Había una vez un niño llamado Tom, vivía con sus padres en una enorme casa. El quería tener un perrito y se lo había pedido muchas veces a sus padres. Pero sus padres le decían que no se lo comprában porque no era responsable de sus cosas. Además, lo dejaba todo tirado por el suelo, cuando volvía del colegio tiraba la mochila al suelo de la cocina y claro está, obligaba a su madre a recogerlo, llevándoselo a la habitación. Ella estába ya cansada de hacer lo mismo todos los días. Un día comentó:
- Tom, tú quieres un perro ¿ Verdad?.
- Sí, mamá, es lo que más quiero. Os lo he pedido muchas veces, pero nunca me hacéis caso.
Hacemos un trato, te lo compramos, si a partír de ahora te responsabilizas de tus cosas. Recogiendo tú ropa, cuando vengas del colegio llevarás tu mochila a la habitación,dejarás tus zapatos en el zapatero, etc. Si vemos que haces todo ésto bién, te compraremos el perro.
Él accedió a hacer todo lo que le había dicho su madre.
Al día siguiente al volver del colegio dejó la mochila en su habitación y no en la cocina como había hecho siempre. Le ayudó a su madre a poner la mesa, a recoger la ropa que estába tendida, a poner sus zapatos en el zapatero.
La madre estába encantada con el primer cambio que se había producido en su hijo. No se lo podía creer.
Tom siguió todos los días así con lo que le había dicho su madre. Mejoró mucho en su actitud y en su responsabilidad. Entonces sus padres vieron el gran cambio que había pegado el niño y le dijeron que le cogerían un perro. Pero que tendría él que cuidarlo, darle de comer, sacarle todos los días para que hiciese sus necesidades, lavarle todos los días. El niño les comentó que lo cuidaría muy bién y qué se encargaría de todo.
Ese mismo día, se llevó la sorpresa de toda su vida. En una caja de regalo venía un lindo cachorro, era un Husky Siberiano. La abrió rápidamente y cuando vió a su pequeño perrito se emocionó tanto que le salieron las lagrimas. Le puso de nombre Toby, jugó un poc con él, le dió de comer y lo sacó a la calle para que hiciese sus necesidades.
Tom siguió haciendo ésto con su cachorro todos los días. No se cansaba de estár con él. Cuando llegaba a casa se quitaba los zapatos y los dejaba en su lugar. Se había dado cuenta que hay que ser responsable con todo y más con un animal de compañía.
Moraleja:
Que por tí mismo tienes que ser responsable en todo. Con tu ropa, con tus juguetes, con tu mochila, con todas las cosas. No solo para que te compren algo que a tí te gusta, sino porque es tu responsabilidad y la tienes que asumir.
- Tom, tú quieres un perro ¿ Verdad?.
- Sí, mamá, es lo que más quiero. Os lo he pedido muchas veces, pero nunca me hacéis caso.
Hacemos un trato, te lo compramos, si a partír de ahora te responsabilizas de tus cosas. Recogiendo tú ropa, cuando vengas del colegio llevarás tu mochila a la habitación,dejarás tus zapatos en el zapatero, etc. Si vemos que haces todo ésto bién, te compraremos el perro.
Él accedió a hacer todo lo que le había dicho su madre.
Al día siguiente al volver del colegio dejó la mochila en su habitación y no en la cocina como había hecho siempre. Le ayudó a su madre a poner la mesa, a recoger la ropa que estába tendida, a poner sus zapatos en el zapatero.
La madre estába encantada con el primer cambio que se había producido en su hijo. No se lo podía creer.
Tom siguió todos los días así con lo que le había dicho su madre. Mejoró mucho en su actitud y en su responsabilidad. Entonces sus padres vieron el gran cambio que había pegado el niño y le dijeron que le cogerían un perro. Pero que tendría él que cuidarlo, darle de comer, sacarle todos los días para que hiciese sus necesidades, lavarle todos los días. El niño les comentó que lo cuidaría muy bién y qué se encargaría de todo.
Ese mismo día, se llevó la sorpresa de toda su vida. En una caja de regalo venía un lindo cachorro, era un Husky Siberiano. La abrió rápidamente y cuando vió a su pequeño perrito se emocionó tanto que le salieron las lagrimas. Le puso de nombre Toby, jugó un poc con él, le dió de comer y lo sacó a la calle para que hiciese sus necesidades.
Tom siguió haciendo ésto con su cachorro todos los días. No se cansaba de estár con él. Cuando llegaba a casa se quitaba los zapatos y los dejaba en su lugar. Se había dado cuenta que hay que ser responsable con todo y más con un animal de compañía.
Moraleja:
Que por tí mismo tienes que ser responsable en todo. Con tu ropa, con tus juguetes, con tu mochila, con todas las cosas. No solo para que te compren algo que a tí te gusta, sino porque es tu responsabilidad y la tienes que asumir.
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