domingo, 28 de abril de 2019

NATALIA Y COCO, SU AMIGO EL UNICORNIO

Erase una vez, una linda niña llamada Natalia. A ella le encantaban los unicornios. En su habitación tenía posters de ellos y también juguetes. Su madre no estaba muy de acuerdo que tuviese tantas cosas de esos ponis como los llamaba. Pero ella no quería deshacerse de sus cosas y le comentaba a su madre:
- Mamá, ¿ Sabes lo que me gustaría?. Tener un Unicornio en el Jardín.
- A ver, hija los unicornios no existen. Solo estan en los cuentos.
- Si existen y algún día te lo demostrare.
La madre no le hizo mucho caso y esa misma noche a la hora de la cena cuando todos estaban en la mesa, la pequeña siguió insistiendo en lo mismo.
Al finalizar la cena, se dirijieron cada uno de ellos a sus respectivas habitaciones. Cuando todos estaban dormidos, sucedió algo en la habitacion de la cria. La ventana de su cuarto se abrió, ella se despertó sobresaltada miró hacia allí y vio a un lindo Unicornio de diferentes colores. Su nombre era Coco, estaba un poco asustado porque iba detrás de sus amigos y sin más se perdió. Entonces vio la casa de la niña y se fue hacia ella.
Natalia saludó a su nuevo amigo:
- Hola, Unicornio!. Mi nombre es Natalia y tú ¿ Cómo te llamas?.
- Hoooola!. Mi nombre es Coco y me he perdido. Iba detrás de mis amigos que son como yo y de repente me estrelle con ese cristal.
- No es un cristal, Coco. Es una ventana. Bueno, de momento puedes quedarte aquí en mi casa. Anda, pero si tienes alas. ¿ Sabes volar?.
- Si, Claro que sé. No todos los unicornios saben volar. Somos muy pocos los que tenemos estas alas. Algunos van por tierra andando y nosotros por el aire.
- Puedes meterte en el armario si quieres dormir. Toma una manta para taparte. Ahora tenemos que descansar, pues yo mañana por la mañana, tengo que ir al colegio.
- ¿ Qué es un colegio?.
- Es un centro donde hay una profesora que te enseña a leer, a escribir, etc. A mi lo que no me gusta es que nos ponen muchos deberes. Pero me lo paso bien con los demás niños. Tengo un montón de amigos y amigas. Por cierto, tu seras uno de ellos.
- Me dejarás ir algún dia a tu cole?. Quiero aprender muchas cosas.
- No puedes, yo te enseñare. Verás como aprendes de rápido.
Los dos se quedaron profundamente dormidos. A la mañana siguiente, su mamá se fue a la habitación para levantarla, pero ella ya estaba vestida, con la cama echa y en ese mismo instante bajaba a desayunar.
- Buenos días a los dos!. ¿ Habéis dormido bien?.
- Si, hija. ¿ Cómo te has levantado y te has preparado tan rápida?.
- Pues para que tu no me fueses a llamar. A partir de ahora, me levantaré pronto, me duchare y vestire y por último hare la cama. Así no lo haras tú. Por cierto, anoche vino por la ventana un Unicornio.
- Ya empezamos con la misma historia de ayer. Te dije y te sigo diciendo que los Unicornios no existen.
- Sí existen, su nombre es Coco y tiene los colores del arcoiris. Me gustaría enseñaroslo.
Ella subió hacia la habitación para buscar a su nuevo amigo. Allí estaba, revolviendo las cosas de la cria.
- Vamos a bajar, mis padres quieren conocerte. No seas vergonzoso.
Bajaron los dos y se fueron a la cocina. Al verlo, los padres se quedaron muy sorprendidos y con la boca abierta. Comentaron entre ellos que ya que a la pequeña le hacia tanta ilusión, se quedarían con él. Así fue como Coco comenzó una nueva vida en esa Casa. Natalia estaba encantada y lo llevaba de vez en cuando a su colegio. Sus padres por fín creyeron en los unicornios y dijeron que nunca más dudarían de la palabra de su pequeña.

martes, 23 de abril de 2019

BLANQUITO, EL CONEJO QUE VA EN BUSCA DE SUS QUERIDOS AMIGOS

Habia una vez, un pequeño conejo, llamado Blanquito. El pobre estaba preocupado porque no encontraba a sus grandes amigos. Caminaba por el bosque todo triste y miró hacia el cielo, vio al sol. Le preguntó:
- Hola Señor Sol!. ¿ Has visto por aquí a mis compañeros?.
- No, Blanquito. No he visto pasar a nadie lo siento.
-Esta bien, no pasa nada. Voy a seguir buscandolos. Hasta pronto.
Siguió su camino y de pronto escuchó una voz que venía desde el suelo:
- Oye, Señor conejo tenga cuidado que me va a pisar.
- ¿ Quién me habla?. Anda pero si eres una encantadora tortuga. ¿ Tú los has visto?.
- No, lo siento no los he visto. Me tengo que ir. Adios.
- Vale, hasta luego. Vaya, ¿ Dónde se habrán metido?.
Caminó, caminó y caminó. Se chocó con un enorme perro que le dijo:
- Apartate, sucio conejo no ves que tengo prisa.
- Perdón, señor perro. Es que mis compañeros han desaparecido y no los encuentro. Usted tampoco los habrá visto ¿Verdad?.
- No, dejeme pasar ya.
Al final, Blanquito se cansó de buscarlos y regresó a casa. Nada más abrir la puerta todos le comentaron:
- ¡ Sorpresa!. ¿ Cómo has tardado tanto?
- Os estuve buscando. Pensé que os habíais olvidado de mi cumple.
- ¿ Cómo nos íbamos a olvidar de que hoy era tu día?. Aquí estabamos preparandote la fiesta.
Él se puso muy contento, por los buenos y encantadores amigos que tenía. Era la mejor fiesta de cumpleaños que tenía. Nunca nadie se había preocupado por él. La fiesta duró hasta que anochecio. Luego cada uno de ellos se despidió de Blanquito. Después él se quedó sólo y lo pasó mal. Pero se acostó y pensó que tenía unos grandes amigos y que nunca estaría mal con ellos.


lunes, 1 de abril de 2019

PRIMAVERA, LA NIÑA MÁS BELLA

Erase una vez, una niña que era muy bella, pero que muy bella llamada Primavera. Ella vivía junto a sus padres y su hermana pequeña en un chalet muy grande, donde tenían toda clase de columpios, piscina, una casita de plástico, que era  para la pequeña y en ella se metían las dos. Se contaban cuentos dentros, jugaban a que eran camareras. Las dos se lo pasaban muy bien.
Un día sus padres les comentaron que tendrían que empezar a ir al nuevo colegio. Ellas se quedaron mirándoles y sobre todo la mayor les dijo:
- Mamá, ¿ Por qué tenemos que ir a ese colegio nuevo?. No conocemos a nadie. Además se reirán de mi nombre.
- Hija, no digas eso, como se van a reir de tu nombre. Si tienes el nombre de una estación del año. Es la epoca en la cuál los campos están en flor, los pájaros cantan, se oyen los gritos de alegria de los niños, etc.
- Ya lo sé, pero cuando he ido a otros colegios siempre ha pasado lo mismo, se reían y se burlaban de mí.
Ese mismo día fueron a visitar el colegio nuevo. Las dos hermanas estaban muy nerviosas y se agarraban de la mano. Al entrar se dirijieron a ver al director junto a sus padres. Iban muy calladas y no querían hablar con ellos, estában un poco molestas. Sus progenitores las miraban tiernamente y las animaban.
- Venga chicas, no pongáis esas caras, este es uno de los mejores colegios que hay. Veréis como os lo pasaréis bien y seguramente que enseguida os relacionaréis con otros niños.
- Mamá, papá, nosotras no queremos ir a este colegio. Yo quiero ir a nuestro antiguo colegio. Ya tenía a mis amigas y aquí no voy a estar bién. Se reirán de mí y del nombre tan feo que tengo.
- No digas bobadas, el nombre de Primavera es precioso y tu eres una niña muy guapa. Ya verás como todos querrán hablarte y salir contigo.
Al finalizar de hablar con el director, les llevó a las niñas a sus respectivas clases. Cuando llegaron a la clase de su hermana pequeña, entró sin despedirse. Al menos ella se quedó contenta.
Una vez que dejaron a la pequeña, le acompañaron a su clase. Ella iba temblando e iba detrás de sus padres, mirando hacia el suelo y sin alzar la vista.
Al llegar a su clase, el Director entró y le comentó a la profesora que saliese porque quería presentarle a una alumna nueva. Se presentaron mutuamente y ella como era muy dulce la cogió del hombro y la condujo a la clase. Se metió dentro y le propuso que se presentara ella misma. Pero nuestra protagonista no quería decir su nombre, pues sabía que se reirían de ella. Al final, despues de tanto insistir.
- Mi nombre es Primavera, sé que os parecerá raro. Pero es el nombre de una de las estaciones que a mí más me gusta. Porque los campos están llenos de flores, los pájaros cantan, se oyen las risas de los niños. Todo en esta estación es maravillosos.
Los niños se reían de su nombre y de lo que comentaba:
- Que graciosa, jajajajaja. Tu te llamas así?.
- Sí así es, a mi madre le gusta como me llamo. Porque es uno de los nombres de las estaciones del año. Además en Primavera los campos están en flor, cantan los pajaros y se oyen las risas de los niños. A mí me gusta mi nombre y no lo cambiaría por ningún otro.
La niña estaba un poco enfadada porque se estában riendo de ella, por eso tuvo que decirles eso. Hicieron una pausa para salir al recreo y cuando salieron, se fué a sentar en unas escaleras que había en el patio. Se sentía sola, pero de pronto se acercó otra compañera suya y le preguntó:
- Hola, mi nombre es Rosa. ¿ Me puedo sentar aquí o prefieres estar sóla?.
- Claro que puedes sentarte. No me gusta estar así. En el anterior colegio tenía muchos amigos y aquí ya el primer día ya se han reido de mí.
- No Te preocupes, también se rieron del mío. Pero yo no les hice mucho caso, algunos son insoportables. Pero te irás adaptando poco a poco. Además si quieres en mí ya tienes una amiga y nos podemos sentar juntas en clase.
La cria se puso toda contenta, porque por primera vez ya tenía una nueva amiga. Cuando llegó la hora de que finalizase la clase. Tanto Rosa como Primavera, salieron juntas y se dirijieron cada una a sus respectivas casas.
En cuanto Primavera llegó a su casa les contó a sus padres lo bien que le había ido y ellos estaban encantados por la buena noticia que les había dado. Ya que a su hermana pequeña no le había ido tan bién. Ella al ver a su hermana así de triste, le comentó:
- No estés así de triste, mañana será otro día y seguro que habrá alguna niña que se junte a tí. Como me ha pasado hoy a mí, yo tambien estaba un poco aislada en el recreo, pero Rosa se acercó a mí y nos presentamos y nos hicimos amigas. Descansa ya verás como mañana será otro día.
Al día siguiente volvieron las dos hermanas al colegio y efectivamente la pequeña empezó ha hablar con otra niña llamada Violeta. Ella pensaba que su hermana tenía razón que hay que darle tiempo al tiempo y no desesperarse porque el primer día no tengas amigos. Porque el hacer amigos siempre cuesta un poco, pero siempre llegan y después están ahí para lo bueno y lo malo. Pendientes de lo que te pase, alegrándose por tí de si haces algo bién, etc.
                         MORALEJA:
                         Nunca tenemos que dejar de lado a las personas que vienen de otros sitio. Siempre hay que ayudarlas y si tienen un nombre raro como el de nuestra protagonista, o si viste mal,  no tenemos que reirnos. Porque cada uno somos como somos y tenemos distintos nombres o vestimos de diferentes maneras. Siempre tenemos que hacer el bién, ayudarlas a que se sientan comodas y animarlas en todo. Diciéndolas que en vosotros tienen un amigo para lo que sea.