casa para cogerle una bufanda y un gorro. Tardó un poco en llegar y Olaf el muñeco de nieve, decía:
- Dios mío, que frío tengo a ver si viene ya Carolina.
Después de un rato vino Carolina con lo que le había pedido.
- Muchas gracias, Carolina. ¿ Por qué no me lo ponéis entre todos?
- Yo me voy adios, Olaf.
- Adios Carolina y gracias por el Gorro y la bufanda. Gracias tambien a vosotros por ponérmelo.
Invierno, Invierno, Invierno,
Porque nos gustará,
Por la nieve blanca,
O por la Navidad,
El frío de invierno,
ya tiene solución,
El Gorro, los guantes y
la calefacción

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LAS AVENTURAS DE AMALIA, INÉS, SOFÍA, CLARA, ELISABETH, NATALIA, NICOLÁS Y AKELA EL LOBO FEROZ

Había una vez dos familias que se juntaron para pasar un fín de semana en una casa rural. Estába situada cerca de un enorme y frondoso bosque.
Todos los años se juntában para que los niños se viesen y disfrutasen todos juntos. Y ya de paso también lo hacían para descansar un poco.
Un día, a Amalia que era la mayor de todas se le ocurrió la idea de que podrían subir al bosque. Se lo comentó a sus hermanos y a sus amigas. Pero éstos no estában muy de acuerdo. Pues decían que tal vez sería un poco peligros.
Amalia era la hermana de Inés, Elisabeth y Nicolás. Ella seguía insistiendo y al final las otras accedieron a ir. 
Quería subir al bosque para hacer un picnic y pasar un rato agradable todas juntas. Total que se cogieron una cesta y metieron todo lo imprescindible para comer.
Una vez que salieron de casa, se dirigieron al bosque. Las dos mayores Amalia y Sofía, se cogieron a los más pequeños de la mano. Inés, Clara y Elisabeth íban detras de ellas, eran más prudentes y además tenían un poco de miedo.
Se adentrában cada vez más, más, más y más en el bosque.
De pronto, se pararon porque escucharon el aullido de una animal. Todas asustadas, le preguntaron a Amalia:
- Amalia, ¿ Qué animal es ese?. ¿ No será un Oso?.
- Tranquilos, chicos. No pasará nada. Será un pequeño animal y no nos hará nada.
Se empezó a oír los movimientos del animal entre la vegetación del bosque. De repente se dirigió hasta donde estában ellos y les comentó:
- ¡ Hola, niños!. No tengáis miedo, yo soy Akela y como véis soy un lobo. Pero, no me como a nadie, es más me gusta mucho jugar con los niños. ¿ Qué hacéis por aquí?. ¿ Os habéis perdido?
- Por favor, no te acerques a nosotros. No ves que estás asustando a los pequeños. Alejate, vete, por favor. Nosotros ya habíamos terminado de comer.
- Pero, os estoy diciendo que soy bueno. Os prometo que no os haré nada. No tengo amigos y mis hermanos los lobos se han ido y me han dejado abandonado y sólo.
- Está bién, te creeremos. Mi nombre es Amalia y estos son mis hermanos Inés, Elisabeth y Nicolás. Las otras son mis amigas Sofía, Clara y Natalia. Nos hemos subido aquí al bosque para comer y nos hemos alejado tanto que ahora no sabemos volver a la casa. Los pequeños están ya muy cansados para seguir y no sé como los vamos a bajar.
- No os preocupéis, yo os ayudaré a regresar a vuestra casa. Amalia, si tú me los subes a mis lomos, yo los llevaré encantado.
Ella los subió y Akela los guió hasta la casa. Cuándo por fín vieron la casa, los niños se dirigieron a ella. Pero antes, se despidieron de su amigo el lobo, Akela. Amalia, le agradeció mucho su ayuda y le comentó que al día siguiente volverían a subir al bosque para verlo.
El lobo se fué muy triste, porque les había cogido bastante cariño a los niños. Pero a la vez estába contento de haberlos ayudado a regresara a casa. El pobre volvía a quedarse otra vez solo, pero pensába en que al día siguiente los volvería a ver otra vez.
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