Había llegado el invierno, todo estaba nevado. Esa mañana, Manolín y sus amigos iban hacia el colegio. Se entretenían por el camino tirándose bolas de nieve.
De pronto, vieron un muñeco de nieve y le pusieron de nombre Pom Pom. Manolín se dijo así mismo:
- Que suerte tiene este muñeco de nieve que no tiene que ir al colegio, ni estudiar.
Sus compañeros le gritaban para que se diera prisa o llegarían tarde al colegio.
Al llegar la noche, se acostó en la cama y le vino el sueño enseguida. Soñaba que era ese muñeco que había visto ese mismo día mientras iba al colegio. Se sentía feliz.
En su sueño veía que sus amigos podían jugar, ir a aclase y que iban bien abrigados.
Se despertó sobresaltado y gritando. Sus padres al oirlo, se dirigieron a la habitación para ver lo que le pasaba.
Les comentó que había tenido una pesadilla, pero que estaba bien.
Él volvió a cerrar los ojos y quedó otra vez dormido.
A la mañana siguiente, cuando se dirigía al colegio.
Volvió a ver a PomPom y otra vez dijo:
- Cómo me gustaría ser un muñeco de nieve.
Una malvada bruja, que le escuchó decir eso. Pues ella, estaba volando montada en su escoba y miró al crío que estaba parado frente al muñeco de nieve.
Bajó con su escoba, hasta donde estaba Manolin.
El niño al verla, se asustó y le preguntó:
- ¿ Quién eres tú?. Por favor, no me hagas daño.
- Tranquilo, he oído que te gustaría ser un muñeco como él. ¿ Verdad?.
- Si me encantaría. Porque él no tiene que ir al colegio, ni estudiar, ni hacer deberes.
- Si tú me dejas y quieres. Yo te ayudaré a convertirte en muñeco de nieve. Tomarás un poco de esta pócima y en un pis las, verás que eres como Pom Pom.
Manolin, así lo hizo. Bebió de la pócima y se convirtió en muñeco de nieve.
La bruja se marchó volando y ahí lo dejó.
El pobre, tenía mucho frío y veía a sus amigos jugando a la pelota o a tirarse bolas de nieve.
Él se ponía muy triste, porque encima de pasar frío, no podía jugar con ellos.
Ahora se daba cuenta que ser un muñeco de nieve, no estaba tan bien como él creía.
Manolin lo que quería era volver a ser el niño de antes.
Ir al colegio, jugar con sus amigos, estar con sus padres en casa todo calentito.
El se puso a llorar, desconsoladamente.
Un hada buena, que escuchó su llanto, se acercó hasta él y le dijo:
- Sé todo lo que te ha pasado. Ahora lloras, porque la malvada bruja te convirtió en lo que querías. Ser un muñeco de nieve. Decías que querías ser cómo Pom Pom. ¿ Has cambiado de decisión?.
- Hada buena, por favor. ¿ Tú me puedes convertir otra vez en niño?.
Te lo agradecería mucho. Tengo mucho frío y ya no siento las manos.
- Esta bien, volverás a ser el niño que eras antes. Tocaré tu cabeza con mi varita mágica.
El hada, así lo hizo, le tocó con su varita mágica y se convirtió en niño otra vez.
Manolin estaba encantado de volver a ser un niño. Agradeció mucho al hada y se despidió de ella con mucho cariño.
El muñeco ahí se quedó y el niño le puso el gorro y su bufanda para que no pasase frio