Hoy me gustaría contaros un cuento de un niño que no quería ir nunca al colegio.
Juán era un niño de 8 años, vía con cus padres y un hermano que era dos años mayor que él. Lo habían cambiado de colegio ya que en el anterior no iba muy bien en los estudios, pero en este colegio nuevo, no estába muy agusto. Se encontraba sólo, sin amigos y no quería jugar con nadie.
Un día la profesora mandó llamar a sus padres porque lo veía como perdido. No prestába atención a lo que decía ella, no hacía los deberes y no se relacionaba con los demás niños.
Los padres fueron con él al colegio y estuvieron hablando con la profesorea. Ellos comentaron que como era un colegio nuevo hasta que se adapte y todo. También comentaron que es un niño muy alegre y simpático que se relaciona muy bien con todo el mundo.
Pero pasaban los días y el niño seguía así, sólo, sin atender en clase, no quería jugar con nadie. Hasta que undía les dijo a sus padres que no quería volver nunca más a ese colegio.
Ellos se empezaron a preocupar y le preguntaron:
- Juán, ¿ Por qué no quieres ir al colegio?. ¿ Qué te ha pasado?. ¿ Te has peleado con algún niño?
Él no contestó, no quería decirles lo que le había pasado. Se sentía mal, él pensába que si se lo decía le seguirían llevando a ese colegio y no quería.
Sus padres estában muy preocupados y le preguntaron otra vez:
- A ver hijo, si nonos lo dices no te podemos ayudar. Necesitamos saber por qué no quieres ir al colegio.
Juán al final lo pensó bién y se lo contó todo lo que le había pasado a sus padres. Les dijo que unos niños de la clase se reían de él y se burlaban. Le habían pegado una patada y le habían tirado la mochila a un charco.
Sus padres cuando le contaron lo que le había pasado fueron rápidamente ha hablar con la profesora y con el director del Colegio.
- Mire, Señor Director. En ningún colegio al que le hemos llevado a nuestro hijo, le había pasado esto que le ha pasado aquí. Nos ha comentado que se han reido, burlado, le han pegado y luego le han tirado la mochila a un charco. Lo sentimos mucho, pero como usted comprenderá no toleramos eso.
El Director asintió diciendo que tenían razón y que no volvería a pasar.
Pero al día siguiente, al siguiente, al siguiente y al siguiente, Juán seguía yendo a casa igual de triste.
Los padres fueron otra vez al colegio y hablaron con el Director para decirles que sacarían a su hijo del colegio y que ya no querían ver a su niño a sí de triste.
El Director estuvo de acuerdo y le dió de baja en el colegio.
Juán fué a otro colegio donde le acogieron muy bien y donde tenían un montón de amigos. Por fín, sus padres le vieron feliz y ellos estában contentos de verlo a sí.
La moraleja es:
Que nunca nos tenemos que meter con nadie. Sobre todo cuando vaya un niño a un nuevo colegio. Tenemos que acogerlo muy bien, jugar con él, ayudarle en todo lo posible, compartir las cosas con él, etc.
Juán al final lo pensó bién y se lo contó todo lo que le había pasado a sus padres. Les dijo que unos niños de la clase se reían de él y se burlaban. Le habían pegado una patada y le habían tirado la mochila a un charco.
Sus padres cuando le contaron lo que le había pasado fueron rápidamente ha hablar con la profesora y con el director del Colegio.
- Mire, Señor Director. En ningún colegio al que le hemos llevado a nuestro hijo, le había pasado esto que le ha pasado aquí. Nos ha comentado que se han reido, burlado, le han pegado y luego le han tirado la mochila a un charco. Lo sentimos mucho, pero como usted comprenderá no toleramos eso.
El Director asintió diciendo que tenían razón y que no volvería a pasar.
Pero al día siguiente, al siguiente, al siguiente y al siguiente, Juán seguía yendo a casa igual de triste.
Los padres fueron otra vez al colegio y hablaron con el Director para decirles que sacarían a su hijo del colegio y que ya no querían ver a su niño a sí de triste.
El Director estuvo de acuerdo y le dió de baja en el colegio.
Juán fué a otro colegio donde le acogieron muy bien y donde tenían un montón de amigos. Por fín, sus padres le vieron feliz y ellos estában contentos de verlo a sí.
La moraleja es:
Que nunca nos tenemos que meter con nadie. Sobre todo cuando vaya un niño a un nuevo colegio. Tenemos que acogerlo muy bien, jugar con él, ayudarle en todo lo posible, compartir las cosas con él, etc.
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