En un enorme castillo que estaba alejado del pueblo, vivían un matrimonio de reyes con su pequeña princesa. Era una niña muy bella, su pelo era muy rubio, brillaba con el sol y sus ojos eran tan azules como el mar. Era la cria más guapa de todas las princesas que vivían en todos los reinos.
Además de ser así, tenía una bondad que les llamaba mucho la atención a sus padres.
Cuando iba al colegio, siempre estaba ayudando a sus compañeros con los ejercicios que ponían los profesores. Entodo les ayudaba, ella era muy lista y en el futuro quería ser profesora. Le gustaba mucho los niños pequeños y el estar con ellos jugando, cantando, etc. Esta princesa se llamaba Tina.
Si alguna vez bajaba al pueblo y veía a alguna persona que necesitaba ayuda, ahí iba ella para echarle una mano.
Pero la princesa comenzó a crecer, a crecer y a crecer hasta que se hizo mujer. Aún y todo ella seguía ayudando a los demás, sobre todo a los niños más desvalidos.
Un día les comentó a sus padres que le gustaría mucho hacer una excursión hacia las montañas. Sus padres le advirtieron que tuviese mucho cuidado porque había distintos animales que eran muy peligrosos.
Tina les dijo que no se preocupasen que no la iba a pasar nada. Ella metió todo lo necesario en la mochila, preparó su caballo blanco y emprendió camino hacia las montañas. Era muy valiente, pero lo que ella no sabía es que en las montañas había un terrible animal.
Tina llegó a una de las montañas con su caballo. Descendió de él porque quería descansar un poco, además estaba anocheciendo. Preparó una hoguera y sacó algunos alimentos que había metido en la mochila. Estaba al lado de un riachuelo y el caballo se puso a beber.
Al terminar de cenar, se tumbó y se puso una manta fina que había metido. Utilizó una chaqueta de almohada.
La pobre no podía dormir, escuchaba ruidos de distintos animales. Pero se decía a sí misma:
- No tengo miedo a nada ni a nadie. Soy muy valiente y tengo la espada de mi padre, así me defenderé con ella. Al llegar la mañana siguiente, volvió a emprender su camino. Cogió su caballo y se fué.
Al pasar el riachuelo oyó unos pasos. ¿ Qué animal sería?.
Tina, seguía y no hacía caso de esos extraños pasos. De repente pensó que ese animal podría ser enorme, porque cuando caminaba, retumbaba todo el suelo.
Giró su cabeza y vió que entre los árboles salía un monstruoso dragón. Éste asustó al caballo y como consecuencia se cayó la princesa. Ella gritaba y corria a la vez para que el dragón Filemón, no la cogiese. Pero no había forma, el dragón cada vez estába más cerca de ella y la princesa seguía corriendo. Pero la pobre, no sabía ya para donde tirar. Miró a lo lejos que había una cueva para esconderse y no le dió tiempo. ¿ Sabéis por qué?. Pues porque el señor Dragón estaba encima de ella.
Tina siguió gritando para ver si la podía oír alguien.
Filemón se reía y le decía:
- ¡ Ja,ja,ja,ja!. Nadie te va a escuchar. Eres mía y te llevaré a mí guarida.
- No, dejame. Monstruo salvaje. Soy una princesa y cuando mi padre se entere de que tú me has cogido enviará a sus tropas y vendrán a rescatarme.
A lo lejos un encantador principe llamado Kim. Escuchó los gritos de nuestra querida princesa y montado en su caballo fué a salvarla.
Después de tanto cabalgar vió a la bella dama que estaba en apuros. Cogió su poderosa espada y comenzó a luchar con el dragón.
Filemón al ver al chico con la espada, dejó a Tina en el suelo y retrocedió para atras, huyó a toda velocidad.
La princesa agradeció a Kim lo que había hecho por ella.
- ¡ Hola!.No temáis, no la haré daño. Soy el principe Kim. Paseaba tranquilamente subido a mi caballo por aquí y al oír sus gritos me acerqué a ver que le pasaba.
- Yo soy la princesa Tina. Le comenté a mis padres que quería hacer una excursión por las montañas y ya me advirtieron que tuviese cuidado, pues había animales salvajes y yo no les quise creer.
- Bueno, ya ha pasado todo. Te subiré a mi caballo e iremos a tu castillo.
Comenzaron el camino de regreso a casa. Atravesaron el riachuelo, la otra montaña y por fín, a lo lejos vieron el castillo de la princesa.
Al llegar allí, el principe bajó a Tina con mucha delicadeza. Sus padres salieron a recibirla con los brazos abiertos. Ellos la dijeron que tenía que contarles todo lo que había pasado. Mandaron pasar adentro al apuesto principe. Ella les contó todo lo que le había pasado y que gracias al principe Kim estaba sana y salva.
Ellos agradecieron mucho al encantador principe y le propusieron quedarse a cenar con ellos.
Él accedió gustosamente pues sentía algo especial por la dulce y hermosa princesa.
domingo, 6 de octubre de 2019
LA BRUJA CORUJA, LA BRUJA ÚRSULA Y LA ARAÑA TANEA
En una misteriosa y tétrica casa, vivían dos brujas. Sus nombres eran: La bruja Coruja y Úrsula.
En esa casa , siempre se estaban haciendo pócimas de distintos sabores y de distintas clases. Sus escobas las tenían bien guardadas, pues de vez en cuando solía ir una malvada bruja llamada brujilda.
Siempre que iba cogía la escoba de la brujita Úrsula y ésta se enfadaba mucho.
Un día, cuando hicieron la pócima, se oyó el saludo de un animalito muy pequeño. ¿ Sabéis que animal era?.
No era una pulga, tampoco era un saltamontes. Os daré una pista, es un animalito que suele hacer una tela para atrapar a su presa.
Muy bién, lo habéis acertado era una araña, pero que listos sois todos.
Pues esta araña, saludaba a las dos brujas. Ellas miraban hacia arriba y no veían nada.
- Que raro, yo no veo a nadie por aquí y tú Bruja Úrsula ¿ Ves a alguien?.
- Pues tampoco. Anda mira, no será este ratón de aquí. Lo echarémos a la pócima, que estará muy sabrosa.
La bruja Úrsula, sin más metió al pobre animal dentro. Pero la señora araña seguía salundándolas y molestándolas.
Las dos brujas se pensában que era una mosca que estaba revoloteando por encima de sus cabezas. Intentaron matarla, pero no había forma de pillarla. Al final, la bruja Úrsula agarró fuertemente su escoba y ¡ ZAS!, cazó la mosca. También la metió en la pócima.
- Con estos ingredientes nuestro brebaje estará muy rico. Que bien huele, ummmmm. Comentaban las brujas.
La araña que estaba haciendose su tela de araña, se reía mucho de ellas. Pues no había forma de que la viesen.
Hasta que de pronto, la bruja Úrsula miró hacia arriba y vió una enorme araña, que estaba en el techo tan tranquila.
La señora araña las decía:
- Ya era hora de que me viéseis. Anda que llevo un buen rato saludandoos y nada. Me da que además de estar un poquito sordas, estáis ciegas y necesitáis gafas.
- Pero bueno, de que vas. Nosotras estamos muy bien de todo. De vista, de oido y de cuerpo entero. Lo que pasa que como estabas allí arriba pues no se te veía bien. Además estábamos concentradas con nuestro brebaje.
Cuando estaban hablando la brujas con ella, comenzó a tronar muy fuerte y de pronto algo golpeó la puerta de la entrada de la casa.
La bruja Coruja, fué a ver lo que había pasado y allí no había nadie. Cerro y se volvió para terminar lo que estaban haciendo.
Pero otra vez se golpeó esa dichosa puerta.
Ahora la que fué a abrir fué la bruja Úrsula. Nada, que seguíamos en las mismas.
¿ Pero qué estába pasando?.¿ Quién sería el que golpeaba la puerta?.
Las dos brujas ya estában con miedo, incluida Tanea la araña. Era una noche tenebrosa y llovía y tronaba con tal fuerza que en la casa retumbaba todo.
Las ventanas no estaban bien cerradas, entraba todo el agua para dentro.
Volvió a golpearse la puerta y esta vez no golpeaba una vez, sino varias veces.
Esta vez fueron las dos brujas juntas para abrirlas y ¿ Sabéis quién era?.
Era un pequeño y encantador gatito que se había perdido, estaba asustado a causa de la tormenta y no encontrába ningún sitio para resguardarse. Por eso fué a parar a esa casa, pero vió que eran dos malvadas brujas y no se atrevía a entrar.
La bruja Úrsula lo cogió con mucho cariño, lo metió y le dió un poco de leche. Lo secaron para que no cogiese frío.Él estaba tan agusto, vió que también había una araña y estaba con un poco de miedo.
Ellas le comentaron que la araña no le iba ha hacer nada. Que ella era muy buena, que no iba a picarle. El gato se quedó más tranquilo cuando le dijeron eso.
Fué una noche muy ajetreada, de mucho miedo. Pero todo pasó y la tranquilidad volvió a la casa.
El gatito se quedó a vivir con ellas y todos juntos se pasaron muy bien.
Después de una noche de mucho pánico, todo acabó en un susto.
En esa casa , siempre se estaban haciendo pócimas de distintos sabores y de distintas clases. Sus escobas las tenían bien guardadas, pues de vez en cuando solía ir una malvada bruja llamada brujilda.
Siempre que iba cogía la escoba de la brujita Úrsula y ésta se enfadaba mucho.
Un día, cuando hicieron la pócima, se oyó el saludo de un animalito muy pequeño. ¿ Sabéis que animal era?.
No era una pulga, tampoco era un saltamontes. Os daré una pista, es un animalito que suele hacer una tela para atrapar a su presa.
Muy bién, lo habéis acertado era una araña, pero que listos sois todos.
Pues esta araña, saludaba a las dos brujas. Ellas miraban hacia arriba y no veían nada.
- Que raro, yo no veo a nadie por aquí y tú Bruja Úrsula ¿ Ves a alguien?.
- Pues tampoco. Anda mira, no será este ratón de aquí. Lo echarémos a la pócima, que estará muy sabrosa.
La bruja Úrsula, sin más metió al pobre animal dentro. Pero la señora araña seguía salundándolas y molestándolas.
Las dos brujas se pensában que era una mosca que estaba revoloteando por encima de sus cabezas. Intentaron matarla, pero no había forma de pillarla. Al final, la bruja Úrsula agarró fuertemente su escoba y ¡ ZAS!, cazó la mosca. También la metió en la pócima.
- Con estos ingredientes nuestro brebaje estará muy rico. Que bien huele, ummmmm. Comentaban las brujas.
La araña que estaba haciendose su tela de araña, se reía mucho de ellas. Pues no había forma de que la viesen.
Hasta que de pronto, la bruja Úrsula miró hacia arriba y vió una enorme araña, que estaba en el techo tan tranquila.
La señora araña las decía:
- Ya era hora de que me viéseis. Anda que llevo un buen rato saludandoos y nada. Me da que además de estar un poquito sordas, estáis ciegas y necesitáis gafas.
- Pero bueno, de que vas. Nosotras estamos muy bien de todo. De vista, de oido y de cuerpo entero. Lo que pasa que como estabas allí arriba pues no se te veía bien. Además estábamos concentradas con nuestro brebaje.
Cuando estaban hablando la brujas con ella, comenzó a tronar muy fuerte y de pronto algo golpeó la puerta de la entrada de la casa.
La bruja Coruja, fué a ver lo que había pasado y allí no había nadie. Cerro y se volvió para terminar lo que estaban haciendo.
Pero otra vez se golpeó esa dichosa puerta.
Ahora la que fué a abrir fué la bruja Úrsula. Nada, que seguíamos en las mismas.
¿ Pero qué estába pasando?.¿ Quién sería el que golpeaba la puerta?.
Las dos brujas ya estában con miedo, incluida Tanea la araña. Era una noche tenebrosa y llovía y tronaba con tal fuerza que en la casa retumbaba todo.
Las ventanas no estaban bien cerradas, entraba todo el agua para dentro.
Volvió a golpearse la puerta y esta vez no golpeaba una vez, sino varias veces.
Esta vez fueron las dos brujas juntas para abrirlas y ¿ Sabéis quién era?.
Era un pequeño y encantador gatito que se había perdido, estaba asustado a causa de la tormenta y no encontrába ningún sitio para resguardarse. Por eso fué a parar a esa casa, pero vió que eran dos malvadas brujas y no se atrevía a entrar.
La bruja Úrsula lo cogió con mucho cariño, lo metió y le dió un poco de leche. Lo secaron para que no cogiese frío.Él estaba tan agusto, vió que también había una araña y estaba con un poco de miedo.
Ellas le comentaron que la araña no le iba ha hacer nada. Que ella era muy buena, que no iba a picarle. El gato se quedó más tranquilo cuando le dijeron eso.
Fué una noche muy ajetreada, de mucho miedo. Pero todo pasó y la tranquilidad volvió a la casa.
El gatito se quedó a vivir con ellas y todos juntos se pasaron muy bien.
Después de una noche de mucho pánico, todo acabó en un susto.
sábado, 5 de octubre de 2019
NINA Y NINO, LOS UNICORNIOS Y EL HADA DEL BOSQUE
Erase una vez, dos unicornios que vivían en el bosque junto a su madre y sus amigos. Sus nombres eran Nina y Nino, ellos eran hermanos. Se pasaban horas y horas jugando en el bosque. Su madre siempre les decía:
- No os alejéis mucho, pues hay animales muy peligrosos.
- Si, mamá. Tranquila no nos adentraremos en el bosque.
Pero ellos no la hicieron caso y comenzaron a caminar, a caminar y a caminar. Sin darse cuenta se metieron mucho en el bosque. Nina que era la más pequeña, le comentó a su hermano:
- Nino, creo que nos hemos alejado mucho y ahora, ¿ Cómo vamos a volver?.
- Pues regresando por el camino que hemos venido.
Pero claro, estában totalmente desorientados. Pues no sabían porque camino habían ido.
Llegó la noche, su madre estába ya muy preocupada porque veía que no regresaban.
Los dos hermanos estaban con mucho miedo. Oían toda clase de ruidos de animales. Pero no identificaban los animales que eran.
Nino, era un unicornio muy valiente y le comentó a su hermana:
- Tranquila Nina, que si aparece un animal peligroso y feroz, yo te defenderé.
Ella se quedó más tranquila cuando su hermano le dijo eso.
Pero de repente, escucharon el rugir de un león y a un buho.
La unicornio tenía mucho miedo y temblaba de frío. Su hermano le dijo que tenían que buscar una cueva o algún otro sitio para resguardarse del frio. Pero ella estaba tan cansada que no podía seguir.
Nano le comentaba:
- Vamos, Nina. Tenemos que seguir, no nos podemos parar. Pues podríamos morir de frío.
Al final, como vió que su hermana no podía seguir, se quedaron a dormir debajo de unos árboles.
El unicornio fué a buscar palos para hacer una hogera. Su madre se lo había enseñado muchas veces. Pero su hermana no se quería quedar sola , así que decidió irse con él y entre los dos cogieron muchas ramas para hacer fuego.
Nino, hizo el fuego tal como se lo había enseñado su madre.
Se echaron debajo de los árboles y en ésto oyeron los pasos y el rugir de un feroz y hambriento león. Después escucharon al buho y tanto miedo tenían que volvieron a ponerse de pié.
El león se fué acercando a ellos poco a poco. Los dos hermanos temblaban y sin querer, la unicornio pegó un grito. Ella pensaba que si pegaba el grito el león se iría. Pero no fué así, él siguió acercándose a ellos.
El Hada del Bosque que habí escuchado esos gritos tan desesperados se echo a volar y fué a parar a donde estaban los dos hermanos.
- Pero, ¿ Quién ha sido la que me ha despertado de mi maravilloso sueño con su espeluznante chillido?.
- Perdone usted, señora Hada. Es que mire usted este león. Nos quiere comer.
- Este león, no os hará nada. Es muy dócil, ¿ Verdad, señor león?.
El animal al ver al Hada del bosque dió marcha atrás y se fue.
Ella les preguntó:
- ¿ Como os llamáis y qué hacéis aquí?. ¿ No véis que corréis peligro?.
- Nos llamamos Nina y el es mi hermano Nino. Comenzamos a caminar y a caminar y nos hemos adentrado mucho en el bosque. Ahora no sabemos cuál era el camino de regreso.
- No os preocupéis, yo me conozco todo el bosque. Por eso me llaman el Hada de l Bosque. Yo ayudo a toda clase de animales y además tengo poderes mágicos. Os acompañaré, ya que vuestra madre estará muy preocupada.
El hada, les condujo al camino adecuado y siguieron todos juntos hasta que de pronto vieron unas luces. Su mamá había puesto unas luces en la entrada de la casa por a sus hijos les daba por volver.
Ella los estaba esperando con mucha ansiedad.
- Bueno, pequeños unicornios. Ahí tenéis ya vuestra casa. Id y darle una sorpresa a vuestra madre.
Ellos se despidieron con mucha tristeza de su amiga y se marcharon corriendo a besar a su mamá.
Por fín, volvieron a estar los tres juntos y todo gracias al hada del Bosque.
Su madre miró hacia arriba y le dió las gracias por a ver traido de vuelta, sanos y salvos a sus dos pequeños.
El hada del bosque esparció sobre la casa y sobre sus amigos unos polvos mágicos. La casa brillaba y los otros animales se acercaban para ver lo bonita que era.
Mientras los tres unicornios consiguieron volar. Todo gracias a su amiga el hada.
Estaban encantados porque desde allí arriba podían ver los distintos animales que habitaban en el bosque
- No os alejéis mucho, pues hay animales muy peligrosos.
- Si, mamá. Tranquila no nos adentraremos en el bosque.
Pero ellos no la hicieron caso y comenzaron a caminar, a caminar y a caminar. Sin darse cuenta se metieron mucho en el bosque. Nina que era la más pequeña, le comentó a su hermano:
- Nino, creo que nos hemos alejado mucho y ahora, ¿ Cómo vamos a volver?.
- Pues regresando por el camino que hemos venido.
Pero claro, estában totalmente desorientados. Pues no sabían porque camino habían ido.
Llegó la noche, su madre estába ya muy preocupada porque veía que no regresaban.
Los dos hermanos estaban con mucho miedo. Oían toda clase de ruidos de animales. Pero no identificaban los animales que eran.
Nino, era un unicornio muy valiente y le comentó a su hermana:
- Tranquila Nina, que si aparece un animal peligroso y feroz, yo te defenderé.
Ella se quedó más tranquila cuando su hermano le dijo eso.
Pero de repente, escucharon el rugir de un león y a un buho.
La unicornio tenía mucho miedo y temblaba de frío. Su hermano le dijo que tenían que buscar una cueva o algún otro sitio para resguardarse del frio. Pero ella estaba tan cansada que no podía seguir.
Nano le comentaba:
- Vamos, Nina. Tenemos que seguir, no nos podemos parar. Pues podríamos morir de frío.
Al final, como vió que su hermana no podía seguir, se quedaron a dormir debajo de unos árboles.
El unicornio fué a buscar palos para hacer una hogera. Su madre se lo había enseñado muchas veces. Pero su hermana no se quería quedar sola , así que decidió irse con él y entre los dos cogieron muchas ramas para hacer fuego.
Nino, hizo el fuego tal como se lo había enseñado su madre.
Se echaron debajo de los árboles y en ésto oyeron los pasos y el rugir de un feroz y hambriento león. Después escucharon al buho y tanto miedo tenían que volvieron a ponerse de pié.
El león se fué acercando a ellos poco a poco. Los dos hermanos temblaban y sin querer, la unicornio pegó un grito. Ella pensaba que si pegaba el grito el león se iría. Pero no fué así, él siguió acercándose a ellos.
El Hada del Bosque que habí escuchado esos gritos tan desesperados se echo a volar y fué a parar a donde estaban los dos hermanos.
- Pero, ¿ Quién ha sido la que me ha despertado de mi maravilloso sueño con su espeluznante chillido?.
- Perdone usted, señora Hada. Es que mire usted este león. Nos quiere comer.
- Este león, no os hará nada. Es muy dócil, ¿ Verdad, señor león?.
El animal al ver al Hada del bosque dió marcha atrás y se fue.
Ella les preguntó:
- ¿ Como os llamáis y qué hacéis aquí?. ¿ No véis que corréis peligro?.
- Nos llamamos Nina y el es mi hermano Nino. Comenzamos a caminar y a caminar y nos hemos adentrado mucho en el bosque. Ahora no sabemos cuál era el camino de regreso.
- No os preocupéis, yo me conozco todo el bosque. Por eso me llaman el Hada de l Bosque. Yo ayudo a toda clase de animales y además tengo poderes mágicos. Os acompañaré, ya que vuestra madre estará muy preocupada.
El hada, les condujo al camino adecuado y siguieron todos juntos hasta que de pronto vieron unas luces. Su mamá había puesto unas luces en la entrada de la casa por a sus hijos les daba por volver.
Ella los estaba esperando con mucha ansiedad.
- Bueno, pequeños unicornios. Ahí tenéis ya vuestra casa. Id y darle una sorpresa a vuestra madre.
Ellos se despidieron con mucha tristeza de su amiga y se marcharon corriendo a besar a su mamá.
Por fín, volvieron a estar los tres juntos y todo gracias al hada del Bosque.
Su madre miró hacia arriba y le dió las gracias por a ver traido de vuelta, sanos y salvos a sus dos pequeños.
El hada del bosque esparció sobre la casa y sobre sus amigos unos polvos mágicos. La casa brillaba y los otros animales se acercaban para ver lo bonita que era.
Mientras los tres unicornios consiguieron volar. Todo gracias a su amiga el hada.
Estaban encantados porque desde allí arriba podían ver los distintos animales que habitaban en el bosque
ELDA, LA ELFA DE PAPÁ NOÉL
Había una vez, una elfa llamada Elda. Era una de las ayudantes más eficaces y más mágica que tenía Papá Noél.
Trabajaba día y noche, no paraba. Además de ésto se divertía con sus compañeros y les hacía siempre mágia.
Un día nuestro hombre de rojo la llamó para que fuese a su despacho. Ella iba con miedo pues pensaba que la iban a despedir y si la enviaban para casa, no podría hacer disfrutar a sus compañeros.
Cuando llegó a la puerta, no se atrevía a llamar. Pero de repente, la puerta se abrió, allí estaba nuestro Papá Noél sentado y ella se acercó muy nerviosa y le tamblaba todo el cuerpo, se acercó hasta donde estába él. Se sentó y comenzó a escucharle lo que le iba a decir:
- Bueno, bueno, Elda. Estoy muy contento de lo bién que estas trabajando. Por eso he decidido que te vengas conmigo a repartir los regalos para los niños.
- ¿ Iremos en el Trineo con los renos?.
- Claro, tu prepararás el trineo y meterás en el saco todos los regalos.
Ella se dió prisa en todo. Metió los regalos de los niños en el enorme saco rojo. También preparó el trineo con sus cuatro renos.
Estaba encantada porque esa noche iba a montarse con Papá Noél e iba a ir casa por casa para dejarles los regalos a los niños. Llevaba tambien el libro con los nombres y direcciones de todos los niños.
Por fín llegó la noche y Elda le dijo a Papá Noél:
- Ya está todo preparado, nos podemos ir ya.
- Voy a abrigarme bien para no coger frio y ahora nos vamos.
Esta era una noche mágica tanto para los niños como para Elda. Se subieron al trineo y comenzaron a ascender. Elda estaba muy emocionada y miraba las estrellas, no se lo podía creer.
Sacó el libro donde estaban escrito todos los nombres de los niños unos con una señal de buen comportamiento y otros.....
Iban a toda velocidad, pues tenían que dejar esa misma noche todos los regalos en las casas de los niños.
Al llegar a la casa de uno de ellos, nuestro querido Papá Noél entró por la chimenea y llevaba en el saco el juguete que había pedido. La Elfa se quedó en el trineo, bien tapada con la manta esperandole.
Cuando él regresó de dejar los obsequios se sentó otra vez en el trineo e intentó elevarlo, pero nada que los renos no querían subir.
Él estaba enfadado:
- ¿ Qué os pasa ahora, panda de vagos?. ¿ Por qué no queréis subir?. Vamos arriba. Elda, ¿ Les díste antes de salir la comida?
- Claro, que les dí, no creo que sea por eso. Utilizaré mi magia.
Pero ni con la magia de ella los hacía subir.
De pronto, pasó por allí una bruja con su escoba. Ella también tenía poderes mágicos. Los saludó:
- ¡Hola!. ¿ Qué os pasa a vosotros dos?.
- Que no nos sube el trineo y los renos no quieren tirar. Además tenemos que seguir entregando los regalos. Pues hay niños que los esperan con muchas ganas y si llegamos tarde se despertarán y verán que no hay nada.
- No os preocupéis, yo os ayudaré.
La bruja guardaba en su bolso una botella con su pócima mágica, siempre la llevaba con ella por si la tenía que utilizar. Se lo comenzó a dar a cada uno de los renos.
Papá Noél, no se fiaba mucho de ella. Pero al final, los animalitos comenzaron a subir y la elfa junto al hombre de rojo, le dieron las gracias.
Por fín, pudieron entregar todos los regalos a tiempo. Después volvieron al Polo norte otra vez, a su hogar. Para seguir preparando más juguetes para el año que viene
Trabajaba día y noche, no paraba. Además de ésto se divertía con sus compañeros y les hacía siempre mágia.
Un día nuestro hombre de rojo la llamó para que fuese a su despacho. Ella iba con miedo pues pensaba que la iban a despedir y si la enviaban para casa, no podría hacer disfrutar a sus compañeros.
Cuando llegó a la puerta, no se atrevía a llamar. Pero de repente, la puerta se abrió, allí estaba nuestro Papá Noél sentado y ella se acercó muy nerviosa y le tamblaba todo el cuerpo, se acercó hasta donde estába él. Se sentó y comenzó a escucharle lo que le iba a decir:
- Bueno, bueno, Elda. Estoy muy contento de lo bién que estas trabajando. Por eso he decidido que te vengas conmigo a repartir los regalos para los niños.
- ¿ Iremos en el Trineo con los renos?.
- Claro, tu prepararás el trineo y meterás en el saco todos los regalos.
Ella se dió prisa en todo. Metió los regalos de los niños en el enorme saco rojo. También preparó el trineo con sus cuatro renos.
Estaba encantada porque esa noche iba a montarse con Papá Noél e iba a ir casa por casa para dejarles los regalos a los niños. Llevaba tambien el libro con los nombres y direcciones de todos los niños.
Por fín llegó la noche y Elda le dijo a Papá Noél:
- Ya está todo preparado, nos podemos ir ya.
- Voy a abrigarme bien para no coger frio y ahora nos vamos.
Esta era una noche mágica tanto para los niños como para Elda. Se subieron al trineo y comenzaron a ascender. Elda estaba muy emocionada y miraba las estrellas, no se lo podía creer.
Sacó el libro donde estaban escrito todos los nombres de los niños unos con una señal de buen comportamiento y otros.....
Iban a toda velocidad, pues tenían que dejar esa misma noche todos los regalos en las casas de los niños.
Al llegar a la casa de uno de ellos, nuestro querido Papá Noél entró por la chimenea y llevaba en el saco el juguete que había pedido. La Elfa se quedó en el trineo, bien tapada con la manta esperandole.
Cuando él regresó de dejar los obsequios se sentó otra vez en el trineo e intentó elevarlo, pero nada que los renos no querían subir.
Él estaba enfadado:
- ¿ Qué os pasa ahora, panda de vagos?. ¿ Por qué no queréis subir?. Vamos arriba. Elda, ¿ Les díste antes de salir la comida?
- Claro, que les dí, no creo que sea por eso. Utilizaré mi magia.
Pero ni con la magia de ella los hacía subir.
De pronto, pasó por allí una bruja con su escoba. Ella también tenía poderes mágicos. Los saludó:
- ¡Hola!. ¿ Qué os pasa a vosotros dos?.
- Que no nos sube el trineo y los renos no quieren tirar. Además tenemos que seguir entregando los regalos. Pues hay niños que los esperan con muchas ganas y si llegamos tarde se despertarán y verán que no hay nada.
- No os preocupéis, yo os ayudaré.
La bruja guardaba en su bolso una botella con su pócima mágica, siempre la llevaba con ella por si la tenía que utilizar. Se lo comenzó a dar a cada uno de los renos.
Papá Noél, no se fiaba mucho de ella. Pero al final, los animalitos comenzaron a subir y la elfa junto al hombre de rojo, le dieron las gracias.
Por fín, pudieron entregar todos los regalos a tiempo. Después volvieron al Polo norte otra vez, a su hogar. Para seguir preparando más juguetes para el año que viene
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