viernes, 31 de agosto de 2018

PANO, EL GUSANO VALIENTE

Erase una vez un pequeño  gusano llamado Pano. Caminaba por el bosque arrastrandose y cuando oía algún grito de un animal pidiendo ayuda, ahí iba dispuesto a ayudarles.
Un día oyó los gritos de un enorme y tranquilo hipopótamo. Fué hasta donde estába y vió que un feroz tigre quería atacarlo. El al ver al tigre, se dijo para sí mismo:
- ¿ Cómo voy a sal var al pobre hipopótamo, si el tigre es más grande para mí?. Ya sé, me subiré al lomo del tigre y empezaré a hacerle cosquillas.
Así lo hizo se subió al lomo del gran  y feroz tigre y comenzó a hacerle cosquillas. El pobre felino no paraba de reirse , tanto se reía que llegó a cansarse y se empezó a rascar muy fuerte. Tan fuerte se rascó que tiró al suelo al pequeño gusano.
El señor hipopótamos le dió las gracias y se presentaron:
- ¡ Hola, señor hipopótamo!. Mi nombre es Pano y espero que usted no me pise. Ya que soy muy pequeño.
- ¡ Hola Pano!. Yo soy Hipo y te agradezco mucho que me hayas salvado de ese malvado tigre.
Después de que Hipo le agradeciese lo que había hecho por él, siguió su camino. Al igual que lo hizo Pano el gusano, se fué despidiendose del hipopótamo.
Seguía su camino lentamente, cuando de pronto volvió a escuchar unos gritos y unos llantos a la vez. Se dirigió hasta donde estába el animal y vió que era una pobre mariquita que se había alejado demasiado del lado de su madre. Se sentía sola y triste porque no encontraba a su mamá.
Pano le comentó:
- No te preocupes, encontraremos a tu madre. Vente conmigo, pequeña. Solo me tienes que decir por donde estábais ¿Vale?.
- No recuerdo bien, pero creo que era por ese camino. Quiero verla, necesito estar con ella.
- Tranquila, la encontraremos.
Siguieron el camino que la mariquita le había indicado. De repente, oía a alguien que estaba llamando a Rita. Ella supo que aquella voz era su mamá.
- Es mi mamá, vamos Pano. Me está llamando.
- Voy Rita, tranquila. Primero tenemos que saber de donde viene la voz.
A lo lejos vieron una sombra que no se apreciaba muy bién quien era. Cuando se fueron acercando poco a poco, vieron que efectivamente era Lupita la madre de Rita. Las dos contentas se fundieron en un gran abrazo y agradecieron a Pano todo lo que él había hecho.
El se fué contento y feliz, estaba orgulloso de sí mismo de lo que había hecho ese día.
Había ayudado a Hipo, el hipopótamo y a Rita su dulce mariquita.
Moraleja:
Si un compañero u otra persona necesita ayuda, hay que prestársela y no quedarnos parados, viendo lo que le está pasando

ANABEL, LA SERPIENTE QUE SE SENTÍA SOLA

Este es el cuento de una serpiente llamada Anabel. La pobre animal se sentía sola, ningún otro animal se acercaba a ella. Todos la tenían miedo, pues era muy peligrosa.
Un día salió a pasear por el bosque y no vió a nadie más que a un buho. El buho fué volando hasta donde estába ella y le preguntó:
- Señora Serpiente. ¿ Cómo va ustéd con esa cara tan triste?. Hoy la veo menos arreglada que otras veces
- ¡ Ay, Señor Buho!. Estoy así porque veo que nigún animal quiere hablar conmigo y me siento muy sola. Reconozco que me tienen miedo, creen que les voy a hacer daño y eso no es verdad. Yo soy una serpiente buena. Por cierto, me llamo Anabel
- Anabel, aquí me tienes a mí. Me gustaría ser tu amigo claro está si tu quieres.
Ella aceptó y los dos juntos siguieron su camino. Cuando la serpiente iba arrastrandose por el camino y el buho volando, se encontraron con un gran y feroz león. El león que los vió llegar rugió tan fuerte, que a la pobre serpiente la asustó.
- ¿ Qué hacéis aquí en mis tierras?
- Perdone usted, señor león. No sabíamos que eran sus tierras. Mi nombre es Anabel y ese que está en ese árbol es el señor buho.
- Perdone si te he asustado. ¿ Por qué esta así de triste?.
- Porque todos me temen y nadie quiere invitarme a su casa, ni ser mi amigo.
- Si quieres aquí me tienes como amigo y para defenderte de esos animales peligrosos.
La serpiente se arrastraba, el león caminaba y el buho volaba. Todos ellos siguieron su camino y de repente se encontraron con un enorme y lindo elefante.
- ¡ Hola, señora serpiente, señor león, señor buho!. ¿ Cómo ustedes por aquí?. ¿ Qué le pasa a usted señora serpiente?
- Pues no ve que estoy triste. Algunos animales no me aprecian y me ven fea y tienen miedo a que les envenene. Pero no es cierto, soy buena y lo que más me gusta de todo es ayudar.
- Le veo muy bién acompaña con su amigo el león y el buho. Pues en mí ya tienes otro amigo y si me dejáis  iré con vosotros.
Anabel estaba contentísima con los nuevos amigos que tenía. Iban a todos los lados juntos no se separaban de ella ni un solo segundo. Hacían fiestas de cumpleaños, dormían juntos, iban de compras, etc. 
Ella volvió a ponerse sus fabulosos vestidos de siempre, sus elegantes sombreros que siempre los llevaba con mucho estilo. Volvió a ser feliz todo gracias a sus nuevos amigos que consiguieron que volviese a ser como era antes.

domingo, 26 de agosto de 2018

JOSÉ Y VIOLETA TENÍAN MIEDO AL MONSTRUO DE COLOR AZUL

¡ Hola, niños y niñas!. Bienvenidos a escuchar mi cuento. Yo soy el Monstruo de Color Azul y os contaré lo que me pasó el otro día con unos niños llamados Violeta y José.
Había una vez dos niños llamados Violeta y José, vivían en una casa que estába en el campo con sus padres. Cuando se iban a la cama siempre dejaban la puerta de la habitación abierta. Decían que teníamos mucho miedo a los monstruos. Sus padres les comentaban que los monstruos no existían.
Pero una noche que los niños estában durmiendo, entré silenciosamente a la habitación y sin querer me tropezé con un juguete que había en el suelo. Los dos niños se despertaron tan asustados que tuve que decirles:
- NO os asustéis, ni gritéis. Mi nombre es el Monstruo de Color Azul y soy un monstruo muy bueno no me como a nadie.
- Seguro, ¿ Qué no nos vas a hacer nada?. Yo soy Violeta y este es mi hermano José. Nos dan mucho miedo los monstruos, pero tú pareces muy bueno. ¿ Qué haces por aquí?.
- Pues ví que teníais la puerta de la cocina abierta y entré por ahí. Sin pensarlo me dirijí aquí a vuestra habitación. Siento mucho si os he asustado. Quiero que me prometáis una cosa, por favor. Es importante que no le digáis a nadie que me habéis visto, ni a vuestros padres. ¿ Me lo prometéis?.
Los niños le respondieron que sí que no se lo dirían a nadie.
A la mañana siguiente cuando iban a bajar a desayunar. Vieron que el Monstruo de Color Azul había desaparecido. Su madre les llamó para que bajasen a desayunar porque se les iba a hacer tarde para ir al colegio.
Ellos le hicieron caso, bajaron, desayunaron rápidamente y se fueron al colegio. Cuando volvieron de allí, subieron a la habitación para ver si yo estaba. Pero allí no había nadie y se bajaron a cenar.
Cuando llegó la noche, volví a entrar en la habitación, muy despacio, para que no me oyesen. Pero José y Violeta me estában esperando.
- ¡ Hola, Monstruo de Color Azul!. ¿ Por qué sólo te podemos ver de noche y no de día?.
- Pues, porque de día estoy descansando y de noche me pongo a visitar las casas de algunos niños que me tienen un poco de miedo.
- A partír de mañana le diremos a nuestros padres que nos cierren la puerta. Porque ya no tenemos miedo a ningún monstruo.
Yo salí de la habitación y les dejé descansar.
A la mañana siguiente los dos crios les comentaron a sus padres que esa noche les dejasen la puerta cerrada. Ya no tenían miedo a los monstruos. Ellos accedieron y al llegar la noche hicieron lo que les habían comentado.
Yo, El Monstruo de Color Azul, les visité esa noche, la noche siguiente, la siguiente y la siguiente y así sucesivamente.
Moraleja:
No debéis tener nunca miedo de los monstruos porque ellos no existen. Si alguna vez creeis ver alguno pensad que es muy bueno como el Monstruo de Color Azul.

A JAIME NO LE GUSTABA LAS LENTEJAS

Erase una vez, un niño llamado Jaime que tenía cinco años. Vivía en un enorme chalet junto a sus padres y su hermana que tenía 2 años más que él.
Algunas veces su madre le ponía para comer lentejas, pero no era su comida preferida. Un día le comentó a su madre:
- Mamá, no me gustan las lentejas. Sabes que no es una de mis comidas favoritas.
- Jaime, siempre estás protestando por las comidas y no puede ser lo que tu quieras, ¿ Vale?. Te lo vas a comer, porque no hay otra cosa. Mañana tendrás tus macarrones con queso. Además acuerdate de los que no tienen nada que llevarse a la boca.
- Pues no me lo voy a comer y punto.
Su madre como estába ya harta de que todos los días protestase por la comida. Le quitó el plato y le dijo que lo tendría para la merienda.
Él se enfadó mucho con su madre. Pero cuando su madre no se dió cuenta, él fué a la cocina a coger un poco de chocolate y su hermana que estába por ahí le vió. Ella se fué hacia donde estába su madre y le dijo que su hermano estaba cogiendo chocolate. La madre volvió a la cocina para reñirle diciéndole que tenía para merendar las lentejas que no las había comido y que dejase de tomar el chocolate.
Se enfadó tanto que no quería ni merendarlas y su madre le comentó que si no las merendaba, las tendría para la cena y así sucesivamente.
Él lo pensó muy bién y le dijo a su madre que aunque no le gustasen mucho las merendaría. Cada vez que tomaba una cucharada de lentejas, sentía náuseas.
Pero él las comía y al final acabó el plato.
Su madre se puso muy contenta y le dijo:
- Ves, como despues de tanto protestar la comida lo has terminado todo. Tanto decir que no te gustában y mira que bien
- Sí mamá, pero sigo diciendo que no es uno de mis platos favoritos. Pero estában muy buenas.
Moraleja:
Que aunque nuestras madres nos pongan alimentos que no nos gusten mucho, hay que comerlos y no protestarlos. Ya que ellas nos lo han hecho con mucho cariño. También tenemos que pensar en la gente que no tiene nada que llevarse a la boca.

TOM Y SU PERRITO TOBY

Había una vez un niño llamado Tom, vivía con sus padres en una enorme casa. El quería tener un perrito y se lo había pedido muchas veces a sus padres. Pero sus padres le decían que no se lo comprában porque no era responsable de sus cosas. Además, lo dejaba todo tirado por el suelo, cuando volvía del colegio tiraba la mochila al suelo de la cocina y claro está, obligaba a su madre a recogerlo, llevándoselo a la habitación. Ella estába ya cansada de hacer lo mismo todos los días. Un día comentó:
- Tom, tú quieres un perro ¿ Verdad?.
- Sí, mamá, es lo que más quiero. Os lo he pedido muchas veces, pero nunca me hacéis caso.
Hacemos un trato, te lo compramos, si a partír de ahora te responsabilizas de tus cosas. Recogiendo tú ropa, cuando vengas del colegio llevarás tu mochila a la habitación,dejarás tus zapatos en el zapatero, etc. Si vemos que haces todo ésto bién, te compraremos el perro.
Él accedió a hacer todo lo que le había dicho su madre.
Al día siguiente al volver del colegio dejó la mochila en su habitación y no en la cocina como había hecho siempre. Le ayudó a su madre a poner la mesa, a recoger la ropa que estába tendida, a poner sus zapatos en el zapatero.
La madre estába encantada con el primer cambio que se había producido en su hijo. No se lo podía creer.
Tom siguió todos los días así con lo que le había dicho su madre. Mejoró mucho en su actitud y en su responsabilidad. Entonces sus padres vieron el gran cambio que había pegado el niño y le dijeron que le cogerían un perro. Pero que tendría él que cuidarlo, darle de comer, sacarle todos los días para que hiciese sus necesidades, lavarle todos los días. El niño les comentó que lo cuidaría muy bién y qué se encargaría de todo.
Ese mismo día, se llevó la sorpresa de toda su vida. En una caja de regalo venía un lindo cachorro, era un Husky Siberiano. La abrió rápidamente y cuando vió a su pequeño perrito se emocionó tanto que le salieron las lagrimas. Le puso de nombre Toby, jugó un poc con él, le dió de comer y lo sacó a la calle para que hiciese sus necesidades.
Tom siguió haciendo ésto con su cachorro todos los días. No se cansaba de estár con él. Cuando llegaba a casa se quitaba los zapatos y los dejaba en su lugar. Se había dado cuenta que hay que ser responsable con todo y más con un animal de compañía.
Moraleja:
Que por tí mismo tienes que ser responsable en todo. Con tu ropa, con tus juguetes, con tu mochila, con todas las cosas. No solo para que te compren algo que a tí te gusta, sino porque es tu responsabilidad y la tienes que asumir.

martes, 21 de agosto de 2018

JUÁN NO QUERÍA IR NUNCA AL COLEGIO

Hoy me gustaría contaros un cuento de un niño que no quería ir nunca al colegio.
Juán era un niño de 8 años, vía con cus padres y un hermano que era dos años mayor que él. Lo habían cambiado de colegio ya que en el anterior no iba muy bien en los estudios, pero en este colegio nuevo, no estába muy agusto. Se encontraba sólo, sin amigos y no quería jugar con nadie.
Un día la profesora mandó llamar a sus padres porque lo veía como perdido. No prestába atención a lo que decía ella, no hacía los deberes y no se relacionaba con los demás niños.
Los padres fueron con él al colegio y estuvieron hablando con la profesorea. Ellos comentaron que como era un colegio nuevo hasta que se adapte y todo. También comentaron que es un niño muy alegre y simpático que se relaciona muy bien con todo el mundo.
Pero pasaban los días y el niño seguía así, sólo, sin atender en clase, no quería jugar con nadie. Hasta que undía les dijo a sus padres que no quería volver nunca más a ese colegio.
Ellos se empezaron a preocupar y le preguntaron:
- Juán, ¿ Por qué no quieres ir al colegio?. ¿ Qué te ha pasado?. ¿ Te has peleado con algún niño?
Él no contestó, no quería decirles lo que le había pasado. Se sentía mal, él pensába que si se lo decía le seguirían llevando a ese colegio y no quería.
Sus padres estában muy preocupados y le preguntaron otra vez:
- A ver hijo, si nonos lo dices no te podemos ayudar. Necesitamos saber por qué no quieres ir al colegio.
Juán al final lo pensó bién y se lo contó todo lo que le había pasado a sus padres. Les dijo que unos niños de la clase se reían de él y se burlaban. Le habían pegado una patada y le habían tirado la mochila a un charco.
Sus padres cuando le contaron lo que le había pasado fueron rápidamente ha hablar con la profesora y con el director del Colegio.
- Mire, Señor Director. En ningún colegio al que le hemos llevado a nuestro hijo, le había pasado esto que le ha pasado aquí. Nos ha comentado que se han reido, burlado, le han pegado y luego le han tirado la mochila a un charco. Lo sentimos mucho, pero como usted comprenderá no toleramos eso.
El Director asintió diciendo que tenían razón y que no volvería a pasar.
Pero al día siguiente, al siguiente, al siguiente y al siguiente, Juán seguía yendo a casa igual de triste.
Los padres fueron otra vez al colegio y hablaron con el Director para decirles que sacarían a su hijo del colegio y que ya no querían ver a su niño a sí de triste.
El Director estuvo de acuerdo y le dió de baja en el colegio.
Juán fué a otro colegio donde le acogieron muy bien y donde tenían un montón de amigos. Por fín, sus padres le vieron feliz y ellos estában contentos de verlo a sí.
La moraleja es:
Que nunca nos tenemos que meter con nadie. Sobre todo cuando vaya un niño a un nuevo colegio. Tenemos que acogerlo muy bien, jugar con él, ayudarle en todo lo posible, compartir las cosas con él, etc.

domingo, 12 de agosto de 2018

LA MESA DE LOS TRES DESEOS

¡ Bienvenidos, Chicos!. Os contaré el cuento de la mesa de los tres deseos.
Erase una vez, una mesa que estába situada en medio de un bosque. Una viejecita que paseaba por ahí, la vió y se preguntó:
- ¿ Qué hace una mesa en medio del bosque?. ¿ Quién la habrá puesto aquí?. Es muy bonita, me gustaría llevármela a mi casa, pero, ¿ Cómo puedo cogerla?. Si yo no tengo fuerzas.
Cuando ella tocó la mesa, nada más tocarla se puso ha hablar diciéndola:
- Soy la mesa de los tres deseos, como tú me has visto y tocado. Te concederé uno de los tres deseos.
¿ Qué es lo que te gustaría pedirme?.
- Me gustaría ser joven otra vez. Porque ser viejecita me impide andar bien. Quiero que la gente me diga cuando pase por su lado que joven más guapa y que me admiren.
La mesa le concedió su primer deseo, el ser Joven. El rostro le cambió a la señora mayor, incluyendo sus vestimentas. Se fué toda contenta para casa y cuando íba hacia allí vió como todos se la quedában mirando.
Al día siguiente, volvió al bosque para pedile a la mesa su segundo deseo.
- ¡ Hola, mesa!. Sé que me faltan dos deseos más. Esta vez, me gustaría tener bastantes alimentos en mi mesa. Ya que tengo demasiada hambre.
La mesa le comentó que se fuese a su casa que allí se encontraría con la mesa llena de distintos alimentos para comer. Ella se fué toda contenta para casa y cuando llegó vió que en la mesa había alimentos en abundancia. Y no volvería a pasar hambre nunca más.
Y volvió otra vez a la mañana siguiente a por su tercer y último deseo.
- ¡ Hola, querida mesa!. Vengo a por mi último deseo. Me gustaría tener dinero suficiente para comprar ropa y zapatos.
La mesa le puso en sus manos dos sacos de monedas de oro. Ella se fué para casa encantada y ese mismo día se compró ropa, zapatos, gorros y mogollón de cosas más.
Pero ella se había olvidado de que ya no tenía más deseos y volvió al bosque para pedirle otro deseo. La mesa que ya la vió llegar comentó:
- Ya no tienes más deseos. Te concedí ya los tres. ¿ A qué vienes ahora?
- Es que yo estoy sola en la casa y me gustaría tener algún animalito.
- Pues lo siento, pero tus deseos se terminaron.
Ella protestó y como estába tan enfadada le pegó una patada a la mesa. La mesa enfurecida le quitó los tres deseos que le había concedido y que ella había tenido y ¿ Sabéis lo que paso?. Que la convirtió otra vez en una viejecita. Ella se fué muy triste y muy despacito para su casa, diciéncose a sí misma que nunca volvería a ser tan avariciosa.
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BLANCA Y MARIO TENÍAN MIEDO A LA OSCURIDAD

Hoy os contaré el cuento de dos niños que tenían miedo a la oscuridad.
Había una vez, dos hermanitos llamados Blanca y Marío, vivían con sus dos padres en una enorme casa. Tdas las noches tenían que dormir con una lucecita encendida, pues tenían mucho miedo a la oscuridad.
Una noche Mario se despertó muy asustado llamando a sus padres y como dormía con su hermana en la misma habitación, la despertó. Sus padres que oyeron sus gritos, fueron rápidamente a ver lo que les pasában. Cuando llegaron, vieron al niño que estába muy agitado y le preguntaron:
- ¿ Qué te pasa Mario?. ¿ Por qué gritas tan fuerte?. No ves que has despertado a tu hermana.
- Es que debajo de mi cama hay un enorme ratón. Papá, mira debajo de la cama y lo echas a fuera.
Su padre miró debajo de la cama de él y de la niña y no vió nada.
- Mario, has tenido una pesadilla. Yo no veo ningún ratón. Sigue durmiendo. ¿ Vale?.
- Está bién, pero no cierres la puerta, por favor y deja la luz encendida.
Los padres se acostaron y de repente volvieron a oír los llantos y los gritos. Esta vez era Blanca la que los llamaba.
Se llevantaron otra vez y se fueron a la habitación:
- A ver, ¿ Qué os pasa a vosotros dos ahora?.
- Que dentro del armario hay una araña gigante.¿ Puedes mirar a ver si esta ahí?.
- Está bién, lo miraré. Pero si no encuentro ninguna, os ponéis a dormir. ¿ De acuerdo?.
- Vale, comentaron los dos muchachos.
Los padres abrieron los dos armarios que habían en la habitación y no encontraron nada, de nada, de nada. Ni arañas ni ningún otro animal. Ellos volvieron a la habitación y esa misma noche despues de todo el jaleo los niños se quedaron dormidos profundamente.
A la mañana siguiente, cuando todos estában desayunando. Mario les comentó que él quería ser muy valiente como los Superheroes. Su padre le dijo:- Para ser tan valiente como los Superheroes tendrías que dormir con la luz apagada. El pequeño estába de acuerdo en eso y les explicó que esa misma noche dormiría a oscuras. Pero su hermana no estába muy de acuerdo en dormir así. Cuando llegó la noche él quería dormir a oscuras, pero ella lloraba porque necesitába la luz. Entonces su madre le contó un cuento a Blanca, de una niña que también le daba miedo la oscuridad y luchó contra los seres extraños que se encontrában en su habitación. Esa niña de ese cuento le comentó a su mamá que esa noche le apagase la luz. Una vez que la madre terminó de leerles el cuento, les tapó, dándoles las buenas noches. Les  pensába deja la luz encendida, pero ellos gritaron:
- Mamá, mamá, mamá. Apáganos la luz que ya somos mayores y no tenemos miedo a nada ni a nadie.
Ella regresó y se la apagó. Todos durmieron genial, por fín, después de varias noches levantándose los padres para atenderles.
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jueves, 9 de agosto de 2018

EL GORILA MAGUILA

¡ Hola, Chicos!. Os contaré hoy el cuento del Gorila Maguila.
Había una vez, un Gorilla llamado Maguila. El pobre, se sentía muy sólo, muy sólo. ¿ Sabéis por qué?. Porque él no tenía el mismo color de piel que los demás. Cuándo los otros Gorilas lo veían, siempre se reían de él.
Maguila se poní muy triste, no sabía que hacer. Un día le comentó a su madre:
- Mamá, ¿ Por qué no soy igual a los otros Gorilas o igual que tú?. 
Su madre no se lo supo explicar. Él era de color blanco y los otros marrones.
Iba pensando, pensando y pensando que porqué era diferente. ´El quería tener el mismo color que los demás, no entendía porque era así. Un día se encontró con un Elefante y éste le preguntó:
- ¡ Hola, Señorito Gorila!. Yo soy Ever el Elefante. ¿ Que te pasa?. ¿ Por qué estás así de triste?.
- Mi nombre es Maguila. Estoy así de triste porque soy blanco y los otros no son de mi color. Además, como soy así no tengo amigos.
- No te preocupes, ya tienes un amigo. Iremos juntos y verás como nos encontramos con más animales que quieren ser amigos nuestros.
Caminaron, Caminaron y caminaron y se encontraron con la Cebra Rayada:
- ¡ Hola, Señor Elefante, Señorito Gorila!. ¿ Qué te pasa Señorito Gorila?. Mi nombre es la Cebra Rayada.
-¡ Hola, Cebra Rayada!. Estoy así porque no me parezco a los otros Gorilas. Además a los otros no les caigo bién por ser de otro color. ¿ A tí te gustaría ser mi amiga?.
- Claro que sí, me encantaría.
Marcharon los tres que eran: El Gorila Maguila, el Elefante Ever y la Cebra Rayada. De pronto, se encontraron con la Jirafa Sabia. Se llamába así porque alcanzába a ver todo desde arriba.
- ¡ Hola, Señor Elefante, Señora Cebra y Señorito Gorila!. ¿ Por qué tienes esa tristeza en tus ojos , Señorito Gorila?.
- Porque mi color lo dice todo, no soy igual que lo demás. Me gustaría tener un montón de amigos. 
¿ Tú querrías serlo?.
- Claro que sí y porque no.
Repasemos los animales que iban con Maguila, eran: Ever el Elefante, La Cebra Rayada y la Jirafa Sabia.
Cuando los demás Gorilas viernos venir al Gorila que era distinto a ellos. Se miraron entre ellos diciendo: - Anda, aunque no es igual a nosotros , ha conseguido encontrar amigos. los gorilas se reunieron conél, lo abrazaron y jugaron todos juntos. Incluidos Ever el Elefante, la Cebra Rayada y la Jirafa Sabia.
La moraleja es:
Que aunque seamos diferentes, no hay que discriminarles y hay que jugar todos juntos.
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EL COCODRILO COCO Y SU AMIGA AMANDA

¡ Hola, hola, hola, a todos!. Me alegro mucho de veros y de qué estéis aquí acompañándome. Como véis soy Coco el cocodrilo y soy muy valiente, no le temo a nada ni a nadie. ¿ Sabéis que es lo malo?. Que todos me tienen miedo porque creen que soy peligroso. Y eso no es así, soy muy bueno. Os contaré lo que me pasó un día.
Estába yo, tan tranquilamente, echándome una siestecilla entre los arbustos que estában cerca de una charca. Cuando de pronto, oí los gritos de alguien. Fuí a ver quién era. Mientras íba hacia el lugar, yo pensába. ¿ Será un Gorila o un Oso?. Al llegar, ví que era una cosa con piernas, brazos, con una cabeza y tenía pelo. Era muy extraña esa cosa. Me acerqué hacia allí y le pregunté:
- ¡ Hola!. No te asustes soy Coco. Oí que pasaba algo y he venido a ver quién era. ¿ Cuál es tu nombre?.
- Mi nombre es Amanda, como ves soy una niña. Estába jugando con mis amigos al escondite y pensé que podría esconderme en este lugar. Después de un rato al ver que no venían a por mí, me asusté y por eso grité.
- Amanda, si te quedas conmigo no te pasará nada, yo te protegeré.
La niña y el Cocodrilo, caminaron, caminaron y caminaron. Hasta que  ella comentó que estába un poco cansada. Pero Coco no le había oído, total que él había seguido.
Miró hacia atrás y vió que Amanda no estába conél. Pensó: Pero esta cria. ¿ Dónde se habrá metido?.
Otra vez, oyó esos insopotables gritos que eran de ella.
- Me tocará ir a ver que le pasa ahora. s lo mejor se ha encontrado con algún animal peligroso.
Fué a su encuentro y vió que la serpiente Kaa estába atacándola. Coco se enfrentó a la malvada Kaa, defendiendo a la niña. Al final, ¿ Sabéis quién ganó?. Tenéis razón gané yo y conseguí salvar a mi amiga.
Ella estába muy contenta porque yo, Coco, el Cocodrilo le había salvado y por fín tenía un verdadero amigo que siempre estaría ahí defendiéndola.
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