domingo, 12 de agosto de 2018

LA MESA DE LOS TRES DESEOS

¡ Bienvenidos, Chicos!. Os contaré el cuento de la mesa de los tres deseos.
Erase una vez, una mesa que estába situada en medio de un bosque. Una viejecita que paseaba por ahí, la vió y se preguntó:
- ¿ Qué hace una mesa en medio del bosque?. ¿ Quién la habrá puesto aquí?. Es muy bonita, me gustaría llevármela a mi casa, pero, ¿ Cómo puedo cogerla?. Si yo no tengo fuerzas.
Cuando ella tocó la mesa, nada más tocarla se puso ha hablar diciéndola:
- Soy la mesa de los tres deseos, como tú me has visto y tocado. Te concederé uno de los tres deseos.
¿ Qué es lo que te gustaría pedirme?.
- Me gustaría ser joven otra vez. Porque ser viejecita me impide andar bien. Quiero que la gente me diga cuando pase por su lado que joven más guapa y que me admiren.
La mesa le concedió su primer deseo, el ser Joven. El rostro le cambió a la señora mayor, incluyendo sus vestimentas. Se fué toda contenta para casa y cuando íba hacia allí vió como todos se la quedában mirando.
Al día siguiente, volvió al bosque para pedile a la mesa su segundo deseo.
- ¡ Hola, mesa!. Sé que me faltan dos deseos más. Esta vez, me gustaría tener bastantes alimentos en mi mesa. Ya que tengo demasiada hambre.
La mesa le comentó que se fuese a su casa que allí se encontraría con la mesa llena de distintos alimentos para comer. Ella se fué toda contenta para casa y cuando llegó vió que en la mesa había alimentos en abundancia. Y no volvería a pasar hambre nunca más.
Y volvió otra vez a la mañana siguiente a por su tercer y último deseo.
- ¡ Hola, querida mesa!. Vengo a por mi último deseo. Me gustaría tener dinero suficiente para comprar ropa y zapatos.
La mesa le puso en sus manos dos sacos de monedas de oro. Ella se fué para casa encantada y ese mismo día se compró ropa, zapatos, gorros y mogollón de cosas más.
Pero ella se había olvidado de que ya no tenía más deseos y volvió al bosque para pedirle otro deseo. La mesa que ya la vió llegar comentó:
- Ya no tienes más deseos. Te concedí ya los tres. ¿ A qué vienes ahora?
- Es que yo estoy sola en la casa y me gustaría tener algún animalito.
- Pues lo siento, pero tus deseos se terminaron.
Ella protestó y como estába tan enfadada le pegó una patada a la mesa. La mesa enfurecida le quitó los tres deseos que le había concedido y que ella había tenido y ¿ Sabéis lo que paso?. Que la convirtió otra vez en una viejecita. Ella se fué muy triste y muy despacito para su casa, diciéncose a sí misma que nunca volvería a ser tan avariciosa.
Dibujos de Internet

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