En una cueva al lado del bosque, vivía una elfa llamada Elda. Un día salió a dar una vuelta y se dirigió hacia el bosque. Pero no era un bosque cualquiera, este bosque estába encantado y daba mucho miedo.
Además allí vivía un terrible ogro llamado Strum, que no le gustaba nada que nadie pisase su terreno.
Había anochecido y la elfa caminaba con mucho cuidado y con miedo a la vez. No se veía nada, pues había niebla. La pobre tenía mucho frío y oía toda clase de ruidos. Eran ruidos de animales que vivían en el bosque. También escuchó unos pasos que se oían entre las ramas.
La elfa se escondió detrás de unos árboles para mirar quién era. Al ver que era una malvada bruja, se escondió bien para que no la viese. Pero la bruja Úrsula, que así se llamaba, era muy lista y como tenía su escoba voladora. Se montó en ella y se echó a volar. Desde arriba vió a la pequeña elfa y se dirigió hacia donde estaba ella. Pero en vez de aterrizar en el suelo, fué a parar a un árbol. Gracias a Dios no se había lesionado.
Cogió su escoba y bajó por el tronco de ese árbol. Saludó a Elda, la elfa:
- ¡ Hola!. Mi nombre es la bruja Úrsula, perdona si te he asustado. Sé que no he hecho buen aterrizaje.
- ¡Hola!. Yo soy la elfa, Elda. Salí de la cueva donde vivo y me vine al bosque para admirar el paisaje. Pero veo que me he adentrado tanto en él, que ahora no sé volver a mi casa.
- Pequeña elfa, no te das cuenta que este es un bosque encantado y que hay algunos animales que son muy peligrosos. Tranquila, no tengas miedo que buscaremos tu casa, yo iré contigo y estando conmigo nadie te hará daño.
- Muchas gracias, bruja Úrsula. Gracias por acompañarme.
Emprendieron su camino.
De pronto, se pararon, pues oyeron los rugidos de un feroz animal. ¿ Sabéis que animal era?. Muy bien, era un león. El león las miró y las comentó:
-¡ Hola, señora bruja y señora elfa!. ¿ Qué hacéis por aquí?. No véis que este es un bosque encantado y corréis peligro.
- ¡ Hola, señor león!. Aquí mi amiga la elfa, que se ha perdido y quiere regresar a su casa. Pero no sabe cual es su camino. Por eso yo la acompaño y vamos bien protegidos, por si alguien se atreve a tocarnos.
- Bueno, pues ir con mucho cuidado amigas.
El león se dió la vuelta y se fué. Mientras la bruja Úrsula y Elda siguieron su camino.
Volvieron a pararse otra vez.
A mitad de camino se encontraba una elegante jirafa. La jirafa con ese cuello tan largo que tenía, se agachó, las miró y las dijo:
- ¿ Qué hacéis por aquí?. ¿ Sabéis que este es un bosque encantado?.
- Pues que me he perdido en el bosque y la bruja Úrsula me va a acompañar hasta la puerta de mi cueva.
- Esta bién, pero tened mucho cuidado.
La jirafa siguió su camino y ellas por el suyo.
Caminaron, caminaron y caminaron y se encontraron con un animal que tenía una trompa. ¿ Sabéis que animal es?. Perfecto, el elefante.
El elefante les comentó:
- ¡ Hola!. Tened mucho cuidado señora bruja y tu pequeña elfa. Pues, este bosque está encantado y estáis entrando en el terreno del Ogro Strum. Hoy está muy pero que muy enfadado.
- Tranquilo, señor elefante. Yo voy bien protegida. LLevo un frasco de pócima y protegeré muy bien a Elda.
Se despidieron del animal y pusieron rumbo hacia la casa de la elfa. De pronto, escucharon unos enormes pasos que retumbaba la tierra. ¿ De quién serían esos pasos?. Iban con un poco de miedo. Elda siempre iba detrás de la bruja. Alzaron la vista hacia arriba y vieron que era el Ogro. Él estaba enfurecido, se había levantado con mal pié.
- ¿ Quienes sois y qué hacéis aquí?. ¿ No véis que estos son mis terrenos?.
- Usted perdone, señor Ogro. No queríamos molestarle, pero mi amiga la pequeña elfa, salió de su casa y se adentró tanto en el bosque que ahora no sabe volver. Por eso, la estoy acompañando.
- Vamos, iros de aquí. Me habéis despertado de mi maravilloso sueño. Largaos, pequeñas lagartijas.
La bruja como no aguantaba que las dijesen eso, cogió, se montó en su escoba y se dirigió hasta la boca del ogro. Llevaba consigo una botella de pócima y la tenía guardada en un pequeño bolso que siempre lo llevaba colgado.
Strum, el ogro, en ese instante le dió por abrir la boca para estornudar y fué entonces cuando la bruja Úrsula le metió un poco de pócima por esa enorme boca.
Él la tragó sin darse cuenta y después estornudó con toda su fuerza. Tanto es así que la bruja Úrsula se cayó con su escoba al suelo, pero no se hizo mucho daño.
La bruja miró hacia el ogro y vió que le estaba cambiando el caracter a mejor.
De pronto él amablemente, les preguntó:
- Buenas tardes, señora bruja y señora elfa. ¿ Cómo vosotras por aquí?
- Pues que mi amiga Elda salió de su casa y se metió en este bosque encantado. Se perdió y yo la acompañaré hasta su casa.
- ¿ Puedo ir con vosotras?. Así os defenderé si aparece algún animal peligroso.
- Esta bien, nosotras encantadas de tenertu compañía.
Comenzaron a buscar el camino de vuelta que les llevarían a la casa de Elda.
Despues de camina mucho vieron a lo lejos la cueva de la elfa. La pequeña elfa se despidió muy triste de sus amigos, pero cuando se dirigía hacia la cueva miraba hacia atras diciéndoles adios al ogro Strum y a la bruja Úrsula.
Después de despedirse de Elda, se fueron cada uno de ellos a sus respectivas casas.