En una cueva al lado del bosque, vivía una elfa llamada Elda. Un día salió a dar una vuelta y se dirigió hacia el bosque. Pero no era un bosque cualquiera, este bosque estába encantado y daba mucho miedo.
Además allí vivía un terrible ogro llamado Strum, que no le gustaba nada que nadie pisase su terreno.
Había anochecido y la elfa caminaba con mucho cuidado y con miedo a la vez. No se veía nada, pues había niebla. La pobre tenía mucho frío y oía toda clase de ruidos. Eran ruidos de animales que vivían en el bosque. También escuchó unos pasos que se oían entre las ramas.
La elfa se escondió detrás de unos árboles para mirar quién era. Al ver que era una malvada bruja, se escondió bien para que no la viese. Pero la bruja Úrsula, que así se llamaba, era muy lista y como tenía su escoba voladora. Se montó en ella y se echó a volar. Desde arriba vió a la pequeña elfa y se dirigió hacia donde estaba ella. Pero en vez de aterrizar en el suelo, fué a parar a un árbol. Gracias a Dios no se había lesionado.
Cogió su escoba y bajó por el tronco de ese árbol. Saludó a Elda, la elfa:
- ¡ Hola!. Mi nombre es la bruja Úrsula, perdona si te he asustado. Sé que no he hecho buen aterrizaje.
- ¡Hola!. Yo soy la elfa, Elda. Salí de la cueva donde vivo y me vine al bosque para admirar el paisaje. Pero veo que me he adentrado tanto en él, que ahora no sé volver a mi casa.
- Pequeña elfa, no te das cuenta que este es un bosque encantado y que hay algunos animales que son muy peligrosos. Tranquila, no tengas miedo que buscaremos tu casa, yo iré contigo y estando conmigo nadie te hará daño.
- Muchas gracias, bruja Úrsula. Gracias por acompañarme.
Emprendieron su camino.
De pronto, se pararon, pues oyeron los rugidos de un feroz animal. ¿ Sabéis que animal era?. Muy bien, era un león. El león las miró y las comentó:
-¡ Hola, señora bruja y señora elfa!. ¿ Qué hacéis por aquí?. No véis que este es un bosque encantado y corréis peligro.
- ¡ Hola, señor león!. Aquí mi amiga la elfa, que se ha perdido y quiere regresar a su casa. Pero no sabe cual es su camino. Por eso yo la acompaño y vamos bien protegidos, por si alguien se atreve a tocarnos.
- Bueno, pues ir con mucho cuidado amigas.
El león se dió la vuelta y se fué. Mientras la bruja Úrsula y Elda siguieron su camino.
Volvieron a pararse otra vez.
A mitad de camino se encontraba una elegante jirafa. La jirafa con ese cuello tan largo que tenía, se agachó, las miró y las dijo:
- ¿ Qué hacéis por aquí?. ¿ Sabéis que este es un bosque encantado?.
- Pues que me he perdido en el bosque y la bruja Úrsula me va a acompañar hasta la puerta de mi cueva.
- Esta bién, pero tened mucho cuidado.
La jirafa siguió su camino y ellas por el suyo.
Caminaron, caminaron y caminaron y se encontraron con un animal que tenía una trompa. ¿ Sabéis que animal es?. Perfecto, el elefante.
El elefante les comentó:
- ¡ Hola!. Tened mucho cuidado señora bruja y tu pequeña elfa. Pues, este bosque está encantado y estáis entrando en el terreno del Ogro Strum. Hoy está muy pero que muy enfadado.
- Tranquilo, señor elefante. Yo voy bien protegida. LLevo un frasco de pócima y protegeré muy bien a Elda.
Se despidieron del animal y pusieron rumbo hacia la casa de la elfa. De pronto, escucharon unos enormes pasos que retumbaba la tierra. ¿ De quién serían esos pasos?. Iban con un poco de miedo. Elda siempre iba detrás de la bruja. Alzaron la vista hacia arriba y vieron que era el Ogro. Él estaba enfurecido, se había levantado con mal pié.
- ¿ Quienes sois y qué hacéis aquí?. ¿ No véis que estos son mis terrenos?.
- Usted perdone, señor Ogro. No queríamos molestarle, pero mi amiga la pequeña elfa, salió de su casa y se adentró tanto en el bosque que ahora no sabe volver. Por eso, la estoy acompañando.
- Vamos, iros de aquí. Me habéis despertado de mi maravilloso sueño. Largaos, pequeñas lagartijas.
La bruja como no aguantaba que las dijesen eso, cogió, se montó en su escoba y se dirigió hasta la boca del ogro. Llevaba consigo una botella de pócima y la tenía guardada en un pequeño bolso que siempre lo llevaba colgado.
Strum, el ogro, en ese instante le dió por abrir la boca para estornudar y fué entonces cuando la bruja Úrsula le metió un poco de pócima por esa enorme boca.
Él la tragó sin darse cuenta y después estornudó con toda su fuerza. Tanto es así que la bruja Úrsula se cayó con su escoba al suelo, pero no se hizo mucho daño.
La bruja miró hacia el ogro y vió que le estaba cambiando el caracter a mejor.
De pronto él amablemente, les preguntó:
- Buenas tardes, señora bruja y señora elfa. ¿ Cómo vosotras por aquí?
- Pues que mi amiga Elda salió de su casa y se metió en este bosque encantado. Se perdió y yo la acompañaré hasta su casa.
- ¿ Puedo ir con vosotras?. Así os defenderé si aparece algún animal peligroso.
- Esta bien, nosotras encantadas de tenertu compañía.
Comenzaron a buscar el camino de vuelta que les llevarían a la casa de Elda.
Despues de camina mucho vieron a lo lejos la cueva de la elfa. La pequeña elfa se despidió muy triste de sus amigos, pero cuando se dirigía hacia la cueva miraba hacia atras diciéndoles adios al ogro Strum y a la bruja Úrsula.
Después de despedirse de Elda, se fueron cada uno de ellos a sus respectivas casas.
lunes, 2 de diciembre de 2019
domingo, 6 de octubre de 2019
LA PRINCESA TINA, EL PRINCIPE KIM Y EL DRAGÓN FILEMÓN
En un enorme castillo que estaba alejado del pueblo, vivían un matrimonio de reyes con su pequeña princesa. Era una niña muy bella, su pelo era muy rubio, brillaba con el sol y sus ojos eran tan azules como el mar. Era la cria más guapa de todas las princesas que vivían en todos los reinos.
Además de ser así, tenía una bondad que les llamaba mucho la atención a sus padres.
Cuando iba al colegio, siempre estaba ayudando a sus compañeros con los ejercicios que ponían los profesores. Entodo les ayudaba, ella era muy lista y en el futuro quería ser profesora. Le gustaba mucho los niños pequeños y el estar con ellos jugando, cantando, etc. Esta princesa se llamaba Tina.
Si alguna vez bajaba al pueblo y veía a alguna persona que necesitaba ayuda, ahí iba ella para echarle una mano.
Pero la princesa comenzó a crecer, a crecer y a crecer hasta que se hizo mujer. Aún y todo ella seguía ayudando a los demás, sobre todo a los niños más desvalidos.
Un día les comentó a sus padres que le gustaría mucho hacer una excursión hacia las montañas. Sus padres le advirtieron que tuviese mucho cuidado porque había distintos animales que eran muy peligrosos.
Tina les dijo que no se preocupasen que no la iba a pasar nada. Ella metió todo lo necesario en la mochila, preparó su caballo blanco y emprendió camino hacia las montañas. Era muy valiente, pero lo que ella no sabía es que en las montañas había un terrible animal.
Tina llegó a una de las montañas con su caballo. Descendió de él porque quería descansar un poco, además estaba anocheciendo. Preparó una hoguera y sacó algunos alimentos que había metido en la mochila. Estaba al lado de un riachuelo y el caballo se puso a beber.
Al terminar de cenar, se tumbó y se puso una manta fina que había metido. Utilizó una chaqueta de almohada.
La pobre no podía dormir, escuchaba ruidos de distintos animales. Pero se decía a sí misma:
- No tengo miedo a nada ni a nadie. Soy muy valiente y tengo la espada de mi padre, así me defenderé con ella. Al llegar la mañana siguiente, volvió a emprender su camino. Cogió su caballo y se fué.
Al pasar el riachuelo oyó unos pasos. ¿ Qué animal sería?.
Tina, seguía y no hacía caso de esos extraños pasos. De repente pensó que ese animal podría ser enorme, porque cuando caminaba, retumbaba todo el suelo.
Giró su cabeza y vió que entre los árboles salía un monstruoso dragón. Éste asustó al caballo y como consecuencia se cayó la princesa. Ella gritaba y corria a la vez para que el dragón Filemón, no la cogiese. Pero no había forma, el dragón cada vez estába más cerca de ella y la princesa seguía corriendo. Pero la pobre, no sabía ya para donde tirar. Miró a lo lejos que había una cueva para esconderse y no le dió tiempo. ¿ Sabéis por qué?. Pues porque el señor Dragón estaba encima de ella.
Tina siguió gritando para ver si la podía oír alguien.
Filemón se reía y le decía:
- ¡ Ja,ja,ja,ja!. Nadie te va a escuchar. Eres mía y te llevaré a mí guarida.
- No, dejame. Monstruo salvaje. Soy una princesa y cuando mi padre se entere de que tú me has cogido enviará a sus tropas y vendrán a rescatarme.
A lo lejos un encantador principe llamado Kim. Escuchó los gritos de nuestra querida princesa y montado en su caballo fué a salvarla.
Después de tanto cabalgar vió a la bella dama que estaba en apuros. Cogió su poderosa espada y comenzó a luchar con el dragón.
Filemón al ver al chico con la espada, dejó a Tina en el suelo y retrocedió para atras, huyó a toda velocidad.
La princesa agradeció a Kim lo que había hecho por ella.
- ¡ Hola!.No temáis, no la haré daño. Soy el principe Kim. Paseaba tranquilamente subido a mi caballo por aquí y al oír sus gritos me acerqué a ver que le pasaba.
- Yo soy la princesa Tina. Le comenté a mis padres que quería hacer una excursión por las montañas y ya me advirtieron que tuviese cuidado, pues había animales salvajes y yo no les quise creer.
- Bueno, ya ha pasado todo. Te subiré a mi caballo e iremos a tu castillo.
Comenzaron el camino de regreso a casa. Atravesaron el riachuelo, la otra montaña y por fín, a lo lejos vieron el castillo de la princesa.
Al llegar allí, el principe bajó a Tina con mucha delicadeza. Sus padres salieron a recibirla con los brazos abiertos. Ellos la dijeron que tenía que contarles todo lo que había pasado. Mandaron pasar adentro al apuesto principe. Ella les contó todo lo que le había pasado y que gracias al principe Kim estaba sana y salva.
Ellos agradecieron mucho al encantador principe y le propusieron quedarse a cenar con ellos.
Él accedió gustosamente pues sentía algo especial por la dulce y hermosa princesa.
Además de ser así, tenía una bondad que les llamaba mucho la atención a sus padres.
Cuando iba al colegio, siempre estaba ayudando a sus compañeros con los ejercicios que ponían los profesores. Entodo les ayudaba, ella era muy lista y en el futuro quería ser profesora. Le gustaba mucho los niños pequeños y el estar con ellos jugando, cantando, etc. Esta princesa se llamaba Tina.
Si alguna vez bajaba al pueblo y veía a alguna persona que necesitaba ayuda, ahí iba ella para echarle una mano.
Pero la princesa comenzó a crecer, a crecer y a crecer hasta que se hizo mujer. Aún y todo ella seguía ayudando a los demás, sobre todo a los niños más desvalidos.
Un día les comentó a sus padres que le gustaría mucho hacer una excursión hacia las montañas. Sus padres le advirtieron que tuviese mucho cuidado porque había distintos animales que eran muy peligrosos.
Tina les dijo que no se preocupasen que no la iba a pasar nada. Ella metió todo lo necesario en la mochila, preparó su caballo blanco y emprendió camino hacia las montañas. Era muy valiente, pero lo que ella no sabía es que en las montañas había un terrible animal.
Tina llegó a una de las montañas con su caballo. Descendió de él porque quería descansar un poco, además estaba anocheciendo. Preparó una hoguera y sacó algunos alimentos que había metido en la mochila. Estaba al lado de un riachuelo y el caballo se puso a beber.
Al terminar de cenar, se tumbó y se puso una manta fina que había metido. Utilizó una chaqueta de almohada.
La pobre no podía dormir, escuchaba ruidos de distintos animales. Pero se decía a sí misma:
- No tengo miedo a nada ni a nadie. Soy muy valiente y tengo la espada de mi padre, así me defenderé con ella. Al llegar la mañana siguiente, volvió a emprender su camino. Cogió su caballo y se fué.
Al pasar el riachuelo oyó unos pasos. ¿ Qué animal sería?.
Tina, seguía y no hacía caso de esos extraños pasos. De repente pensó que ese animal podría ser enorme, porque cuando caminaba, retumbaba todo el suelo.
Giró su cabeza y vió que entre los árboles salía un monstruoso dragón. Éste asustó al caballo y como consecuencia se cayó la princesa. Ella gritaba y corria a la vez para que el dragón Filemón, no la cogiese. Pero no había forma, el dragón cada vez estába más cerca de ella y la princesa seguía corriendo. Pero la pobre, no sabía ya para donde tirar. Miró a lo lejos que había una cueva para esconderse y no le dió tiempo. ¿ Sabéis por qué?. Pues porque el señor Dragón estaba encima de ella.
Tina siguió gritando para ver si la podía oír alguien.
Filemón se reía y le decía:
- ¡ Ja,ja,ja,ja!. Nadie te va a escuchar. Eres mía y te llevaré a mí guarida.
- No, dejame. Monstruo salvaje. Soy una princesa y cuando mi padre se entere de que tú me has cogido enviará a sus tropas y vendrán a rescatarme.
A lo lejos un encantador principe llamado Kim. Escuchó los gritos de nuestra querida princesa y montado en su caballo fué a salvarla.
Después de tanto cabalgar vió a la bella dama que estaba en apuros. Cogió su poderosa espada y comenzó a luchar con el dragón.
Filemón al ver al chico con la espada, dejó a Tina en el suelo y retrocedió para atras, huyó a toda velocidad.
La princesa agradeció a Kim lo que había hecho por ella.
- ¡ Hola!.No temáis, no la haré daño. Soy el principe Kim. Paseaba tranquilamente subido a mi caballo por aquí y al oír sus gritos me acerqué a ver que le pasaba.
- Yo soy la princesa Tina. Le comenté a mis padres que quería hacer una excursión por las montañas y ya me advirtieron que tuviese cuidado, pues había animales salvajes y yo no les quise creer.
- Bueno, ya ha pasado todo. Te subiré a mi caballo e iremos a tu castillo.
Comenzaron el camino de regreso a casa. Atravesaron el riachuelo, la otra montaña y por fín, a lo lejos vieron el castillo de la princesa.
Al llegar allí, el principe bajó a Tina con mucha delicadeza. Sus padres salieron a recibirla con los brazos abiertos. Ellos la dijeron que tenía que contarles todo lo que había pasado. Mandaron pasar adentro al apuesto principe. Ella les contó todo lo que le había pasado y que gracias al principe Kim estaba sana y salva.
Ellos agradecieron mucho al encantador principe y le propusieron quedarse a cenar con ellos.
Él accedió gustosamente pues sentía algo especial por la dulce y hermosa princesa.
LA BRUJA CORUJA, LA BRUJA ÚRSULA Y LA ARAÑA TANEA
En una misteriosa y tétrica casa, vivían dos brujas. Sus nombres eran: La bruja Coruja y Úrsula.
En esa casa , siempre se estaban haciendo pócimas de distintos sabores y de distintas clases. Sus escobas las tenían bien guardadas, pues de vez en cuando solía ir una malvada bruja llamada brujilda.
Siempre que iba cogía la escoba de la brujita Úrsula y ésta se enfadaba mucho.
Un día, cuando hicieron la pócima, se oyó el saludo de un animalito muy pequeño. ¿ Sabéis que animal era?.
No era una pulga, tampoco era un saltamontes. Os daré una pista, es un animalito que suele hacer una tela para atrapar a su presa.
Muy bién, lo habéis acertado era una araña, pero que listos sois todos.
Pues esta araña, saludaba a las dos brujas. Ellas miraban hacia arriba y no veían nada.
- Que raro, yo no veo a nadie por aquí y tú Bruja Úrsula ¿ Ves a alguien?.
- Pues tampoco. Anda mira, no será este ratón de aquí. Lo echarémos a la pócima, que estará muy sabrosa.
La bruja Úrsula, sin más metió al pobre animal dentro. Pero la señora araña seguía salundándolas y molestándolas.
Las dos brujas se pensában que era una mosca que estaba revoloteando por encima de sus cabezas. Intentaron matarla, pero no había forma de pillarla. Al final, la bruja Úrsula agarró fuertemente su escoba y ¡ ZAS!, cazó la mosca. También la metió en la pócima.
- Con estos ingredientes nuestro brebaje estará muy rico. Que bien huele, ummmmm. Comentaban las brujas.
La araña que estaba haciendose su tela de araña, se reía mucho de ellas. Pues no había forma de que la viesen.
Hasta que de pronto, la bruja Úrsula miró hacia arriba y vió una enorme araña, que estaba en el techo tan tranquila.
La señora araña las decía:
- Ya era hora de que me viéseis. Anda que llevo un buen rato saludandoos y nada. Me da que además de estar un poquito sordas, estáis ciegas y necesitáis gafas.
- Pero bueno, de que vas. Nosotras estamos muy bien de todo. De vista, de oido y de cuerpo entero. Lo que pasa que como estabas allí arriba pues no se te veía bien. Además estábamos concentradas con nuestro brebaje.
Cuando estaban hablando la brujas con ella, comenzó a tronar muy fuerte y de pronto algo golpeó la puerta de la entrada de la casa.
La bruja Coruja, fué a ver lo que había pasado y allí no había nadie. Cerro y se volvió para terminar lo que estaban haciendo.
Pero otra vez se golpeó esa dichosa puerta.
Ahora la que fué a abrir fué la bruja Úrsula. Nada, que seguíamos en las mismas.
¿ Pero qué estába pasando?.¿ Quién sería el que golpeaba la puerta?.
Las dos brujas ya estában con miedo, incluida Tanea la araña. Era una noche tenebrosa y llovía y tronaba con tal fuerza que en la casa retumbaba todo.
Las ventanas no estaban bien cerradas, entraba todo el agua para dentro.
Volvió a golpearse la puerta y esta vez no golpeaba una vez, sino varias veces.
Esta vez fueron las dos brujas juntas para abrirlas y ¿ Sabéis quién era?.
Era un pequeño y encantador gatito que se había perdido, estaba asustado a causa de la tormenta y no encontrába ningún sitio para resguardarse. Por eso fué a parar a esa casa, pero vió que eran dos malvadas brujas y no se atrevía a entrar.
La bruja Úrsula lo cogió con mucho cariño, lo metió y le dió un poco de leche. Lo secaron para que no cogiese frío.Él estaba tan agusto, vió que también había una araña y estaba con un poco de miedo.
Ellas le comentaron que la araña no le iba ha hacer nada. Que ella era muy buena, que no iba a picarle. El gato se quedó más tranquilo cuando le dijeron eso.
Fué una noche muy ajetreada, de mucho miedo. Pero todo pasó y la tranquilidad volvió a la casa.
El gatito se quedó a vivir con ellas y todos juntos se pasaron muy bien.
Después de una noche de mucho pánico, todo acabó en un susto.
En esa casa , siempre se estaban haciendo pócimas de distintos sabores y de distintas clases. Sus escobas las tenían bien guardadas, pues de vez en cuando solía ir una malvada bruja llamada brujilda.
Siempre que iba cogía la escoba de la brujita Úrsula y ésta se enfadaba mucho.
Un día, cuando hicieron la pócima, se oyó el saludo de un animalito muy pequeño. ¿ Sabéis que animal era?.
No era una pulga, tampoco era un saltamontes. Os daré una pista, es un animalito que suele hacer una tela para atrapar a su presa.
Muy bién, lo habéis acertado era una araña, pero que listos sois todos.
Pues esta araña, saludaba a las dos brujas. Ellas miraban hacia arriba y no veían nada.
- Que raro, yo no veo a nadie por aquí y tú Bruja Úrsula ¿ Ves a alguien?.
- Pues tampoco. Anda mira, no será este ratón de aquí. Lo echarémos a la pócima, que estará muy sabrosa.
La bruja Úrsula, sin más metió al pobre animal dentro. Pero la señora araña seguía salundándolas y molestándolas.
Las dos brujas se pensában que era una mosca que estaba revoloteando por encima de sus cabezas. Intentaron matarla, pero no había forma de pillarla. Al final, la bruja Úrsula agarró fuertemente su escoba y ¡ ZAS!, cazó la mosca. También la metió en la pócima.
- Con estos ingredientes nuestro brebaje estará muy rico. Que bien huele, ummmmm. Comentaban las brujas.
La araña que estaba haciendose su tela de araña, se reía mucho de ellas. Pues no había forma de que la viesen.
Hasta que de pronto, la bruja Úrsula miró hacia arriba y vió una enorme araña, que estaba en el techo tan tranquila.
La señora araña las decía:
- Ya era hora de que me viéseis. Anda que llevo un buen rato saludandoos y nada. Me da que además de estar un poquito sordas, estáis ciegas y necesitáis gafas.
- Pero bueno, de que vas. Nosotras estamos muy bien de todo. De vista, de oido y de cuerpo entero. Lo que pasa que como estabas allí arriba pues no se te veía bien. Además estábamos concentradas con nuestro brebaje.
Cuando estaban hablando la brujas con ella, comenzó a tronar muy fuerte y de pronto algo golpeó la puerta de la entrada de la casa.
La bruja Coruja, fué a ver lo que había pasado y allí no había nadie. Cerro y se volvió para terminar lo que estaban haciendo.
Pero otra vez se golpeó esa dichosa puerta.
Ahora la que fué a abrir fué la bruja Úrsula. Nada, que seguíamos en las mismas.
¿ Pero qué estába pasando?.¿ Quién sería el que golpeaba la puerta?.
Las dos brujas ya estában con miedo, incluida Tanea la araña. Era una noche tenebrosa y llovía y tronaba con tal fuerza que en la casa retumbaba todo.
Las ventanas no estaban bien cerradas, entraba todo el agua para dentro.
Volvió a golpearse la puerta y esta vez no golpeaba una vez, sino varias veces.
Esta vez fueron las dos brujas juntas para abrirlas y ¿ Sabéis quién era?.
Era un pequeño y encantador gatito que se había perdido, estaba asustado a causa de la tormenta y no encontrába ningún sitio para resguardarse. Por eso fué a parar a esa casa, pero vió que eran dos malvadas brujas y no se atrevía a entrar.
La bruja Úrsula lo cogió con mucho cariño, lo metió y le dió un poco de leche. Lo secaron para que no cogiese frío.Él estaba tan agusto, vió que también había una araña y estaba con un poco de miedo.
Ellas le comentaron que la araña no le iba ha hacer nada. Que ella era muy buena, que no iba a picarle. El gato se quedó más tranquilo cuando le dijeron eso.
Fué una noche muy ajetreada, de mucho miedo. Pero todo pasó y la tranquilidad volvió a la casa.
El gatito se quedó a vivir con ellas y todos juntos se pasaron muy bien.
Después de una noche de mucho pánico, todo acabó en un susto.
sábado, 5 de octubre de 2019
NINA Y NINO, LOS UNICORNIOS Y EL HADA DEL BOSQUE
Erase una vez, dos unicornios que vivían en el bosque junto a su madre y sus amigos. Sus nombres eran Nina y Nino, ellos eran hermanos. Se pasaban horas y horas jugando en el bosque. Su madre siempre les decía:
- No os alejéis mucho, pues hay animales muy peligrosos.
- Si, mamá. Tranquila no nos adentraremos en el bosque.
Pero ellos no la hicieron caso y comenzaron a caminar, a caminar y a caminar. Sin darse cuenta se metieron mucho en el bosque. Nina que era la más pequeña, le comentó a su hermano:
- Nino, creo que nos hemos alejado mucho y ahora, ¿ Cómo vamos a volver?.
- Pues regresando por el camino que hemos venido.
Pero claro, estában totalmente desorientados. Pues no sabían porque camino habían ido.
Llegó la noche, su madre estába ya muy preocupada porque veía que no regresaban.
Los dos hermanos estaban con mucho miedo. Oían toda clase de ruidos de animales. Pero no identificaban los animales que eran.
Nino, era un unicornio muy valiente y le comentó a su hermana:
- Tranquila Nina, que si aparece un animal peligroso y feroz, yo te defenderé.
Ella se quedó más tranquila cuando su hermano le dijo eso.
Pero de repente, escucharon el rugir de un león y a un buho.
La unicornio tenía mucho miedo y temblaba de frío. Su hermano le dijo que tenían que buscar una cueva o algún otro sitio para resguardarse del frio. Pero ella estaba tan cansada que no podía seguir.
Nano le comentaba:
- Vamos, Nina. Tenemos que seguir, no nos podemos parar. Pues podríamos morir de frío.
Al final, como vió que su hermana no podía seguir, se quedaron a dormir debajo de unos árboles.
El unicornio fué a buscar palos para hacer una hogera. Su madre se lo había enseñado muchas veces. Pero su hermana no se quería quedar sola , así que decidió irse con él y entre los dos cogieron muchas ramas para hacer fuego.
Nino, hizo el fuego tal como se lo había enseñado su madre.
Se echaron debajo de los árboles y en ésto oyeron los pasos y el rugir de un feroz y hambriento león. Después escucharon al buho y tanto miedo tenían que volvieron a ponerse de pié.
El león se fué acercando a ellos poco a poco. Los dos hermanos temblaban y sin querer, la unicornio pegó un grito. Ella pensaba que si pegaba el grito el león se iría. Pero no fué así, él siguió acercándose a ellos.
El Hada del Bosque que habí escuchado esos gritos tan desesperados se echo a volar y fué a parar a donde estaban los dos hermanos.
- Pero, ¿ Quién ha sido la que me ha despertado de mi maravilloso sueño con su espeluznante chillido?.
- Perdone usted, señora Hada. Es que mire usted este león. Nos quiere comer.
- Este león, no os hará nada. Es muy dócil, ¿ Verdad, señor león?.
El animal al ver al Hada del bosque dió marcha atrás y se fue.
Ella les preguntó:
- ¿ Como os llamáis y qué hacéis aquí?. ¿ No véis que corréis peligro?.
- Nos llamamos Nina y el es mi hermano Nino. Comenzamos a caminar y a caminar y nos hemos adentrado mucho en el bosque. Ahora no sabemos cuál era el camino de regreso.
- No os preocupéis, yo me conozco todo el bosque. Por eso me llaman el Hada de l Bosque. Yo ayudo a toda clase de animales y además tengo poderes mágicos. Os acompañaré, ya que vuestra madre estará muy preocupada.
El hada, les condujo al camino adecuado y siguieron todos juntos hasta que de pronto vieron unas luces. Su mamá había puesto unas luces en la entrada de la casa por a sus hijos les daba por volver.
Ella los estaba esperando con mucha ansiedad.
- Bueno, pequeños unicornios. Ahí tenéis ya vuestra casa. Id y darle una sorpresa a vuestra madre.
Ellos se despidieron con mucha tristeza de su amiga y se marcharon corriendo a besar a su mamá.
Por fín, volvieron a estar los tres juntos y todo gracias al hada del Bosque.
Su madre miró hacia arriba y le dió las gracias por a ver traido de vuelta, sanos y salvos a sus dos pequeños.
El hada del bosque esparció sobre la casa y sobre sus amigos unos polvos mágicos. La casa brillaba y los otros animales se acercaban para ver lo bonita que era.
Mientras los tres unicornios consiguieron volar. Todo gracias a su amiga el hada.
Estaban encantados porque desde allí arriba podían ver los distintos animales que habitaban en el bosque
- No os alejéis mucho, pues hay animales muy peligrosos.
- Si, mamá. Tranquila no nos adentraremos en el bosque.
Pero ellos no la hicieron caso y comenzaron a caminar, a caminar y a caminar. Sin darse cuenta se metieron mucho en el bosque. Nina que era la más pequeña, le comentó a su hermano:
- Nino, creo que nos hemos alejado mucho y ahora, ¿ Cómo vamos a volver?.
- Pues regresando por el camino que hemos venido.
Pero claro, estában totalmente desorientados. Pues no sabían porque camino habían ido.
Llegó la noche, su madre estába ya muy preocupada porque veía que no regresaban.
Los dos hermanos estaban con mucho miedo. Oían toda clase de ruidos de animales. Pero no identificaban los animales que eran.
Nino, era un unicornio muy valiente y le comentó a su hermana:
- Tranquila Nina, que si aparece un animal peligroso y feroz, yo te defenderé.
Ella se quedó más tranquila cuando su hermano le dijo eso.
Pero de repente, escucharon el rugir de un león y a un buho.
La unicornio tenía mucho miedo y temblaba de frío. Su hermano le dijo que tenían que buscar una cueva o algún otro sitio para resguardarse del frio. Pero ella estaba tan cansada que no podía seguir.
Nano le comentaba:
- Vamos, Nina. Tenemos que seguir, no nos podemos parar. Pues podríamos morir de frío.
Al final, como vió que su hermana no podía seguir, se quedaron a dormir debajo de unos árboles.
El unicornio fué a buscar palos para hacer una hogera. Su madre se lo había enseñado muchas veces. Pero su hermana no se quería quedar sola , así que decidió irse con él y entre los dos cogieron muchas ramas para hacer fuego.
Nino, hizo el fuego tal como se lo había enseñado su madre.
Se echaron debajo de los árboles y en ésto oyeron los pasos y el rugir de un feroz y hambriento león. Después escucharon al buho y tanto miedo tenían que volvieron a ponerse de pié.
El león se fué acercando a ellos poco a poco. Los dos hermanos temblaban y sin querer, la unicornio pegó un grito. Ella pensaba que si pegaba el grito el león se iría. Pero no fué así, él siguió acercándose a ellos.
El Hada del Bosque que habí escuchado esos gritos tan desesperados se echo a volar y fué a parar a donde estaban los dos hermanos.
- Pero, ¿ Quién ha sido la que me ha despertado de mi maravilloso sueño con su espeluznante chillido?.
- Perdone usted, señora Hada. Es que mire usted este león. Nos quiere comer.
- Este león, no os hará nada. Es muy dócil, ¿ Verdad, señor león?.
El animal al ver al Hada del bosque dió marcha atrás y se fue.
Ella les preguntó:
- ¿ Como os llamáis y qué hacéis aquí?. ¿ No véis que corréis peligro?.
- Nos llamamos Nina y el es mi hermano Nino. Comenzamos a caminar y a caminar y nos hemos adentrado mucho en el bosque. Ahora no sabemos cuál era el camino de regreso.
- No os preocupéis, yo me conozco todo el bosque. Por eso me llaman el Hada de l Bosque. Yo ayudo a toda clase de animales y además tengo poderes mágicos. Os acompañaré, ya que vuestra madre estará muy preocupada.
El hada, les condujo al camino adecuado y siguieron todos juntos hasta que de pronto vieron unas luces. Su mamá había puesto unas luces en la entrada de la casa por a sus hijos les daba por volver.
Ella los estaba esperando con mucha ansiedad.
- Bueno, pequeños unicornios. Ahí tenéis ya vuestra casa. Id y darle una sorpresa a vuestra madre.
Ellos se despidieron con mucha tristeza de su amiga y se marcharon corriendo a besar a su mamá.
Por fín, volvieron a estar los tres juntos y todo gracias al hada del Bosque.
Su madre miró hacia arriba y le dió las gracias por a ver traido de vuelta, sanos y salvos a sus dos pequeños.
El hada del bosque esparció sobre la casa y sobre sus amigos unos polvos mágicos. La casa brillaba y los otros animales se acercaban para ver lo bonita que era.
Mientras los tres unicornios consiguieron volar. Todo gracias a su amiga el hada.
Estaban encantados porque desde allí arriba podían ver los distintos animales que habitaban en el bosque
ELDA, LA ELFA DE PAPÁ NOÉL
Había una vez, una elfa llamada Elda. Era una de las ayudantes más eficaces y más mágica que tenía Papá Noél.
Trabajaba día y noche, no paraba. Además de ésto se divertía con sus compañeros y les hacía siempre mágia.
Un día nuestro hombre de rojo la llamó para que fuese a su despacho. Ella iba con miedo pues pensaba que la iban a despedir y si la enviaban para casa, no podría hacer disfrutar a sus compañeros.
Cuando llegó a la puerta, no se atrevía a llamar. Pero de repente, la puerta se abrió, allí estaba nuestro Papá Noél sentado y ella se acercó muy nerviosa y le tamblaba todo el cuerpo, se acercó hasta donde estába él. Se sentó y comenzó a escucharle lo que le iba a decir:
- Bueno, bueno, Elda. Estoy muy contento de lo bién que estas trabajando. Por eso he decidido que te vengas conmigo a repartir los regalos para los niños.
- ¿ Iremos en el Trineo con los renos?.
- Claro, tu prepararás el trineo y meterás en el saco todos los regalos.
Ella se dió prisa en todo. Metió los regalos de los niños en el enorme saco rojo. También preparó el trineo con sus cuatro renos.
Estaba encantada porque esa noche iba a montarse con Papá Noél e iba a ir casa por casa para dejarles los regalos a los niños. Llevaba tambien el libro con los nombres y direcciones de todos los niños.
Por fín llegó la noche y Elda le dijo a Papá Noél:
- Ya está todo preparado, nos podemos ir ya.
- Voy a abrigarme bien para no coger frio y ahora nos vamos.
Esta era una noche mágica tanto para los niños como para Elda. Se subieron al trineo y comenzaron a ascender. Elda estaba muy emocionada y miraba las estrellas, no se lo podía creer.
Sacó el libro donde estaban escrito todos los nombres de los niños unos con una señal de buen comportamiento y otros.....
Iban a toda velocidad, pues tenían que dejar esa misma noche todos los regalos en las casas de los niños.
Al llegar a la casa de uno de ellos, nuestro querido Papá Noél entró por la chimenea y llevaba en el saco el juguete que había pedido. La Elfa se quedó en el trineo, bien tapada con la manta esperandole.
Cuando él regresó de dejar los obsequios se sentó otra vez en el trineo e intentó elevarlo, pero nada que los renos no querían subir.
Él estaba enfadado:
- ¿ Qué os pasa ahora, panda de vagos?. ¿ Por qué no queréis subir?. Vamos arriba. Elda, ¿ Les díste antes de salir la comida?
- Claro, que les dí, no creo que sea por eso. Utilizaré mi magia.
Pero ni con la magia de ella los hacía subir.
De pronto, pasó por allí una bruja con su escoba. Ella también tenía poderes mágicos. Los saludó:
- ¡Hola!. ¿ Qué os pasa a vosotros dos?.
- Que no nos sube el trineo y los renos no quieren tirar. Además tenemos que seguir entregando los regalos. Pues hay niños que los esperan con muchas ganas y si llegamos tarde se despertarán y verán que no hay nada.
- No os preocupéis, yo os ayudaré.
La bruja guardaba en su bolso una botella con su pócima mágica, siempre la llevaba con ella por si la tenía que utilizar. Se lo comenzó a dar a cada uno de los renos.
Papá Noél, no se fiaba mucho de ella. Pero al final, los animalitos comenzaron a subir y la elfa junto al hombre de rojo, le dieron las gracias.
Por fín, pudieron entregar todos los regalos a tiempo. Después volvieron al Polo norte otra vez, a su hogar. Para seguir preparando más juguetes para el año que viene
Trabajaba día y noche, no paraba. Además de ésto se divertía con sus compañeros y les hacía siempre mágia.
Un día nuestro hombre de rojo la llamó para que fuese a su despacho. Ella iba con miedo pues pensaba que la iban a despedir y si la enviaban para casa, no podría hacer disfrutar a sus compañeros.
Cuando llegó a la puerta, no se atrevía a llamar. Pero de repente, la puerta se abrió, allí estaba nuestro Papá Noél sentado y ella se acercó muy nerviosa y le tamblaba todo el cuerpo, se acercó hasta donde estába él. Se sentó y comenzó a escucharle lo que le iba a decir:
- Bueno, bueno, Elda. Estoy muy contento de lo bién que estas trabajando. Por eso he decidido que te vengas conmigo a repartir los regalos para los niños.
- ¿ Iremos en el Trineo con los renos?.
- Claro, tu prepararás el trineo y meterás en el saco todos los regalos.
Ella se dió prisa en todo. Metió los regalos de los niños en el enorme saco rojo. También preparó el trineo con sus cuatro renos.
Estaba encantada porque esa noche iba a montarse con Papá Noél e iba a ir casa por casa para dejarles los regalos a los niños. Llevaba tambien el libro con los nombres y direcciones de todos los niños.
Por fín llegó la noche y Elda le dijo a Papá Noél:
- Ya está todo preparado, nos podemos ir ya.
- Voy a abrigarme bien para no coger frio y ahora nos vamos.
Esta era una noche mágica tanto para los niños como para Elda. Se subieron al trineo y comenzaron a ascender. Elda estaba muy emocionada y miraba las estrellas, no se lo podía creer.
Sacó el libro donde estaban escrito todos los nombres de los niños unos con una señal de buen comportamiento y otros.....
Iban a toda velocidad, pues tenían que dejar esa misma noche todos los regalos en las casas de los niños.
Al llegar a la casa de uno de ellos, nuestro querido Papá Noél entró por la chimenea y llevaba en el saco el juguete que había pedido. La Elfa se quedó en el trineo, bien tapada con la manta esperandole.
Cuando él regresó de dejar los obsequios se sentó otra vez en el trineo e intentó elevarlo, pero nada que los renos no querían subir.
Él estaba enfadado:
- ¿ Qué os pasa ahora, panda de vagos?. ¿ Por qué no queréis subir?. Vamos arriba. Elda, ¿ Les díste antes de salir la comida?
- Claro, que les dí, no creo que sea por eso. Utilizaré mi magia.
Pero ni con la magia de ella los hacía subir.
De pronto, pasó por allí una bruja con su escoba. Ella también tenía poderes mágicos. Los saludó:
- ¡Hola!. ¿ Qué os pasa a vosotros dos?.
- Que no nos sube el trineo y los renos no quieren tirar. Además tenemos que seguir entregando los regalos. Pues hay niños que los esperan con muchas ganas y si llegamos tarde se despertarán y verán que no hay nada.
- No os preocupéis, yo os ayudaré.
La bruja guardaba en su bolso una botella con su pócima mágica, siempre la llevaba con ella por si la tenía que utilizar. Se lo comenzó a dar a cada uno de los renos.
Papá Noél, no se fiaba mucho de ella. Pero al final, los animalitos comenzaron a subir y la elfa junto al hombre de rojo, le dieron las gracias.
Por fín, pudieron entregar todos los regalos a tiempo. Después volvieron al Polo norte otra vez, a su hogar. Para seguir preparando más juguetes para el año que viene
jueves, 12 de septiembre de 2019
NEVADÍN, EL MUÑECO DE NIEVE QUE TENÍA MUCHO FRÍO
Había llegado el Invierno, todos los niños iban al colegio bien abrigados. Con sus gorros, sus bufandas, sus guantes y sus plumas. También llevaban sus botas de agua, porque estaba nevando.
Ellos iban hacía el colegio caminando, siempre pasaban por un enorme parque, donde había columpios, un estanque con sus cisnes y patos. Ese estanque estába helado y los patos tenían mucho frío. De pronto vieron a un enorme Muñeco de Nieve y se preguntaron:
- ¿ Quién habrá hecho este muñeco de nieve?.
- Mirad, este muñeco está muy triste.
Nevadín, les oyó hablar y les saludó a los niños:
-¡ Hola, niños!. Mi nombre es Nevadín y estoy triste porque tengo mucho frío. Necesito un gorro, una bufanda y unos guantes. Además no tengo naríz y me encantaría tener una para poder oler.
Los crios se asustaron del Muñeco de Nieve, ellos pensaban que no hablaba y se quedaron atónitos mirándole. Uno de ellos le dijo:
- ¡ Hola!. Yo te prestaré mi bufanda, tengo otra en mi casa.
- Yo mis guantes. Le decía el otro niño.
- Yo te dejaré mi gorro. Así no tendrás frío en tus orejitas. Decía el siguiente niño
El último niño, le comentó:
- Yo te traeré una naríz para que puedas oler las flores cuando salgan en primavera.
El Muñeco de Nieve, les dijo:
- Gracias por vuestra bondad, por dejarme vuestros guantes, gorro, bufanda y esa naríz que tanto necesito.
El niño se fué corriendo hacia su casa para coger una zanahoria, que le serviría de naríz a Nevadín.
Volvió deprisa con ella en la mano, al llegar a donde estába el Muñeco de Nieve. Intentó ponersela, pero el crío era demasiado pequeño. Entonces los demás niños le comentaron:
- ¿ Por qué no hacémos una torre?. Tú te subirás el último y se lo pones.
Uno, se puso de rodillas encima del otro y así sucesivamente hasta que llegaron a ponerle la naríz a Nevadín. El muñeco de nieve, miró a los niños y con los guantes que le habían puesto, comenzó a tocarse la cara y la cabeza. Notó su naríz, que era demasiado grande y decía:
- Que bién con esta nariz, así podré respirar muy bién. Muchas gracias, por todo. Ahora si que podré pasar un invierno calentito, con mi nueva bufanda, con mi gorro, mis guantes y esta nueva naríz. Aaaaaaaaaatchiiiiiiiiiiissssssssss, aaaaaaatchiiiiiisssss, vaya, no tendréis algún pañuelo de papel para sonarme la naríz.
Los niños se reían de sus estornudos y uno de ellos como tenía un paquete de pañuelos, sacó uno y se lo pensaba dar a Nevadín, pero con sus nuevas manos no podía. Otra vez se tuvieron que subir un crio encima del otro hasta que llegaron a su naríz y le empezaron a sonar. Él hacía mucho ruido, como si fuera el balar de una oveja: Beeee, Beeee, Beeee. Así hacía cuando se sonaba los mocos, algunos de los pequeños se reían bastante del ruido tan gracioso que hacía. Uno de ellos le comentába a los otros:
- Que gracioso es nuestro buén amigo Nevadín. ¿ Verdad, chicos?.
Los demás afirmaron con un sí. El más pequeño de todos los chavales les preguntó:
- ¿ Por qué no nos agarramos todos de la mano y hacemos un círculo alrededor de él. Le podemos cantar la canción del invierno. Esa que cantamos en clase. ¿ Sabéis cual os digo?. Le contestaron que esa cancíon era muy divertida.
Entonces todos se cogieron de la mano, hicieron un corro muy grande con el Muñeco de Nieve en medio y empezaron a cantar la Canción.
Venga todos juntos, 1, 2 y 3:
Invierno, invierno, porqué nos gustará,
Por la nieve blanca o por la Navidad,
El frío de invierno, ya tiene solución,
El gorro, los guantes y la calefacción.
Nevadín se puso tan felíz con esa canción que todos volvieron a cantarla nuevamente.
Los niños iban todos los días a visitarlo y le cantaban siempre la canción favorita de él. Cada vez que veía venir a los crios, se ponía tan contento que siempre les pedía un abrazo. Ellos se lo daban encantados.
- Que bién con esta nariz, así podré respirar muy bién. Muchas gracias, por todo. Ahora si que podré pasar un invierno calentito, con mi nueva bufanda, con mi gorro, mis guantes y esta nueva naríz. Aaaaaaaaaatchiiiiiiiiiiissssssssss, aaaaaaatchiiiiiisssss, vaya, no tendréis algún pañuelo de papel para sonarme la naríz.
Los niños se reían de sus estornudos y uno de ellos como tenía un paquete de pañuelos, sacó uno y se lo pensaba dar a Nevadín, pero con sus nuevas manos no podía. Otra vez se tuvieron que subir un crio encima del otro hasta que llegaron a su naríz y le empezaron a sonar. Él hacía mucho ruido, como si fuera el balar de una oveja: Beeee, Beeee, Beeee. Así hacía cuando se sonaba los mocos, algunos de los pequeños se reían bastante del ruido tan gracioso que hacía. Uno de ellos le comentába a los otros:
- Que gracioso es nuestro buén amigo Nevadín. ¿ Verdad, chicos?.
Los demás afirmaron con un sí. El más pequeño de todos los chavales les preguntó:
- ¿ Por qué no nos agarramos todos de la mano y hacemos un círculo alrededor de él. Le podemos cantar la canción del invierno. Esa que cantamos en clase. ¿ Sabéis cual os digo?. Le contestaron que esa cancíon era muy divertida.
Entonces todos se cogieron de la mano, hicieron un corro muy grande con el Muñeco de Nieve en medio y empezaron a cantar la Canción.
Venga todos juntos, 1, 2 y 3:
Invierno, invierno, porqué nos gustará,
Por la nieve blanca o por la Navidad,
El frío de invierno, ya tiene solución,
El gorro, los guantes y la calefacción.
Nevadín se puso tan felíz con esa canción que todos volvieron a cantarla nuevamente.
Los niños iban todos los días a visitarlo y le cantaban siempre la canción favorita de él. Cada vez que veía venir a los crios, se ponía tan contento que siempre les pedía un abrazo. Ellos se lo daban encantados.
miércoles, 11 de septiembre de 2019
CATALINA LA CABRITILLA RECIÉN NACIDA Y MARISA LA ARAÑA SIMPÁTICA
Erase una vez, en una inmensa granja llena de diferentes tipos de animales. Vivían unas cabras, una de ellas estába a punto de dar a luz. Allí también vivía Marisa, la pequeña araña simpática.
Todas las mañanas se levantaba pronto y comenzaba a saludar a todos los animales que estaban a su alrededor.
Ese mismo día nació la cabritilla. Todos fueron a admirar su belleza.
Le pusieron de nombre Catalina. Comenzó a tropezarse y caerse, era normal. Acababa de nacer y todavía no se mantenía en pié. Todos los animales se reían de el:
- ¿ Qué le pasa a tu pequeña?. ¿No se pone de pié porque esta cojo?. Jajaja.
- A mi Catalina, no le pasa nada. Acaba de nacer. Ya se pondrá de pié cuando quiera y crea conveniente.
Marisa que estaba escuchando las conversaciones entre la madre y los demás animales. Miró a la pequeña cabritilla y la comentó:
- Tú no te preocupes, que tarde o temprano podrás caminar como tu mamá y los otros cabritillos.
Además yo sere tu amiga y te ayudaré en todo.
Ella se intentaba poner de pié pero no lo conseguía. Tanto su madre como ella se pusieron un poco tristes. La madre ya no sabía como ayudarla.
Pero ella no se rendía, volvía a intentar levantarse. Pero no habia forma seguía cayendose. Al final sacó fuerzas de donde pudo y su amiga la araña que la miraba le animaba:
- Venga que tu puedes. No desistas arriba vamos campeona.
-Mirad esa araña lo que la dice. Si por mas que le diga no se va a poner en pié.
Tanto lo intentó que al final de todo lo consiguió. Su madre y Marisa se alegraron de que por fín se levan miró a todos los animales de la granja, sobre todo a su madre.
De pronto escuchó la voz de su amiga la araña:
- ¡ Hola!. ¿ Cómo estás?. Mi nombre es Marisa.
- ¿ Dónde estás?. No te veo.
- Estoy encima de ti. ¿ No me ves?.
- Pues debes ser un animal muy pequeño porque sigo sin verte.
- Espera que bajo y me poso en tu nariz.¿ Me ves ahora?.
- Por fín, ya te veo. ¿ Pero que animal más raro?. ¿ Quién eres?.
- Soy tu amiga la araña. He estado ahí dia y noche vigilando a ver si nacias. Acompañando a tu mamá en estos momentos tan bonitos.
-Que bien, no sabía que en mi nacimiento ibas a estar tú. Gracias Marisa, amiga.
- Bienvenida al mundo, pequeña Rosa.
La cabritilla estaba todavia un poco dormida. Seguía sin apoyar bien sus patitas. Se caía, se incorporaba y volvía a caer al suelo.
Pero ella tenía mucha fuerza de Voluntad. No se rendía nunca. Lo intentaba una y otra vez.
Al fin lo consiguió, su madre y su gran amiga se alegraron mucho de ver por fín en pié a la Cabritilla.
Catalina, se reía e iba hasta donde estába su mamá, necesitába mucho mimo y mucho cariño.
Su mamá le dió mucho calor y ella empezó a tomar la leche, estába tan feliz. Que las otras cabritillas le tenían mucha envidia.
Todas las mañanas se levantaba pronto y comenzaba a saludar a todos los animales que estaban a su alrededor.
Ese mismo día nació la cabritilla. Todos fueron a admirar su belleza.
Le pusieron de nombre Catalina. Comenzó a tropezarse y caerse, era normal. Acababa de nacer y todavía no se mantenía en pié. Todos los animales se reían de el:
- ¿ Qué le pasa a tu pequeña?. ¿No se pone de pié porque esta cojo?. Jajaja.
- A mi Catalina, no le pasa nada. Acaba de nacer. Ya se pondrá de pié cuando quiera y crea conveniente.
Marisa que estaba escuchando las conversaciones entre la madre y los demás animales. Miró a la pequeña cabritilla y la comentó:
- Tú no te preocupes, que tarde o temprano podrás caminar como tu mamá y los otros cabritillos.
Además yo sere tu amiga y te ayudaré en todo.
Ella se intentaba poner de pié pero no lo conseguía. Tanto su madre como ella se pusieron un poco tristes. La madre ya no sabía como ayudarla.
Pero ella no se rendía, volvía a intentar levantarse. Pero no habia forma seguía cayendose. Al final sacó fuerzas de donde pudo y su amiga la araña que la miraba le animaba:
- Venga que tu puedes. No desistas arriba vamos campeona.
-Mirad esa araña lo que la dice. Si por mas que le diga no se va a poner en pié.
Tanto lo intentó que al final de todo lo consiguió. Su madre y Marisa se alegraron de que por fín se levan miró a todos los animales de la granja, sobre todo a su madre.
De pronto escuchó la voz de su amiga la araña:
- ¡ Hola!. ¿ Cómo estás?. Mi nombre es Marisa.
- ¿ Dónde estás?. No te veo.
- Estoy encima de ti. ¿ No me ves?.
- Pues debes ser un animal muy pequeño porque sigo sin verte.
- Espera que bajo y me poso en tu nariz.¿ Me ves ahora?.
- Por fín, ya te veo. ¿ Pero que animal más raro?. ¿ Quién eres?.
- Soy tu amiga la araña. He estado ahí dia y noche vigilando a ver si nacias. Acompañando a tu mamá en estos momentos tan bonitos.
-Que bien, no sabía que en mi nacimiento ibas a estar tú. Gracias Marisa, amiga.
- Bienvenida al mundo, pequeña Rosa.
La cabritilla estaba todavia un poco dormida. Seguía sin apoyar bien sus patitas. Se caía, se incorporaba y volvía a caer al suelo.
Pero ella tenía mucha fuerza de Voluntad. No se rendía nunca. Lo intentaba una y otra vez.
Al fin lo consiguió, su madre y su gran amiga se alegraron mucho de ver por fín en pié a la Cabritilla.
Catalina, se reía e iba hasta donde estába su mamá, necesitába mucho mimo y mucho cariño.
Su mamá le dió mucho calor y ella empezó a tomar la leche, estába tan feliz. Que las otras cabritillas le tenían mucha envidia.
sábado, 3 de agosto de 2019
ROSA, LA MARIPOSA DE COLORES QUE NO PODÍA VOLAR
Había una vez una pequeña mariposa, que sus alas estában repletas de colores. Su nombre era Rosa. Como era tan pequeña no sabía volar, pero comenzó a crecer, a crecer y a crecer. Ella abrió sus alas e intentó alzar el vuelo.
Rosa se miraba a sí misma y se decía:
- ¿ Qué me está pasando?. ¿ Por qué no puedo volar como las demás mariposas?.
Iba de flor en flor,pero sin volar. Las otras mariposas se la quedaban mirando y se reían de ella diciéndola:
- Mirarla, Rosa no sabe volar. ¿ Qué pasa que no tienes alas?. Ja, ja, ja.
La pobre, miraba hacia abajo y se iba toda triste, sin saber lo que le pasaba en sus bellas alas.
Ese mismo día se encontró con la abeja Candela y como la vió así se acercó a ella y le preguntó:
- ¿ Qué te pasa hermosa mariposa?. ¿ Por qué estás así de triste?.
- Porque no sé que le pasa a mis alas que intento volar pero no puedo y encima las otras mariposas se ríen de mí. No tengo amigos por eso.
- No te preocupes, en mí tendrás una amiga. Si quieres podemos ir juntas por el bosque.
Cuando iban de flor en flor, se encontraron con Mary la Mariquita que les miró y les comentó:
- ¿ A dónde váis vosostros dos?. ¿ Tú por qué no puedes volar?.
- ¡Hola, Mariquita!. Mis alas no estan bien, por eso no puedo volar. Intento hacerlo y no puedo. No sé que las pasa.
- ¿ Puedo ir con vosotras?. conozco al hada del bosque que a lo mejor puede ayudarte.
Se dirijieron hacia la enorme casa del hada. Cuando por fín, despues de estár un rato buscándola, llegaron y llamaron a la puerta.
- ¿ Quién llama fuertemente a mi casa?. ¿ Quién viene a molestarme a estas horas de la mañana?.
- Hada del Bosque, soy Mary la Mariquita. Vengo con Rosa una Mariposa que no puede volar y con Candela, la abeja.
- Pasar, perdona que no te haya reconocido. Ven aquí, preciosa, a ver que veamos tus alas. No te preocupes, ahora echaré unos polvos mágicos sobre ella y ya verás como luego podrás volar.
Ella no se lo creía mucho, pero la hizo caso.
El Hada del Bosque le roció las alas con los polvos mágicos y una vez que terminó de echárselos, Rosa comenzó a abrir sus hermosas alas y las empezó a mover de abajo arriba.
Por fín, consiguió volar y se fué sobre el cielo azul. Las otras Mariposas que se habían reido de ella comentaban entre ellas:
- ¿ Cómo ha conseguido volar?. Antes no lo hacía ¿ Verdad?.
Ella presumía de la hermosura de sus alas y las daba envidia a las otras. Por fín, Rosa podía volar y todo gracias al Hada del Bosque y a sus amigas Candela la abeja, Mary la Mariquita.
Estaba tan feliz que volaba a todas horas y no paraba por nada del mundo. Quería ver todo lo que pasaba en el bosque, todo lo que no había visto antes.
MORALEJA:
Hay niños con distintas discapacidades que no pueden alzar el vuelo como la Mariposa. Por eso necesitan la ayuda de distintas hadas del bosque. Si véis a algún niño o niña con alguna discapacidad, ayudadle, porque os lo agradecerán mucho.
Rosa se miraba a sí misma y se decía:
- ¿ Qué me está pasando?. ¿ Por qué no puedo volar como las demás mariposas?.
Iba de flor en flor,pero sin volar. Las otras mariposas se la quedaban mirando y se reían de ella diciéndola:
- Mirarla, Rosa no sabe volar. ¿ Qué pasa que no tienes alas?. Ja, ja, ja.
La pobre, miraba hacia abajo y se iba toda triste, sin saber lo que le pasaba en sus bellas alas.
Ese mismo día se encontró con la abeja Candela y como la vió así se acercó a ella y le preguntó:
- ¿ Qué te pasa hermosa mariposa?. ¿ Por qué estás así de triste?.
- Porque no sé que le pasa a mis alas que intento volar pero no puedo y encima las otras mariposas se ríen de mí. No tengo amigos por eso.
- No te preocupes, en mí tendrás una amiga. Si quieres podemos ir juntas por el bosque.
Cuando iban de flor en flor, se encontraron con Mary la Mariquita que les miró y les comentó:
- ¿ A dónde váis vosostros dos?. ¿ Tú por qué no puedes volar?.
- ¡Hola, Mariquita!. Mis alas no estan bien, por eso no puedo volar. Intento hacerlo y no puedo. No sé que las pasa.
- ¿ Puedo ir con vosotras?. conozco al hada del bosque que a lo mejor puede ayudarte.
Se dirijieron hacia la enorme casa del hada. Cuando por fín, despues de estár un rato buscándola, llegaron y llamaron a la puerta.
- ¿ Quién llama fuertemente a mi casa?. ¿ Quién viene a molestarme a estas horas de la mañana?.
- Hada del Bosque, soy Mary la Mariquita. Vengo con Rosa una Mariposa que no puede volar y con Candela, la abeja.
- Pasar, perdona que no te haya reconocido. Ven aquí, preciosa, a ver que veamos tus alas. No te preocupes, ahora echaré unos polvos mágicos sobre ella y ya verás como luego podrás volar.
Ella no se lo creía mucho, pero la hizo caso.
El Hada del Bosque le roció las alas con los polvos mágicos y una vez que terminó de echárselos, Rosa comenzó a abrir sus hermosas alas y las empezó a mover de abajo arriba.
Por fín, consiguió volar y se fué sobre el cielo azul. Las otras Mariposas que se habían reido de ella comentaban entre ellas:
- ¿ Cómo ha conseguido volar?. Antes no lo hacía ¿ Verdad?.
Ella presumía de la hermosura de sus alas y las daba envidia a las otras. Por fín, Rosa podía volar y todo gracias al Hada del Bosque y a sus amigas Candela la abeja, Mary la Mariquita.
Estaba tan feliz que volaba a todas horas y no paraba por nada del mundo. Quería ver todo lo que pasaba en el bosque, todo lo que no había visto antes.
MORALEJA:
Hay niños con distintas discapacidades que no pueden alzar el vuelo como la Mariposa. Por eso necesitan la ayuda de distintas hadas del bosque. Si véis a algún niño o niña con alguna discapacidad, ayudadle, porque os lo agradecerán mucho.
viernes, 28 de junio de 2019
OTOÑO, LA NIÑA MÁS TRISTE DEl BOSQUE Y SU AMIGO EL ÁRBOL QUE NO TENÍA HOJAS
Había una vez, una pequeña niña llamada Otoño. Ella vivía en una granja con sus padres y su pequeño hermano. En la granja tenía gallinas, pollitos, perros, gatos, vacas, ovejas, caballos, burros, etc. Se sentía un poco sola porque no iba al colegio y por eso no tenía amigos al igual que su hermano. Además cuando llegaba el Otoño, se sentía muy triste, ¿ Sabéis por qué?. Muy bién porque en esta estación a los árboles se les caé las hojas, comienza ha hacer frío, nos tenemos que poner ropa de abrigo, etc.
Pues Otoño, la niña, nunca sonreía siempre estába seria y hablaba poco con sus padres icluyendo a su hermano.
Un día les comentó a sus padres:
- Voy a ir con Boby, mi perro al bosque. Así saldré un poco de aquí.
- Esta bien, pero si quieres puedes llevar a tu hermano Alex contigo. El no te molestará
mucho. Eso sí agarralo de la mano, y sabes que le gusta mucho correr.
- Es que pensaba ir yo sola, si voy con él no avanzaré mucho. Pero si no queda más remedio
lo llevaré.
Otoño y Alex se abrigaron bién para salir a dar una vuelta por el bosque. Alex iba todo contento y le dijo a sus padres que obedecería en todo a su hermana.
Así lo hizo, le dió la mano y no se la soltó por nada del mundo. Iba también Boby su perro fiel, que corría tanto que ellos tenían que seguirlo. Cuando llegaron al bosque vieron que los árboles estában tristes sin sus hojas, las hojas estában en el suelo. Su hermano empezó a pisar las hojas y ha hacer ruido con ellas, luego cogió algunas de la mano y se las daba a ella.
De repente el niño se paró enfrente de un árbol y éste le comenzó ha hablar. Él se extraño mucho de que de repente un árbol pudiese hablar.
-Hola, ¿ Cómo te llamas?.
- Hola, mi nombre es Alex y ella es mi hermana Otoño. Mira este árbol me esta hablando.
La niña se quedó mirandole a su hermano como diciéndole: " Los árboles no hablan".
Pero era verdad, ella se dirijió hasta él y le preguntó:
- Hola, soy Otoño ¿ Por qué estás así de triste?. Todos tus amigos también están así.
- Pequeña, estamos así porque se nos han caido las hojas y tenemos mucho frío. Si alguien nos
ayudase a volver a ponernos las hojas estaríamos muy agradecidos.
- Entre mi hermano y yo os las pondremos.
- Somos muchos y vosotros sois sólo dos, no podréis. Necesitaríais más manos.
De pronto, a lo lejos oyeron las risas de unos niños que venían a pasar el día. Eran de un colegio y venían cantando. Cuando llegaron hasta donde estában los dos hermanos, ellos les dijeron:
- Hola, ¿ Nos podréis ayudar a abrigar a estos árboles?.
- ¿ Qué dices?. ¿ Con qué vamos abrigarles?.
- Ellos están tristes porque no tienen hojas. Vamos a ponerselas otra vez. ¿ Nos ayudais?. Es
que entre mi hermano y yo no podemos.
- Esta bien, venga chicos vamos a abrigar a estos árboles para que no pasen frio.
Así lo hicieron, comenzaron a ponerles otra vez las hojas y ellos se ponían muy contentos. Una vez que estában ya todos los árboles con las hojas puestas, miraron a los niños y se lo agradecieron, pero especialmente a Alex y a Otoño que eran los dos que más empeño habían puesto para que los árboles no pasasen frío.
El enorme árbol que habló a los crios, les decía que en él siempre tendrían un amigo y que fuesen cuando quisiesen a verle. Los niños del colegio junto a los dos hermanos, formaron un corro, con el árbol en medio y todos juntos cantaron la Canción del Otoño:
El Otoño ya llegó,
Con su gorro y su bufanda,
Y Va diciendo a las hojas,
Que del árbol ya caigan
Y las hojas, bailan, que te bailan( bis)
Y el suelo besarás.
Al finalizar la cánción todos los crios se fueron cada uno a su lugar y los árboles se despidieron cantando la misma canción que habían cantado los pequeños. Por fín, estaban otra vez contentos.
domingo, 28 de abril de 2019
NATALIA Y COCO, SU AMIGO EL UNICORNIO
Erase una vez, una linda niña llamada Natalia. A ella le encantaban los unicornios. En su habitación tenía posters de ellos y también juguetes. Su madre no estaba muy de acuerdo que tuviese tantas cosas de esos ponis como los llamaba. Pero ella no quería deshacerse de sus cosas y le comentaba a su madre:
- Mamá, ¿ Sabes lo que me gustaría?. Tener un Unicornio en el Jardín.
- A ver, hija los unicornios no existen. Solo estan en los cuentos.
- Si existen y algún día te lo demostrare.
La madre no le hizo mucho caso y esa misma noche a la hora de la cena cuando todos estaban en la mesa, la pequeña siguió insistiendo en lo mismo.
Al finalizar la cena, se dirijieron cada uno de ellos a sus respectivas habitaciones. Cuando todos estaban dormidos, sucedió algo en la habitacion de la cria. La ventana de su cuarto se abrió, ella se despertó sobresaltada miró hacia allí y vio a un lindo Unicornio de diferentes colores. Su nombre era Coco, estaba un poco asustado porque iba detrás de sus amigos y sin más se perdió. Entonces vio la casa de la niña y se fue hacia ella.
Natalia saludó a su nuevo amigo:
- Hola, Unicornio!. Mi nombre es Natalia y tú ¿ Cómo te llamas?.
- Hoooola!. Mi nombre es Coco y me he perdido. Iba detrás de mis amigos que son como yo y de repente me estrelle con ese cristal.
- No es un cristal, Coco. Es una ventana. Bueno, de momento puedes quedarte aquí en mi casa. Anda, pero si tienes alas. ¿ Sabes volar?.
- Si, Claro que sé. No todos los unicornios saben volar. Somos muy pocos los que tenemos estas alas. Algunos van por tierra andando y nosotros por el aire.
- Puedes meterte en el armario si quieres dormir. Toma una manta para taparte. Ahora tenemos que descansar, pues yo mañana por la mañana, tengo que ir al colegio.
- ¿ Qué es un colegio?.
- Es un centro donde hay una profesora que te enseña a leer, a escribir, etc. A mi lo que no me gusta es que nos ponen muchos deberes. Pero me lo paso bien con los demás niños. Tengo un montón de amigos y amigas. Por cierto, tu seras uno de ellos.
- Me dejarás ir algún dia a tu cole?. Quiero aprender muchas cosas.
- No puedes, yo te enseñare. Verás como aprendes de rápido.
Los dos se quedaron profundamente dormidos. A la mañana siguiente, su mamá se fue a la habitación para levantarla, pero ella ya estaba vestida, con la cama echa y en ese mismo instante bajaba a desayunar.
- Buenos días a los dos!. ¿ Habéis dormido bien?.
- Si, hija. ¿ Cómo te has levantado y te has preparado tan rápida?.
- Pues para que tu no me fueses a llamar. A partir de ahora, me levantaré pronto, me duchare y vestire y por último hare la cama. Así no lo haras tú. Por cierto, anoche vino por la ventana un Unicornio.
- Ya empezamos con la misma historia de ayer. Te dije y te sigo diciendo que los Unicornios no existen.
- Sí existen, su nombre es Coco y tiene los colores del arcoiris. Me gustaría enseñaroslo.
Ella subió hacia la habitación para buscar a su nuevo amigo. Allí estaba, revolviendo las cosas de la cria.
- Vamos a bajar, mis padres quieren conocerte. No seas vergonzoso.
Bajaron los dos y se fueron a la cocina. Al verlo, los padres se quedaron muy sorprendidos y con la boca abierta. Comentaron entre ellos que ya que a la pequeña le hacia tanta ilusión, se quedarían con él. Así fue como Coco comenzó una nueva vida en esa Casa. Natalia estaba encantada y lo llevaba de vez en cuando a su colegio. Sus padres por fín creyeron en los unicornios y dijeron que nunca más dudarían de la palabra de su pequeña.
- Mamá, ¿ Sabes lo que me gustaría?. Tener un Unicornio en el Jardín.
- A ver, hija los unicornios no existen. Solo estan en los cuentos.
- Si existen y algún día te lo demostrare.
La madre no le hizo mucho caso y esa misma noche a la hora de la cena cuando todos estaban en la mesa, la pequeña siguió insistiendo en lo mismo.
Al finalizar la cena, se dirijieron cada uno de ellos a sus respectivas habitaciones. Cuando todos estaban dormidos, sucedió algo en la habitacion de la cria. La ventana de su cuarto se abrió, ella se despertó sobresaltada miró hacia allí y vio a un lindo Unicornio de diferentes colores. Su nombre era Coco, estaba un poco asustado porque iba detrás de sus amigos y sin más se perdió. Entonces vio la casa de la niña y se fue hacia ella.
Natalia saludó a su nuevo amigo:
- Hola, Unicornio!. Mi nombre es Natalia y tú ¿ Cómo te llamas?.
- Hoooola!. Mi nombre es Coco y me he perdido. Iba detrás de mis amigos que son como yo y de repente me estrelle con ese cristal.
- No es un cristal, Coco. Es una ventana. Bueno, de momento puedes quedarte aquí en mi casa. Anda, pero si tienes alas. ¿ Sabes volar?.
- Si, Claro que sé. No todos los unicornios saben volar. Somos muy pocos los que tenemos estas alas. Algunos van por tierra andando y nosotros por el aire.
- Puedes meterte en el armario si quieres dormir. Toma una manta para taparte. Ahora tenemos que descansar, pues yo mañana por la mañana, tengo que ir al colegio.
- ¿ Qué es un colegio?.
- Es un centro donde hay una profesora que te enseña a leer, a escribir, etc. A mi lo que no me gusta es que nos ponen muchos deberes. Pero me lo paso bien con los demás niños. Tengo un montón de amigos y amigas. Por cierto, tu seras uno de ellos.
- Me dejarás ir algún dia a tu cole?. Quiero aprender muchas cosas.
- No puedes, yo te enseñare. Verás como aprendes de rápido.
Los dos se quedaron profundamente dormidos. A la mañana siguiente, su mamá se fue a la habitación para levantarla, pero ella ya estaba vestida, con la cama echa y en ese mismo instante bajaba a desayunar.
- Buenos días a los dos!. ¿ Habéis dormido bien?.
- Si, hija. ¿ Cómo te has levantado y te has preparado tan rápida?.
- Pues para que tu no me fueses a llamar. A partir de ahora, me levantaré pronto, me duchare y vestire y por último hare la cama. Así no lo haras tú. Por cierto, anoche vino por la ventana un Unicornio.
- Ya empezamos con la misma historia de ayer. Te dije y te sigo diciendo que los Unicornios no existen.
- Sí existen, su nombre es Coco y tiene los colores del arcoiris. Me gustaría enseñaroslo.
Ella subió hacia la habitación para buscar a su nuevo amigo. Allí estaba, revolviendo las cosas de la cria.
- Vamos a bajar, mis padres quieren conocerte. No seas vergonzoso.
Bajaron los dos y se fueron a la cocina. Al verlo, los padres se quedaron muy sorprendidos y con la boca abierta. Comentaron entre ellos que ya que a la pequeña le hacia tanta ilusión, se quedarían con él. Así fue como Coco comenzó una nueva vida en esa Casa. Natalia estaba encantada y lo llevaba de vez en cuando a su colegio. Sus padres por fín creyeron en los unicornios y dijeron que nunca más dudarían de la palabra de su pequeña.
martes, 23 de abril de 2019
BLANQUITO, EL CONEJO QUE VA EN BUSCA DE SUS QUERIDOS AMIGOS
Habia una vez, un pequeño conejo, llamado Blanquito. El pobre estaba preocupado porque no encontraba a sus grandes amigos. Caminaba por el bosque todo triste y miró hacia el cielo, vio al sol. Le preguntó:
- Hola Señor Sol!. ¿ Has visto por aquí a mis compañeros?.
- No, Blanquito. No he visto pasar a nadie lo siento.
-Esta bien, no pasa nada. Voy a seguir buscandolos. Hasta pronto.
Siguió su camino y de pronto escuchó una voz que venía desde el suelo:
- Oye, Señor conejo tenga cuidado que me va a pisar.
- ¿ Quién me habla?. Anda pero si eres una encantadora tortuga. ¿ Tú los has visto?.
- No, lo siento no los he visto. Me tengo que ir. Adios.
- Vale, hasta luego. Vaya, ¿ Dónde se habrán metido?.
Caminó, caminó y caminó. Se chocó con un enorme perro que le dijo:
- Apartate, sucio conejo no ves que tengo prisa.
- Perdón, señor perro. Es que mis compañeros han desaparecido y no los encuentro. Usted tampoco los habrá visto ¿Verdad?.
- No, dejeme pasar ya.
Al final, Blanquito se cansó de buscarlos y regresó a casa. Nada más abrir la puerta todos le comentaron:
- ¡ Sorpresa!. ¿ Cómo has tardado tanto?
- Os estuve buscando. Pensé que os habíais olvidado de mi cumple.
- ¿ Cómo nos íbamos a olvidar de que hoy era tu día?. Aquí estabamos preparandote la fiesta.
Él se puso muy contento, por los buenos y encantadores amigos que tenía. Era la mejor fiesta de cumpleaños que tenía. Nunca nadie se había preocupado por él. La fiesta duró hasta que anochecio. Luego cada uno de ellos se despidió de Blanquito. Después él se quedó sólo y lo pasó mal. Pero se acostó y pensó que tenía unos grandes amigos y que nunca estaría mal con ellos.
- Hola Señor Sol!. ¿ Has visto por aquí a mis compañeros?.
- No, Blanquito. No he visto pasar a nadie lo siento.
-Esta bien, no pasa nada. Voy a seguir buscandolos. Hasta pronto.
Siguió su camino y de pronto escuchó una voz que venía desde el suelo:
- Oye, Señor conejo tenga cuidado que me va a pisar.
- ¿ Quién me habla?. Anda pero si eres una encantadora tortuga. ¿ Tú los has visto?.
- No, lo siento no los he visto. Me tengo que ir. Adios.
- Vale, hasta luego. Vaya, ¿ Dónde se habrán metido?.
Caminó, caminó y caminó. Se chocó con un enorme perro que le dijo:
- Apartate, sucio conejo no ves que tengo prisa.
- Perdón, señor perro. Es que mis compañeros han desaparecido y no los encuentro. Usted tampoco los habrá visto ¿Verdad?.
- No, dejeme pasar ya.
Al final, Blanquito se cansó de buscarlos y regresó a casa. Nada más abrir la puerta todos le comentaron:
- ¡ Sorpresa!. ¿ Cómo has tardado tanto?
- Os estuve buscando. Pensé que os habíais olvidado de mi cumple.
- ¿ Cómo nos íbamos a olvidar de que hoy era tu día?. Aquí estabamos preparandote la fiesta.
Él se puso muy contento, por los buenos y encantadores amigos que tenía. Era la mejor fiesta de cumpleaños que tenía. Nunca nadie se había preocupado por él. La fiesta duró hasta que anochecio. Luego cada uno de ellos se despidió de Blanquito. Después él se quedó sólo y lo pasó mal. Pero se acostó y pensó que tenía unos grandes amigos y que nunca estaría mal con ellos.
lunes, 1 de abril de 2019
PRIMAVERA, LA NIÑA MÁS BELLA
Erase una vez, una niña que era muy bella, pero que muy bella llamada Primavera. Ella vivía junto a sus padres y su hermana pequeña en un chalet muy grande, donde tenían toda clase de columpios, piscina, una casita de plástico, que era para la pequeña y en ella se metían las dos. Se contaban cuentos dentros, jugaban a que eran camareras. Las dos se lo pasaban muy bien.
Un día sus padres les comentaron que tendrían que empezar a ir al nuevo colegio. Ellas se quedaron mirándoles y sobre todo la mayor les dijo:
- Mamá, ¿ Por qué tenemos que ir a ese colegio nuevo?. No conocemos a nadie. Además se reirán de mi nombre.
- Hija, no digas eso, como se van a reir de tu nombre. Si tienes el nombre de una estación del año. Es la epoca en la cuál los campos están en flor, los pájaros cantan, se oyen los gritos de alegria de los niños, etc.
- Ya lo sé, pero cuando he ido a otros colegios siempre ha pasado lo mismo, se reían y se burlaban de mí.
Ese mismo día fueron a visitar el colegio nuevo. Las dos hermanas estaban muy nerviosas y se agarraban de la mano. Al entrar se dirijieron a ver al director junto a sus padres. Iban muy calladas y no querían hablar con ellos, estában un poco molestas. Sus progenitores las miraban tiernamente y las animaban.
- Venga chicas, no pongáis esas caras, este es uno de los mejores colegios que hay. Veréis como os lo pasaréis bien y seguramente que enseguida os relacionaréis con otros niños.
- Mamá, papá, nosotras no queremos ir a este colegio. Yo quiero ir a nuestro antiguo colegio. Ya tenía a mis amigas y aquí no voy a estar bién. Se reirán de mí y del nombre tan feo que tengo.
- No digas bobadas, el nombre de Primavera es precioso y tu eres una niña muy guapa. Ya verás como todos querrán hablarte y salir contigo.
Al finalizar de hablar con el director, les llevó a las niñas a sus respectivas clases. Cuando llegaron a la clase de su hermana pequeña, entró sin despedirse. Al menos ella se quedó contenta.
Una vez que dejaron a la pequeña, le acompañaron a su clase. Ella iba temblando e iba detrás de sus padres, mirando hacia el suelo y sin alzar la vista.
Al llegar a su clase, el Director entró y le comentó a la profesora que saliese porque quería presentarle a una alumna nueva. Se presentaron mutuamente y ella como era muy dulce la cogió del hombro y la condujo a la clase. Se metió dentro y le propuso que se presentara ella misma. Pero nuestra protagonista no quería decir su nombre, pues sabía que se reirían de ella. Al final, despues de tanto insistir.
- Mi nombre es Primavera, sé que os parecerá raro. Pero es el nombre de una de las estaciones que a mí más me gusta. Porque los campos están llenos de flores, los pájaros cantan, se oyen las risas de los niños. Todo en esta estación es maravillosos.
Los niños se reían de su nombre y de lo que comentaba:
- Que graciosa, jajajajaja. Tu te llamas así?.
- Sí así es, a mi madre le gusta como me llamo. Porque es uno de los nombres de las estaciones del año. Además en Primavera los campos están en flor, cantan los pajaros y se oyen las risas de los niños. A mí me gusta mi nombre y no lo cambiaría por ningún otro.
La niña estaba un poco enfadada porque se estában riendo de ella, por eso tuvo que decirles eso. Hicieron una pausa para salir al recreo y cuando salieron, se fué a sentar en unas escaleras que había en el patio. Se sentía sola, pero de pronto se acercó otra compañera suya y le preguntó:
- Hola, mi nombre es Rosa. ¿ Me puedo sentar aquí o prefieres estar sóla?.
- Claro que puedes sentarte. No me gusta estar así. En el anterior colegio tenía muchos amigos y aquí ya el primer día ya se han reido de mí.
- No Te preocupes, también se rieron del mío. Pero yo no les hice mucho caso, algunos son insoportables. Pero te irás adaptando poco a poco. Además si quieres en mí ya tienes una amiga y nos podemos sentar juntas en clase.
La cria se puso toda contenta, porque por primera vez ya tenía una nueva amiga. Cuando llegó la hora de que finalizase la clase. Tanto Rosa como Primavera, salieron juntas y se dirijieron cada una a sus respectivas casas.
En cuanto Primavera llegó a su casa les contó a sus padres lo bien que le había ido y ellos estaban encantados por la buena noticia que les había dado. Ya que a su hermana pequeña no le había ido tan bién. Ella al ver a su hermana así de triste, le comentó:
- No estés así de triste, mañana será otro día y seguro que habrá alguna niña que se junte a tí. Como me ha pasado hoy a mí, yo tambien estaba un poco aislada en el recreo, pero Rosa se acercó a mí y nos presentamos y nos hicimos amigas. Descansa ya verás como mañana será otro día.
Al día siguiente volvieron las dos hermanas al colegio y efectivamente la pequeña empezó ha hablar con otra niña llamada Violeta. Ella pensaba que su hermana tenía razón que hay que darle tiempo al tiempo y no desesperarse porque el primer día no tengas amigos. Porque el hacer amigos siempre cuesta un poco, pero siempre llegan y después están ahí para lo bueno y lo malo. Pendientes de lo que te pase, alegrándose por tí de si haces algo bién, etc.
MORALEJA:
Nunca tenemos que dejar de lado a las personas que vienen de otros sitio. Siempre hay que ayudarlas y si tienen un nombre raro como el de nuestra protagonista, o si viste mal, no tenemos que reirnos. Porque cada uno somos como somos y tenemos distintos nombres o vestimos de diferentes maneras. Siempre tenemos que hacer el bién, ayudarlas a que se sientan comodas y animarlas en todo. Diciéndolas que en vosotros tienen un amigo para lo que sea.
Un día sus padres les comentaron que tendrían que empezar a ir al nuevo colegio. Ellas se quedaron mirándoles y sobre todo la mayor les dijo:
- Mamá, ¿ Por qué tenemos que ir a ese colegio nuevo?. No conocemos a nadie. Además se reirán de mi nombre.
- Hija, no digas eso, como se van a reir de tu nombre. Si tienes el nombre de una estación del año. Es la epoca en la cuál los campos están en flor, los pájaros cantan, se oyen los gritos de alegria de los niños, etc.
- Ya lo sé, pero cuando he ido a otros colegios siempre ha pasado lo mismo, se reían y se burlaban de mí.
Ese mismo día fueron a visitar el colegio nuevo. Las dos hermanas estaban muy nerviosas y se agarraban de la mano. Al entrar se dirijieron a ver al director junto a sus padres. Iban muy calladas y no querían hablar con ellos, estában un poco molestas. Sus progenitores las miraban tiernamente y las animaban.
- Venga chicas, no pongáis esas caras, este es uno de los mejores colegios que hay. Veréis como os lo pasaréis bien y seguramente que enseguida os relacionaréis con otros niños.
- Mamá, papá, nosotras no queremos ir a este colegio. Yo quiero ir a nuestro antiguo colegio. Ya tenía a mis amigas y aquí no voy a estar bién. Se reirán de mí y del nombre tan feo que tengo.
- No digas bobadas, el nombre de Primavera es precioso y tu eres una niña muy guapa. Ya verás como todos querrán hablarte y salir contigo.
Al finalizar de hablar con el director, les llevó a las niñas a sus respectivas clases. Cuando llegaron a la clase de su hermana pequeña, entró sin despedirse. Al menos ella se quedó contenta.
Una vez que dejaron a la pequeña, le acompañaron a su clase. Ella iba temblando e iba detrás de sus padres, mirando hacia el suelo y sin alzar la vista.
Al llegar a su clase, el Director entró y le comentó a la profesora que saliese porque quería presentarle a una alumna nueva. Se presentaron mutuamente y ella como era muy dulce la cogió del hombro y la condujo a la clase. Se metió dentro y le propuso que se presentara ella misma. Pero nuestra protagonista no quería decir su nombre, pues sabía que se reirían de ella. Al final, despues de tanto insistir.
- Mi nombre es Primavera, sé que os parecerá raro. Pero es el nombre de una de las estaciones que a mí más me gusta. Porque los campos están llenos de flores, los pájaros cantan, se oyen las risas de los niños. Todo en esta estación es maravillosos.
Los niños se reían de su nombre y de lo que comentaba:
- Que graciosa, jajajajaja. Tu te llamas así?.
- Sí así es, a mi madre le gusta como me llamo. Porque es uno de los nombres de las estaciones del año. Además en Primavera los campos están en flor, cantan los pajaros y se oyen las risas de los niños. A mí me gusta mi nombre y no lo cambiaría por ningún otro.
La niña estaba un poco enfadada porque se estában riendo de ella, por eso tuvo que decirles eso. Hicieron una pausa para salir al recreo y cuando salieron, se fué a sentar en unas escaleras que había en el patio. Se sentía sola, pero de pronto se acercó otra compañera suya y le preguntó:
- Hola, mi nombre es Rosa. ¿ Me puedo sentar aquí o prefieres estar sóla?.
- Claro que puedes sentarte. No me gusta estar así. En el anterior colegio tenía muchos amigos y aquí ya el primer día ya se han reido de mí.
- No Te preocupes, también se rieron del mío. Pero yo no les hice mucho caso, algunos son insoportables. Pero te irás adaptando poco a poco. Además si quieres en mí ya tienes una amiga y nos podemos sentar juntas en clase.
La cria se puso toda contenta, porque por primera vez ya tenía una nueva amiga. Cuando llegó la hora de que finalizase la clase. Tanto Rosa como Primavera, salieron juntas y se dirijieron cada una a sus respectivas casas.
En cuanto Primavera llegó a su casa les contó a sus padres lo bien que le había ido y ellos estaban encantados por la buena noticia que les había dado. Ya que a su hermana pequeña no le había ido tan bién. Ella al ver a su hermana así de triste, le comentó:
- No estés así de triste, mañana será otro día y seguro que habrá alguna niña que se junte a tí. Como me ha pasado hoy a mí, yo tambien estaba un poco aislada en el recreo, pero Rosa se acercó a mí y nos presentamos y nos hicimos amigas. Descansa ya verás como mañana será otro día.
Al día siguiente volvieron las dos hermanas al colegio y efectivamente la pequeña empezó ha hablar con otra niña llamada Violeta. Ella pensaba que su hermana tenía razón que hay que darle tiempo al tiempo y no desesperarse porque el primer día no tengas amigos. Porque el hacer amigos siempre cuesta un poco, pero siempre llegan y después están ahí para lo bueno y lo malo. Pendientes de lo que te pase, alegrándose por tí de si haces algo bién, etc.
MORALEJA:
Nunca tenemos que dejar de lado a las personas que vienen de otros sitio. Siempre hay que ayudarlas y si tienen un nombre raro como el de nuestra protagonista, o si viste mal, no tenemos que reirnos. Porque cada uno somos como somos y tenemos distintos nombres o vestimos de diferentes maneras. Siempre tenemos que hacer el bién, ayudarlas a que se sientan comodas y animarlas en todo. Diciéndolas que en vosotros tienen un amigo para lo que sea.
martes, 19 de marzo de 2019
CRISTINA, LA PRINCESA QUE DESEABA IR HACIA LA LUNA
Había una vez, una pequeña princesa llamada Cristina. Vivía junto a sus padres y hermanos en un enorme castillo. Su hermano mayor siempre la protegía para que no la pasase nada, él la quería mucho y jugaba con ella, la enseñaba muchas cosas de la naturaleza, las estrellas, etc. Sin embargo el pequeño siempre estaba tirandole de los pelos, del vestido, la molestaba mucho y claro ella chillaba. Cada vez que sus padres oían ese chillido la decían:
- Cristina, deja de molestar a tu hermano, que sabes que es más pequeño.
- Pero mamá, si yo no le estoy haciendo nada. Es él que me está molestando. Siempre me estáis riñendo a mí.
Esa misma noche al finalizar la cena y cuando todos se habían ido a sus habitaciónes. A ella como no le venía el sueño, se levantó y se fué hacia el jardín. Miró hacia el cielo, era una noche preciosa llena de estrellas y con una luna llena blanca y brillante. La princesa la miraba con mucha alegría y con mucho entusiasmo. Hablaba con la luna diciéndola:
- Hola Luna, me gustaría mucho ir hacia donde estás tú y poder abrazarte.
La luna que la había escuchado le comentó:
- Hola Pequeña Cristina, estás muy lejos. Tu vives en la tierra y yo en el cielo. No nos podemos acercar. Pero tu no te preocupes que todas las noches velaré por tí. Es más si mañana por la noche vuelves a salir al jardín, aquí estaré esperandote. No te pongas así de triste, mañana volveremos a vernos.
La niña se despidió de su amiga y se metió a su casa. Se dirrigió hacia su habitación, se metió a la camay quedó placidamente dormida.
A la mañana siguiente cuando se levantó les comentó a sus padres y hermanos que esa misma noche había hablado con la Luna. Ellos se reían y le decían:
- Hija, como vas ha hablar con la luna?. Si está en lo alto del cielo y no dice nada. No te inventes cosas raras, seguro que has soñado con ella.
- Os estoy diciendo la verdad. A mí me gustaría subir hacia donde está ella. Ayer me dijo que ella y yo seríamos buenas amigas.
Sus padres no la hacían mucho caso y ella seguía insistiéndoles con lo mismo.
Esa misma noche la pequeña Princesa volvió a salir y vió que su amiga estába un poco triste.
- ¿ Qué te pasa amiga?. ¿ Por qué estás así de triste?. ¿ Es por mi culpa?.
- No pequeña, es porque tus padres no te han creido. No creen que yo hablo de verdad.
- No se lo tomes en cuenta, tarde o temprano me creerán. Ahora lo que necesito es una sonrisa tuya, por favor.
Cuando ella estaba afuera hablando con la Luna, su madre se dirigió hacia la habitación de Cristina para darle un beso de buenas noches. Al entrar vió que no estaba en su cama, miró por la ventana y ahí estaba ella mirando hacia el cielo y entretenida con su compañera. Bajó hacia donde estaba su pequeña.
- Mira mamá, ella es la Luna es mi amiga y espero que ahora que la has visto y la has oido hablar me creas.
- Hija, perdona que no te hayamos creido. Tienes toda la razón, ahora veo que no estabas soñando y que ella siempre ha estado ahí contigo en todo momento. Despidete y dale las buenas noches.
Cristina como era una niña tan educada y obediente hizo lo que le mandó su madre.
Antes de meterse a la casa, miró hacia el cielo, pero la enorme y brillante luna ya no estaba.
Se había escondido. De todas formas la cria le dió las Buenas Noches y le dió las gracias por tener su amistad. Le prometió que pronto, pero que muy pronto volverían a estar juntas.
Como veis Cristina no consiguíó ir hacia la Luna, pero al menos tuvo su amistad y consiguió que sus padres la creyesen. Hay veces que cuando decimos una cosa a nuestros padres no lo creen, se creen que nos lo estamos inventando o que les estamos tomando el pelo, o nos dicen como a nuestra protagonista que lo hemos soñado . Pero al final ellos nos piden perdón diciéndonos que teníamos razón en todo.
- Cristina, deja de molestar a tu hermano, que sabes que es más pequeño.
- Pero mamá, si yo no le estoy haciendo nada. Es él que me está molestando. Siempre me estáis riñendo a mí.
Esa misma noche al finalizar la cena y cuando todos se habían ido a sus habitaciónes. A ella como no le venía el sueño, se levantó y se fué hacia el jardín. Miró hacia el cielo, era una noche preciosa llena de estrellas y con una luna llena blanca y brillante. La princesa la miraba con mucha alegría y con mucho entusiasmo. Hablaba con la luna diciéndola:
- Hola Luna, me gustaría mucho ir hacia donde estás tú y poder abrazarte.
La luna que la había escuchado le comentó:
- Hola Pequeña Cristina, estás muy lejos. Tu vives en la tierra y yo en el cielo. No nos podemos acercar. Pero tu no te preocupes que todas las noches velaré por tí. Es más si mañana por la noche vuelves a salir al jardín, aquí estaré esperandote. No te pongas así de triste, mañana volveremos a vernos.
La niña se despidió de su amiga y se metió a su casa. Se dirrigió hacia su habitación, se metió a la camay quedó placidamente dormida.
A la mañana siguiente cuando se levantó les comentó a sus padres y hermanos que esa misma noche había hablado con la Luna. Ellos se reían y le decían:
- Hija, como vas ha hablar con la luna?. Si está en lo alto del cielo y no dice nada. No te inventes cosas raras, seguro que has soñado con ella.
- Os estoy diciendo la verdad. A mí me gustaría subir hacia donde está ella. Ayer me dijo que ella y yo seríamos buenas amigas.
Sus padres no la hacían mucho caso y ella seguía insistiéndoles con lo mismo.
Esa misma noche la pequeña Princesa volvió a salir y vió que su amiga estába un poco triste.
- ¿ Qué te pasa amiga?. ¿ Por qué estás así de triste?. ¿ Es por mi culpa?.
- No pequeña, es porque tus padres no te han creido. No creen que yo hablo de verdad.
- No se lo tomes en cuenta, tarde o temprano me creerán. Ahora lo que necesito es una sonrisa tuya, por favor.
Cuando ella estaba afuera hablando con la Luna, su madre se dirigió hacia la habitación de Cristina para darle un beso de buenas noches. Al entrar vió que no estaba en su cama, miró por la ventana y ahí estaba ella mirando hacia el cielo y entretenida con su compañera. Bajó hacia donde estaba su pequeña.
- Mira mamá, ella es la Luna es mi amiga y espero que ahora que la has visto y la has oido hablar me creas.
- Hija, perdona que no te hayamos creido. Tienes toda la razón, ahora veo que no estabas soñando y que ella siempre ha estado ahí contigo en todo momento. Despidete y dale las buenas noches.
Cristina como era una niña tan educada y obediente hizo lo que le mandó su madre.
Antes de meterse a la casa, miró hacia el cielo, pero la enorme y brillante luna ya no estaba.
Se había escondido. De todas formas la cria le dió las Buenas Noches y le dió las gracias por tener su amistad. Le prometió que pronto, pero que muy pronto volverían a estar juntas.
Como veis Cristina no consiguíó ir hacia la Luna, pero al menos tuvo su amistad y consiguió que sus padres la creyesen. Hay veces que cuando decimos una cosa a nuestros padres no lo creen, se creen que nos lo estamos inventando o que les estamos tomando el pelo, o nos dicen como a nuestra protagonista que lo hemos soñado . Pero al final ellos nos piden perdón diciéndonos que teníamos razón en todo.
miércoles, 2 de enero de 2019
LA NAVIDAD MÁS ALEGRE PARA LOS PADRES DE ENMA Y DAVID
Había llegado la Navidad y todos estában radiantes de felicidad, los niños estában esperando a Papá Noél y a los Reyes Magos para que les trajesen lo que habían pedido. Menos una familia, que estába un poco triste porque no tenían dinero para comprar alimentos, ni para cogerles ropa. No sabían como iban alimentar a sus hijos Enma y David. Los pobres, lloraban noche y día y pensaban de donde podrían sacar el dinero. Un día el padre, les comentó que iba a ir a una tienda de ropa para ver si allí podría trabajar. Pero se fué desilusionado porque en cuanto se enteraron que tenía mujer e hijos le cerraron las puertas.Él siguió buscando, buscando, buscando y buscando, hasta que por fín encontró un trabajo digno para él. Iba a trabajar en una Gasolinera. A él le encantaban los coches, se sabía la clase de coches que había. Ese día se dirigió rapidamente a su casa para contarles a su familia que por fín había encontrado un gran trabajo. Cuando ellos escucharon la noticia, lo celebraron por todo lo alto. Al final, podrían comprarle ropa para sus hijos, alimentos y más cosas.
Al día siguiente se dirigió hacia su puesto de trabajo y se encontro con que la puerta de la Gasolinera estaba cerrada. En un cartel que había en la puerta, ponía: " Cerrado para siempre". El padre no sabía que hacer, otra vez tendría que ir a buscar trabajo y no le apetecía nada. Otra vez tendría que darle la mala noticia a sus parientes. Pero en ese mismo momento se encontró con un amigo que le dijo:
- Hola, que tal amigo. Yo trabajo en una empresa de ropa, si quieres puedo preguntarles si puedes meterte tu.
- Te lo agradecería mucho. La verdad que sí estoy buscando trabajo, no me importa de lo que sea.
- Dame tu número de móvil y si me dicen que sí. Puedes trabajar conmigo.
- Muchas Gracias por todo. Ojalá puedas ayudarme, pues estoy desesperado. Mi gente tiene que alimentarse y no tengo para darles, ni para comprarles ropa.
El amigo se despidió de él y se fué para hablar con el director de la empresa. Ese mismo día le llamó, para comentarle que había hablado con su jefe y no había conseguido nada. El pobre otra vez se derrumbo y su hija Enma, que era una niña muy lista y obediente.
- Papá, no te desesperes, ya verás como encontrarás algo. Tu vales mucho y eres muy bueno en todo.
- Tienes toda la razón, para que me voy a poner triste, si os tengo a vosotros que sois mi familia. De todas formas necesito encontrar algo para daros de comer y para compraros ropa.
- No te preocupes, a mí no me hace falta nada, los Reyes Magos y Papá Noél no se olvidarán de nosotros aunque seamos pobres. Ellos lo ven todo y como nos hemos portado bien pues nos traeran regalos. Además os tenemos a mamá y a tí.
- Enma Cariño, tienes un gran corazón. Te quiero mucho.
Pasaban los días, pasaban, y pasaban y no había noticias de ningún trabajo. A todos les había dejado su número de telefono para que le llamasen. Pero nadie le llamaba, hasta que de pronto sonó el telefono y fué rapidamente a cogerlo. Le llamaban de una tienda de ropa, pues necesitaban un dependiente. Ahora si que lo había conseguido. Todos estaban contentisimos.
Llegó la Noche Buena y los niños se fueron muy pronto a la cama, pues dentro de nada llegaría Papá Noél. Ellos les habían dejado un vaso de leche y para los Renos una zanahoria, pues decían que como Papá Noél llegaría con frio necesitaría un vaso de leche calentita. Al día siguiente Enma y David se despertaron muy pronto y se dirijieron hacia el salón para ver los regalos. Los abrieron y ella vió la muñeca que le había pedido, se lo había traido y era la que quería. El niño le había pedido un coche de policía y por fín lo tenía en sus manos. Tendrían que pensar que les iban a pedir ahora a los Reyes Magos. De momento estaban felices con sus juguetes.
Al día siguiente comenzaron a escribirles una carta para los Reyes Magos y se fueron con sus padres a un centro comercial que es donde estaban ellos. Enma era una niña muy lista y muy simpática, se fué hasta donde estaban ellos y se sentó en las piernas de Melchor, a David les daba un poco de miedo, pero como vió que no pasaba nada el se sentó encima de Baltasar. Les dieron sus cartas y le comentaron que se habían portado muy bien. Que habían sido muy obedientes y les dieron las gracias por haberle ayudado a su padre a encontrar trabajo.
El día 5 de Enero, se fueron a ver la cabalgata de Reyes y estaban alucinados con ellos. Al finalizar, se fueron pronto a casa, cenaron y se dirijieron a la cama. Esa noche los niños oyeron ruidos de los tres Reyes Magos, pero se quedaron tranquilamente en la cama. A la mañana siguiente, despertaron a sus padres diciendo:
- Papá, mamá, venid rápidamente. Han venido los Reyes Magos y nos han traido lo que habíamos pedido. Me han dejado la Cocinita y a David un Spiderman. Vamos Levantaros.
- Ya vamos chicos, tranquilos.
Ese día todos estában encantados y felices por todos los regalos que habían recibido los niños.
Como véis, hay algunas veces que los padres que tienen ganas de trabajar, no lo encuentran facilmente. Pero alguna persona caritativa y con ganas de darles oportunidades a la gente les hacen una llamada diciendoles que ese puesto es suyo.
Llegó la Noche Buena y los niños se fueron muy pronto a la cama, pues dentro de nada llegaría Papá Noél. Ellos les habían dejado un vaso de leche y para los Renos una zanahoria, pues decían que como Papá Noél llegaría con frio necesitaría un vaso de leche calentita. Al día siguiente Enma y David se despertaron muy pronto y se dirijieron hacia el salón para ver los regalos. Los abrieron y ella vió la muñeca que le había pedido, se lo había traido y era la que quería. El niño le había pedido un coche de policía y por fín lo tenía en sus manos. Tendrían que pensar que les iban a pedir ahora a los Reyes Magos. De momento estaban felices con sus juguetes.
Al día siguiente comenzaron a escribirles una carta para los Reyes Magos y se fueron con sus padres a un centro comercial que es donde estaban ellos. Enma era una niña muy lista y muy simpática, se fué hasta donde estaban ellos y se sentó en las piernas de Melchor, a David les daba un poco de miedo, pero como vió que no pasaba nada el se sentó encima de Baltasar. Les dieron sus cartas y le comentaron que se habían portado muy bien. Que habían sido muy obedientes y les dieron las gracias por haberle ayudado a su padre a encontrar trabajo.
El día 5 de Enero, se fueron a ver la cabalgata de Reyes y estaban alucinados con ellos. Al finalizar, se fueron pronto a casa, cenaron y se dirijieron a la cama. Esa noche los niños oyeron ruidos de los tres Reyes Magos, pero se quedaron tranquilamente en la cama. A la mañana siguiente, despertaron a sus padres diciendo:
- Papá, mamá, venid rápidamente. Han venido los Reyes Magos y nos han traido lo que habíamos pedido. Me han dejado la Cocinita y a David un Spiderman. Vamos Levantaros.
- Ya vamos chicos, tranquilos.
Ese día todos estában encantados y felices por todos los regalos que habían recibido los niños.
Como véis, hay algunas veces que los padres que tienen ganas de trabajar, no lo encuentran facilmente. Pero alguna persona caritativa y con ganas de darles oportunidades a la gente les hacen una llamada diciendoles que ese puesto es suyo.
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